Dias p a s a d o s

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Sky.

Nunca he sido muy buena calculando los días y aunque lo fuera para este punto ya hubiera perdido la cuenta.

Después de aquel día en que los chicos descubrieron que estábamos luchando con italianos, todo se complicó y pasamos de pasivo agresivo a agresivos de verdad.

Lo que empezó como un simple entrenamiento de supervivencia para nosotras por parte de celeste, término siendo un entrenamiento completamente riguroso. Todos los días a las 6:00 AM sonaban nuestras alarmas, celeste nos esperaba en la sala de entrenamiento, golpes, jalones, armas nuevas cada semana, moretones en mi cuerpo que por alguna extraña razón a Evan parecía molestarle ver en mi.

— ¿No crees que estás siendo muy ruda con ellas? — lo escuche preguntar.

—Tú fuiste quien dijo que tenía que ser riguroso.

Respondía celeste poniéndole más intensidad cada día que pasaba.

La verdad es que a este punto mi cuerpo ya no siente los golpes tan fuertes, al menos no como antes, casi diría que sé cómo usar un arma, aunque no puedo decir lo mismo de Caroline. A pesar de que sabíamos que era algo necesario, no podíamos dejar de pensar en como nuestra vida había cambiado tanto de un día para otro, como de repente nos encontrábamos aprendiendo a utilizar armas para defendernos, para atacar a los demás. Si les soy sincera, quería mi vida de vuelta.

No todas las clases nos las daba Celeste, a veces Evan era quien se encargaba de entrenarnos en ciertas cosas, sobre todo a mí, que según él definitivamente no había nacido para sujetar un arma.

─ ¿Si sabes que según la normalidad humana no se supone que yo esté aquí? — le dije cansada.

— Lo se, pero ya que estás aquí, ¿Podrías hacerlo bien? Digo, a menos que quieras que te maten, en ese caso vas muy bien.

Entrenar con Evan casi siempre era un fastidio. La mayor parte del tiempo tenía un comportamiento bipolar, era como si no pudiera ser buena persona por un largo rato y tuviera que volver a su rostro sin expresión y de indiferencia para tener un balance en su chakra o yo que se.

— ¿Podrías por favor concentrarte?

— Eso hago. — conteste.

Se había parado detrás de mí, colocando una mano en mi hombro y otra en la espalda baja, según él, para darme mejor postura.

— Eso es, ahora concéntrate, no pienses en nada más, mira tu objetivo tú...— apreté el gatillo disparando directo hacia el centro, ¡¡Justo en el centro!! Evan no podía creerlo, se alejó de mí y se acercó más al blanco para confirmar lo que nuestros ojos estaban viendo.

— le diste justo en el centro.

— ¿lo hice? — pregunté incrédula. Sabía que dispararle a alguien estaba mal y no pretendía hacerlo, pero el hecho de tener un avance significaba que mis hermanas iban a estar más seguras, significaba que ya no tendría que quedarme de brazos cruzados esperando a que alguien me ayudara.

— si, lo hiciste, felicidades. — dijo esta vez alzando su mano para chocarla con la mía y yo, aun en shock sin poder creer que yo había hecho eso, choque las cinco con él.

— Bien, de nuevo.

— No abuses de mi suerte Evan.

— vamos, ya lo hiciste una vez. — contesto él pasándome de nuevo el arma soltando una pequeña ¿risa? Esperen, Evan Russo ¿se estaba riendo? ¿Conmigo? O quizas de mí, pero tenía una expresión en su rostro. 

Evan es callado, habla solo cuando entiende que le van a escuchar, aunque no siempre tenga la razón, él suele mantenerse firme en su posición, no le gusta que le discutan sobre su manera de pensar, es como si comenzara a tomar el control de su vida por primera vez, en un sentido, y esa actitud dura y determinante la utiliza para que nadie se atreva a decirle lo contrarió, ni siquiera Tristan y es el hermano mayor. Me pregunto que le habrá pasado, que o quien hizo que Evan sea así o que creamos que es así porque no lo se, pero creo que en el fondo él no es lo que aparenta ser y me temo que no me refiero a algo bueno.

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