Dia: u n o

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Todas las buenas historias comienzan en la mañana, y esta no es la excepción

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Todas las buenas historias comienzan en la mañana, y esta no es la excepción.  

8:30 AM

Sé que estoy tarde, sé que estoy tarde. — me repito aún con los ojos cerrados.

 Sé que la alarma no ha sonado, pero aun así algo me dice que otra vez se me olvido ponerla la noche anterior. A veces me quedo despierta hasta muy tarde terminando informes y luego cuando me voy a dormir se me olvida poner la alarma.

¿Qué?! A todos nos pasa, no me juzguen.  

 Decidida a no perder más el corto tiempo de la mañana, me levanto de la cama y tomo mi celular para confirmar mi sospecha y efectivamente...

 Estoy tarde. 

 Como es costumbre, voy hacia la ventana más grande de mi habitación para abrirla y dejar entrar la luz. Mientras la abro escucho el sonido del timbre y luego escucho la puerta abrirse indicándome que Caroline como de costumbre recibió la correspondencia. 

 Mi hermana caroline se despierta temprano todos los días para prepararse su taza de café antes de irse al trabajo. Sin falta, todos los días.

 Segundos después escucho como la puerta se cierra indicándome que el cartero se aleja de la puerta y me preparo para saludarlo por mi ventana como siempre, pero al levantar mi mano me doy cuenta de que no es el mismo, es un señor que no conozco.

 Llevamos recibiendo el correo del mismo cartero desde que nos mudamos y nunca había faltado, pero hoy era un señor diferente, tenía una cara ruda, parecía molesto y miraba a ambos lados como si estuviera asegurándose de que nadie lo siguiera.

No se si son cosas mías pero se me hace muy extraño.

 Luego de terminar de organizar mi habitación bajo a la cocina para encontrarme con Caroline quien está revisando la correspondencia.

 — ¿Tú habías visto a ese señor antes? — pregunte una vez frente a ella. 

 — Buenos días Sky ¿cómo amaneciste? Yo amanecí bien, gracias por preguntar — dijo pasándome una taza con chocolate caliente. 

Es lo que yo tomo todas las mañanas. Tengo una ligera obsesión

— Perdón, buenos días — dije tomando la taza en mis manos y sentándome en la isla de la cocina. — ¿Habías visto ese hombre? — volví a preguntar.

— ¿Quién? ¿El cartero? — pregunto ella. 

 — sí, no es el mismo que viene siempre. — dije para luego dar un sorbo a mi taza. 

 — No se Sky, no me ando fijando en quien trae la correspondencia y tú ¿por qué estás aquí a esta hora?             

 — Me dormí tarde anoche terminando unos informes ─ conteste soplando la taza caliente en mis manos ─ ¿Por qué no me despertaste? 

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