Dia de S e n t i r

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Sky:

Estas jugando con fuego...

—¿y si me quiero quemar?

Al dirigirnos a la oficina del señor Adrianno no era yo, mi cuerpo se movía por sí solo. Sabía lo que tenía que hacer, era el momento que estaba esperando desde que todo esto empezó pero... ¿Estoy lista? Fue lo que pensé. Imagine que los Russo se encargarían de esto, no yo.

— Como ya dije, no estarás sola, te vamos a vigilar en todo momento para asegurarnos de que no salgas lastimada, el plan está completamente diseñado, así que solo tienes que seguir nuestras indicaciones al pie de la letra y estarás bien. ¿Entendiste? — Pregunto Adrianno con sus manos apoyadas en el escritorio que nos separaba.

Asentí con la cabeza de forma automática. Mi madre permanecía en silencio a mi lado, pero la tensión era más que obvia en la habitación.

Tristan se nos unió con su habitual rostro calmado, ¿cómo es que pueden comportarse así? Como si nada estuviera pasando... ojalá tener esa fuerza de voluntad.

Admito que detuve mi mirada en la puerta más tiempo del necesario, lo esperaba, pero no entro, gire mi mirada hacia Tristan en busca de respuesta, pero él la evadió de una manera muy obvia.

— Tristan, inicia — Le ordeno su tío y el de inmediato camino en su dirección, rodeo el escritorio y encendió el proyector detrás de mí haciendo que mi madre y yo nos giramos para poder captar todo.

— Bien, ese punto que ven ahí es tu padre en barbados, está ubicado en Bridgetown, el muelle donde precisamente llegara nuestro crucero pasado mañana por la tarde, mañana la señorita Marini y yo tomaremos un vuelo a Trinidad y Tobago, luego al otro día uno de los hombres de Tio Arianno nos llevara en helicóptero hasta el crucero, justo a tiempo para acomodarnos y pretender que estuvimos en el crucero todos esos días hasta llegar a barbados.  — explico en un tono firme. — Según mis cálculos, al llegar tenemos una probabilidad del cincuenta y siete por ciento de encontrarnos con el, justo al bajar del crucero, ya que según lo que hemos observado el señor Marini va todos los días a almorzar al mismo restaurante cerca del puerto. Ahora, esta es nuestra historia...— dijo y yo me giré en su dirección para encontrarme con su mirada.

Voy captando todo tan rápido como puedo.

— Cuando nos encontremos con él te harás la sorprendida y luego...

El plan no parecía tan complicado como pensé, lo complicado aquí era el nudo en la garganta que sentía por saber que después de tanto tiempo vería a mi padre de nuevo, pero ahora sabiendo quien realmente es... y eso lo cambia todo.

Después de que todo quedo claro el señor Adrianno me recomendó descansar. Tristan y yo partiríamos en la madrugada, pero ¿como descansar con todo esto en mi mente?

Al salir de la oficina mis ojos lo buscaron. Él no estaba en el salón. En automático fui al salon de entrenamiento esperando encontrarlo y acerté, ahí estaba, con su rostro serio sujetando su arma mientras le daba al mismo punto una y otra vez, su agarre permanecía firme, pero notaba algo diferente en él, era como si estuviera disparando con ira.

— Evan... — Dije despacio llamado su atención. Me encontré con sus ojos que se relajaron al verme, pero no me sostuvo la mirada mucho tiempo. — Nos vamos en la madrugada — dije y él volvió a mirarme. ¿Qué esperaba yo? No lo sé, sabía que Evan no era un chico normal, sabia que no era capaz de expresar sus sentimientos, pero ¿tendrá él esos sentimientos que espero o son solo expectativas mías? Y la respuesta era la misma, no lo sé.

Nos sostuvimos la mirada por varios segundos, podía ver la indecisión en su rostro.

— Ya lo sé. — Dijo cortante. 

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