CAPÍTULO XXII: DIOSES

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–Alec no puede estar muerto... El... El prometió que iba a volver a casa– Isabelle lloriqueba y Simón trataba de abrazarla lo más que podía.

–Debemos encontrarlo... Debemos mínimo encontrar su cuerpo– Jace se levantó del suelo con ayuda de Clary, sin dejar de tocarse las costillas– Es nuestro deber como su familia darle un final digno.

–Los ayudaremos– Clary y Simons dijeron al unísono– Entre los cuatro podemos encontrarlo más rápido y... Y podremos llevarlo a casa.

Jace e Isabelle asintieron. Con el dorso de su mano, Izzy se limpió las mejillas y apuró el paso junto con su hermano y amigos.

Iban a llevar a Alec a casa.

A unos metros más adelante, en la habitación dentro de la Asamblea...

Ambos habían muerto.
Magnus y Alexander estaban muertos uno junto al otro.

– Mira que patética escena – se mofaba el guardia que siempre había odiado a Magnus– Me da asco sólo de verlo. Llévatelos de aquí, quemalos o no sé, solo que no estén sus restos cerca de aquí.

El guardia que estaba en la habitación obedeció y comenzó a levantar ambos cuerpos con ayuda de un lacayo.

–Al cuerpo de la bestia arrojenlo al río... Es insignificante. Tirenlo como a la basura.

–Si señor– ambos hombres empezaron a arrastrar los cuerpos cuando escucharon un estruendo.
Las puertas de la habitación habían sido tiradas.
Cuatro jóvenes habían entrado.

–¿Dónde está mi hermano?– gritó Isabelle viendo fijamente al guardia que había matado a ambos– Tu lo mataste ¿Cierto?

–Tu hermano merecía morir por confabularse con una desgracia como lo era el minotauro– exclamo el guardia.

–Magnus no es una desgracia– dijo Simón desde un poco más lejos– Ustedes lo tenían encerrado por años y metían gente y luego la mataban con esa misma espada que tienes en la mano. Todo para hacer creer al pueblo que él era un mounstro.

–¿Tú cómo sabías eso?– Jace estaba entre el lacayo y los cuerpos de Alec y Magnus– ¿Lo sabías todo este tiempo?

–No– comenzó a explicar el aludido– Escuché a Valentine hablar de eso hace unos días y comencé a investigar más. El minotauro no es un animal, es un chico como nosotros. Y se llama Magnus...

–Y Alec se enamoró de el...–susurró Clary al ver los cuerpos– Murieron el uno por el otro...–dijo más para sí misma.

–Eres un bastardo– Isabelle interrumpió empezando a atacar al guardia, el cual le pegó un puñetazo tirandola al piso.

–¡Isabelle!– exclamaron los demás y Jace se acercó a ella rápidamente– Clary, Simón, llevense a Alec y Magnus de aquí... Isabelle y yo nos encargaremos– ordeno y fue entonces cuando lo sintió. Sintió una fuerza descomunal en el y como sus ojos ardían un poco. El no alcanza a ver, pero sus ojos ahora eran más dorados.

Sin pensarlo, se abalanzó hasta el guardia y comenzó a luchar con el con todas sus fuerzas.
Golpeaba y se defendía del guardia.
Fue entonces cuando el guardia sacó un cuchillo y trató de atacarlo.
No le funcionó. Con una risa burlona, Jace no sentía dolor. Peleaba con la fuerza de mil hombres y como un león.

–Ja-Jace– Izzy trataba de levantarse. El golpe la había aturdido y solo alcanza a distinguir la pelea entre Jace y el guardia, y Simón y Clary con el lacayo, que resultó tener demasiada fuerza.
No podía levantarse. Parecía que la había derrotado. Pero el destino le tenía otros planes.
Si Alec era un dios, también su hermana.
Y la sangre divina empezó a hacer efecto...

Con mucho esfuerzo, Izzy logró levantarse. Tenía ahora un nuevo conocimiento.

–Vaya, vaya, miren quien apareció– dijo el guardia– La chiquilla... ¿Necesitas otro golpe para entender que tu hermano merece la muerte?

–Maldito– fue todo lo que dijo antes de que un látigo y una lanza aparecieran en su mano.
Isabelle solo sonrió, y ante la confusión de todos comenzó a atacar al lacayo.

–Vamos Clary, Simón, ayúdenme–dijo ella tratando de poder separar los cuerpos inertes de aquel hombre.

Los otros dos entendieron el mensaje.

Los cuatro pelearon como un equipo. Pelearon como cuando defendían a la gente del pueblo. Pero ahora lo hacían para una mayor causa.
Ahora defendían a su familia.

–Ya fue suficiente– Jace y el guardia estaban en su límite, sangrantes y uno de los iba a morir pronto.

–¿Tan fácil te rindes?– dijo el guardia soltando una risa y distrayendose. No sintió cuando Jace tomo la espada a sus pies y le cortó la cabeza...

–Yo jamás me rindo– dijo el rubio, tomando una antorcha y quemando al guardia, haciendo su cuello cenizas– Esa fue por mi hermano.

–¡Jace!–escuchó que Clary gritaba y fue corriendo hacia ella.

–Rápido, está inmovilizado–Simon tenía al lacayo en el piso– Dale la estocada final ¡Agarra la flecha!

Y eso hizo Jace. Mató a los verdugos de su hermano y de Magnus con las armas que los habían matado.

Estaban solos ahora.

–Alec...–Izzy había comenzando a llorar de nuevo– Hermano, por favor –decía entre sollozos– Ya descubrí la verdad... ¡Somos descendientes de dioses Alec! Por eso papá y mamá eran tan sobreprotectores. Por eso jamás nos heriamos y éramos más rápidos y fuertes. Alec, por favor, un dios no puede morir Alec...–finalizó derrumbándose en el torso de su hermano y llorando.

–Dioses...–Clary estaba pensativa– Izzy... Ese látigo en forma de serpiente, esa lanza. Son las armas de Perséfone y Artemisa... Tú... Tú tienes algo de ellas en ti –se levantó rápidamente– Yo... Yo te dibuje una vez con esas armas, pensé que solo había sido un sueño pero ahora veo que no.

–¿Eso en que ayudaría Clary?– dijo Jace agotado.

–¿¡Es que no lo entienden!?–Simon dijo poniéndose a un lado de Clary– Perséfone puede revivir a los muertos y Artemisa da vida en la tierra...¡Izzy puede revivir a Alec!

♥️🙊 Les dije xd
Por cierto e.e voy a seguir con "A golpe de recuerdo" cuando acabe está historia. Ya saben, el que a dos amos atiende, con alguno queda mal, y luego no me quiero andar indignando porque me piden actualización si yo también ando sube y sube cosas xd pero bueno, les comento que aún le queda bastante a esta historia e.e espero les siga gustando ♥️♥️♥️

EL RELATO ENCONTRADO EN ALEJANDRÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora