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El científico tuvo suerte ese día. Su jefe no había aparecido por el laboratorio, lo agradecía enormemente, no ya porque le riñese como normalmente, sino por el sueño que tuvo. Agradecía también tener la bolsa tapando su cara roja por completo. No era la primera vez que tenía sueños húmedos con su jefe, pero esta era la primera vez que acababa de forma tan horrible, siempre eran sueños más eróticos y placenteros. Prefería no pensar en ello durante el trabajo, no podía permitírselo, Demencia era demasiado invasiva, 5.0.5. demasiado inocente y Black hat...bueno, no sabría como describirle. Pero si cualquiera de los tres le descubría...tendría serios problemas.

Sería el típico argumento de película porno, su jefe le descubre masturbándose en el trabajo o simplemente erecto, y decide darle una lección a su empleado haciéndolo delirar de placer. Pero de algún modo sabía que si llegara a tener relaciones sexuales con su jefe, acabaría siendo castrado.

Trató de centrarse en trabajar, una tarea imposible por culpa de su mente inquieta que creaba los más singulares escenarios con su jefe y él como protagonistas. Algo que no acabaría bien, tenía que concentrarse en aquella máquina que estaba construyendo. Podría sufrir profundas quemaduras o cortocircuitarse si algo salía del plan. Pero la carne es débil.

—Doctor Flug— su jefe lo llamaba a su espalda.

No quiso girarse, solo se concentró en parecer ocupado con sus temblores habituales. Pero no engañaba al villano. Con el años de convivencia, Black hat había aprendido a ver las expresiones de Flug bajo su bolsa, estaba totalmente indefenso.

— ¿Se va a quedar ahí temblando o me va a explicar por qué lleva tanto retraso el día de hoy? Quiero pensar que invierto mi dinero en usted para que me reporte algún beneficio.

—Lo siento, señor.

Ahora se acababa de percatar de que llevaba demasiado tiempo en la misma posición. Tan concentrado estaba de calmar su mente que se había olvidado de mover el cuerpo. No hay mejor estimulo para el trabajo que la mirada de un ser de pura maldad en tu espalda. Bueno, no hablemos de estímulos, que nos perdemos de nuevo.

Flug tampoco se giró llevado un rato para comprobar si su jefe seguía detrás de él. Demasiado peligroso. Podía sentirlo de cierta forma ¿o eso es lo que deseaba? Que le mirara planeando por donde atacar primero, o estaba colocándose cuidadosamente para tomarlo desprevenido sin más.

—Quítese esa ropa. — la voz de su jefe disipó las dudas. Aunque era tan ronca como siempre tenía un deje indescifrable, pero su contenido descolocó más al hombre de ciencia.

—¿Disculpe?

—No engaña a nadie con ese truco suyo, haga el favor de vestirse adecuadamente para el trabajo, el pijama no es para el laboratorio.

—Sí, jefecito. Estoy un poco inquieto, corregiré mi actitud de inmediato.

Normalmente pasaban dos cosas: Black hat le gritaba e insultaba o se iba sin más. Pero hoy parecía ser un día especial como si hubieran dejado a Demencia a cargo del orden natural de las cosas y hubiera hecho malabares con las leyes fundamentales. No, hoy Flug iba a tener el día con peor mala suerte de todas.

—¿Y qué le perturba, doctor? — preguntó el villano. La voz era la misma de siempre pero para Flug se escuchaba más ronca, más profunda, más seductora, y con el calentón aún reciente, no podía traer nada bueno. — ¿Qué está haciendo que haga menos cosas bien que de costumbre?

—Son cosas humanas, señor. Simples banalidades de nuestra especie, nada reseñable.

—Más le vale. De todos modos le exijo que me las comente, de nada me sirve su intelecto si anda distraído. No voy a permitirme que ande de ese modo si puedo evitarlo —dio un sonoro pisotón que hizo temblar el sueño.— ¿Está usted embarazado?

—¿¡Qué!? ¡No!

—¿A qué viene esa insolente contestación? — recorrió la distancia que los separaba para pegarse a Flug mientras lo agarraba del brazo.

—Lo-lo siento, señor. — se disculpó entre quejidos.

—¡Entonces diga lo que le pasa de una vez o le sacaré la columna vertebral para usarla de perchero!

Quitando lo aterrado que el científico tenía metido en el cuerpo, sentía cierta ansia enterrada. Desde su perspectiva en gran villano estaba muy cerca, podía sentir el calor de su piel, su aliento y el filo de sus dientes sobre su bolsa, podía verse reflejado en el monóculo y en su ojo desnudo. Estaba agarrado del brazo y lo hombros con el cuerpo de Black hat aprisionándolo contra la mesa de trabajo a su espalda. ¿Estaba siendo consciente de lo provocativo de la situación? Si no fuera por el miedo, casi sentía cierta ternura por la inocencia que parecía demostrar, casi podría soltar una tierna risilla.

Black hat se separó sin más recuperando su postura recta, escondió sus brazos a la espalda. Lo miraba incomodo ¿De qué? Se quedó inmóvil esperando o bien el cumplimiento de la promesa de su jefe o bien...¡no había otra maldita opción!

—Me ha leído la mente, estoy muerto. Me ha leído la mente, estoy muerto. — se repetía Flug una y otra vez para sí.

—Ponga más esfuerzo en su trabajo.

Se marchó sin más del laboratorio. Dejando a un Flug confundido por completo. Ese no era el accionar esperable en su jefe, no sabía que variable era la que se había alterado en el universo para que ocurrieran tantas incongruencias en un corto lapso de tiempo en el gran y temido Black hat. ¿A quién se le ocurre dejar a Demencia las leyes fundamentales del universo? Algo sí era claro. Había conseguido que dejara de pensar en obscenidades.



Esta mierda avanza lenta pero avanza XD que dificil es por favor. Gente que escribe lemon send aiuda jajaja. 

Ahora en serio, gracias por leer ^^, a ver si el siguiente capítulo no tarda año y medio en llegar.

Villainous- Se mi maestro [Lemon Paperhat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora