Estaba enojada. No podía dormir, se había acostumbrado a dormir entre sus brazos. Pensó en todo la noche entera. No dejaba atrás su enojo y decepción.
Pero a pesar de todo, lo amaba. Lo acepto así desde el momento en que se enamoro.
No quería que cambiara, jamás lo obligaría a nada (sin decir que era poco probable que lo lograra)Suspiro por enésima vez esa mañana, no lo había visto aún.
Sentía que de alguna manera había sobreactuado, no podía evitarlo, en su mente sólo imaginaba si en verdad estuviera embarazada, él no se rendiría ni cambiaría su opinión, lo conocía, y saber que le haría eso a su propio bebé ponía sus pelos de punta y enfurecía.A pesar de todo, aún no lo quería ver.
Pero eso no ayudaba a ninguno. Estaban mal, pero no sabían si estando juntos su estado mejoraría o empeoraría, ya no quería pelear.Pasó el día sin menor cambio, la revisaba, le llevaban comida, hacían sus terapias para que no se quedara sólo en la cama pero algo que no la debilitara más.
Ningún rastro de él.Había tenido la tentación de preguntar si lo habían visto pero algún lado, pero lo había evitado. En cambio, a ella si le preguntaron donde estaba, ya que era raro que no estuviera en la habitación. Respondía que no lo sabía.
Entrado la noche, cuando por fin había podido conciliar el sueño, una sombra se deslizó entre la penumbra del cuarto, sin hacer ningún ruido, como si exactamente hiciera honor a lo que parecía. Cuando paso a lado de la cama se detuvo y se acercó para verla. Después se alejó al sillón y ahí se quedó hasta la mañana siguiente.
Cuando despertó abrió los ojos con pesadez y se estiró sin dejar de ver el techo. Los cerró de nuevo y suspiró, preparándose para otro día. Poco después de que volteara a ver el paisaje por la ventana, se percató de que no estaba sola.
No había muchas opciones y en ese momento quería que no fuera así.Con lentitud volteó su cabeza hasta esa figura fundida en negro que la miraba. Tenía los brazos cruzados y los ojos algo rojos, tal vez por no poder dormir.
Era un reencuentro de miradas, pero en esta ocasión sin ser agradable.Severus:buenos días.
Ella guardó silencio un momento que fue muy largo para él, llegando a creer que no diría nada.
Hermione:buenos días.Él no sabía cómo seguir la conversación, mientras que ella no quería hacerlo.
Algo en su interior se revolvió al verlo, era diferente a lo que siempre sintió, que era emoción, esta vez fue por su estado de ánimo, se veía triste, aunque para todos se viera normal, para ella no, sentía que algo no iba bien. Pero no sabía que había sido, no fue amable, mucho menos suave, pero no recordaba haberlo ofendido ¿o si?
Tal vez sólo sería que no quería que estuvieran peleados.Ninguno dijo nada, eventualmente alguno desvió su mirada, ella fingía seguir sola, hasta que en alguna ocasión sus ojos se reencontraba.
El ambiente era tenso y cada persona que entraba lo sentía, algo raro en esa habitación, pues a pesar de todas las criticas que había recibido ese matrimonio parecían ajenos a todos y a su alrededor siempre se sentía el cariño.
Para sorpresa de todos eso continuo los días siguientes. Severus se acercaba cuando realizaban algún procedimiento, aveces para ayudar en lo que fuera, pero ella siempre parecía incomodarse cuando se acercaba, eventualmente dejó de querer tocarla, siquiera de tomar su mano, o un pequeño roce en el hombro, pues ella se tensaba y siempre se zafaba de su toque con algún pretexto o solamente lo alejaba.
Eso provocaba que estuviera de un humor, el cual casi siempre desquitaba con los medimagos o con los que iban a revisarla quejándose que no lograban nada. Pero ella los defendía diciéndole "que los dejara en paz, estaban haciendo lo mejor que podían" eso lo irritaba más, no sólo por el hecho de que ella siempre lo haya pensado sino que ahora se lo decía y era para lo único que le hablaba y eso a veces.
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Te salvaré
FanfictionHermione Granger tiene una rara enfermedad. Su esposo, Severus Snape, busca de todo para poder salvarla. ¿Podrán tener más años de vida juntos?