Necedad

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Había salido para no incomodarlo más. Fue por un café.

Todo el camino fue pensando. Aunque no sabía específicamente en que, eran mucha cosas.

Le dolía la cabeza y sentía un dolor más fuerte en el pecho, como si alguien estuviera oprimiendo alguna parte.
Se había sentado en un asiento alto, junto a una de las mesas redondas. Una de sus lágrimas cayó en el café, sólo así se dio cuenta que había empezado a llorar.
Se limpió la cara y regreso a la habitación.

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Pero como sospecho, la puerta estaba cerrada, toco e intento abrir después pero no podía.

H:Severus, soy yo, abre.
No respondió. Sabía que no haría nada estúpido, pero estaba nerviosa-Severus, por favor.
Recargo su frente en la puerta, estaba fría, suspiro y se despegó, se sentó en la sala de espera más cerca, cada hora iba a tocar, hasta que decidió esperar a que el medimago entrará a revisarlo. Podía abrir, pero no lo considero correcto.

Camino con el medimago, este tuvo que batallar para abrir, había puesto hechizos de protección.
En cuanto entraron fue como si no hubiera pasado el tiempo, él veía por la ventana desde la cama.
Hermione se sentó cerca de él y espero a que el medimago pasará su varita sobre él para revisarlo.

-bien, parece que todo está en orden, mañana lo moveremos a otra habitación, por ahora descanse.
Sonrió y se fue, no le dijo nada sobre la hora de visitas, pronto iba terminar.

Ella tomo su mano. Sabía lo molesto que estaba pero debía entender que ella no lo abandonaría.

Estaba frío.

H:severus...se que esto es...horrible, pero lo vamos a superar.
S:no intentes pretender que lo entiendes...no puedes
H:lo sé- dijo triste -sólo quiero ayudarte.

Él volteo su cabeza al otro lado. Ya no quería hablar ni escucharla.
Quería estar solo.

Ella se levantó y fue hacía el baño.
Salió con ropa diferente, una más cómoda. Estaba casi segura que la dejarían quedarse.

Snape volteo y la vio sentarse en el sillón más grande que estaba en la esquina. Transformó una de las revistas en una almohada.
S:transforma el sillón en una cama- se escuchaban más lejos porque se había acostado de lado.
H:no se puede hacer magia, son las reglas de San Mungo, tampoco te puedes encerrar así- dijo mientras aplanaba su almohada entre sus manos.
S:no tienes que dormir aquí, vas a estar incómoda.
H:no es tan malo. ¿no quieres que este aquí?

No respondió. Pero su silencio respondía.

Él medimago entro de nuevo, no parecía pero el tiempo había pasado rápido, al igual que su estancia para revisarlo, sonrió a Hermione antes de salir con cuidado y cerrar la puerta, ella ya no debería estar ahí, pero si nadie se enteraba estaba bien.

Pero ya no tenía muchas ganas sabiendo que su presencia le molestaba.
Pero antes de tomar sus cosas él descubrió la cama y trato de hacerse a un lado con dificultad.

Ella lo miro pensativa.

H:¿de verdad quieres que me quedé?
Snape se encogió de hombros.
S:si quieres, te veías muy decidida hace unos minutos.

Ella sonrió, sabía que se le pasaría, aunque fuera algo muy mínimo.

Sonrió y se acercó, sabía que por muy molesto que estuviera, le haría caso, además no es como si tuviera a donde ir. Sólo quería su bien.

No quería agrandar la cama, quería estar cerca, él era grande, así que tuvo que hacerse chiquita.

No le estaba dando la espalda porque no podía moverse bien, pero su cara volteaba hacia el otro lado.

Te salvaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora