Rayo de luz

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Lo golpeó con la parte delantera de la silla en una de sus espinillas, haciendo que Milo se agachara, dándole oportunidad a Severus de acorralarlo contra la pared y tomarlo por el cuello de su camisa.

S:Dime qué sabes, qué sabes de ella, los acabo de escuchar.
M:yo...Yo no sé nada, no me ha contado nada. -
S:no me mientas Gilbert- sus dientes se asomaban por su boca, como los de un animal gruñendo.
M:lo juro
Snape afianzó su agarre contra su cuello y se acerco peligrosamente a su rostro.
En ese momento, justo antes de que pasara algo más, la puerta se abrió, y Hermione entró encontrándose esa escena. Abrió mucho los ojos y se acerco de inmediato, aunque Snape lo soltó antes de que llegara con ellos.

Sus manos tenían un ligero temblor.

Antes de que alguien dijera algo, Milo los miro y salió de la habitación.

Sólo esperaba el momento en que ella se lo dijera, en otra situación él se habría exasperado, y le habría exigido una explicación, pero ahora no quería oírlo, tenía miedo, miedo a que lo dejara.

No habían pasado muchos días desde que comenzó a notar esos cambios, pero parecía una eternidad.

Ahora se acumulaba el hecho de que casi no hablaba, ni siquiera le decía esos te quiero, te amo, ni un buenas noches, y no es que lo exigiera, simplemente se había acostumbrado. Su mundo de enojo hacia sí mismo por estar en esa situación habia cambiado completamente por uno de preocupación, no simplemente el hecho de que pensara que lo quisiera abandonar, pensar solamente en eso sería muy egoísta, también estaba preocupado por cómo estaba ella.

Podía leer su mente, pero sería inteferir en su privacidad, y una pelea era lo que menos deseaba.

H:¿pero qué te pasa? No puedes tratarlo así
S:Hasta tu amiguito sabe que es lo que tienes-ella se quedo un momento callada y después su rostro mostró su enojo.- sólo dilo
H:¿que diga qué?
S:que te quieres ir, que no quieres estar conmigo porque estoy atascado en esto
H:por Dios, por que no puedes comprender que no es eso, qué no entiendes que yo te amo y no me importa que pasé, no te voy a abandonar, pero no, solamente tienes que pensar en cosas fatalistas, eres un imbécil...no puedo creer que pienses eso de mi. Yo no voy a hacer por cuenta propia lo que tú me hiciste, y si tú quieres que me vaya sólo dilo y lo haré.

Le dolía la cabeza, tomo los papeles por lo que había vuelto y salió.
Le dijo a Milo que era mejor que no siguieran ese día, así que también se fue, quería entrar y ver como estaba él, pero presentía que si entraba lo hechizaria.

Los había escuchado hablar "sin querer" antes de que se fuera al ministerio, en ese momento con cualquier cosita podría armar cualquier historia y hacer conjeturas sobre lo que le pasa a ella, tiene que averiguar que tenía y no quería decírselo.

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Ese mismo día regreso tarde a propósito.
No quería pelear, y tampoco tenía ganas de hablar. Desde hace días que no dormía bien y estaba cansada.

Él estaba en su despacho, con la puerta entreabierta, por eso lo sabía.
Sintió que llegaba a la habitación entrada la noche.
Había dejado que todo el día se las arreglara solo.

No pudo dormir hasta muy tarde, cuando sonó el despertador no se quería levantar, quería dormir más, sintió como él comenzaba a moverse, pensaba que se levantaría pero por un momento se detuvo, pensó que la había volteado a ver, pero no quería abrir los ojos y voltearlo a ver. Espero a que se moviera de nuevo, escuchó como atrajo la silla con un accio y como el peso que sentía a su lado dejaba el colchón.
Suspiró en silencio cuando escuchó que la puerta del baño se cerraba.
Se quedó así, no se dio cuenta cuando se quedó dormida.

Te salvaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora