Capítulo 4.

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Eran las 12 del mediodía Harry caminaba por las banquetas de la avenida en la que se encontraba la empresa de su padre.

Miraba cada tienda y cada restaurante por el que pasaba, todo captaba su atención de manera exagerada a pesar de ya haber pasado varias veces por esos lugares. Los dueños de cada establecimiento le regalaban cálidas sonrisas al joven era una costumbre verlo vagando todos los fines de semana por el lugar. De vez en cuando le regalaban muestras de comida si se trataba de algún restaurante o simples dulces si era un establecimiento de cualquier tipo.

Harry portaba ese día un vestido por encima de las rodillas con delgados tirantes a los hombros, se apegaba a su cuerpo de la parte de arriba y la falda caía libre, era de un color azul marino.

En su mano portaba una gran paleta de diversos colores, la cual iba lamiendo cada tanto. Sin notarlo, se encontraba de Vuelta a la gran entrada del edificio en el que su padre trabajaba.

Soltó un gran suspiro y se adentró, al pasar las puertas sintió como un leve viento movía su vestido y una pequeña risa escapó de sus labios.
Su mirada se volvió seria al posar los ojos en Avril, la chica que se encontraba en el recibidor para cuando las visitas no supieran hacia dónde dirigirse.

La chica se encontraba platicando animadamente con uno de los guardias del lugar. Dando grandes ancadas se fue acercando hacia los dos y puso su mejor cara. Al estar lo suficientemente cerca hizo sonido con su garganta para captar su atención.

—Buenas tardes Hazzie. — Saludo con cierto tono dulce Avril.

—quiero preguntarte algo. —Dijo haciendo un leve puchero.

El guardia que en ese momento se encontraba aun ahí, capto lo que el chico trato de decir y sin despedirse, se retiró nuevamente hacia su área asignada de la entrada.

—Dime, ¿qué pasa, pequeño? Pregunto de forma curiosa.

— ¿Sabes dónde está sentado el nuevo? — Cuestiono mientras agachaba la mirada y jugaba con sus dedos.

—Junto a Bob. —La chica no dudo en decírselo era costumbre que el menor siempre preguntara donde posicionaban a los nuevos empleados, para así darles varias vueltas antes de acercarse a ellos. Así que le era más fácil el decirle, que dejar que el chico hiciera algún tipo de berrinche en la entrada.

Sin decir nada, le regalo una gran sonrisa a la chica y se encamino hacia el elevador mientras movía con alegría de un lado a otro su falda.

Durante su corto camino se fue tarareando alguna canción que escuchó en el cuarto de su hermana mientras en su mano aun posaba la paleta que empezaba a hacer ver como habían estado probándola.

Al llegar al piso correspondiente hizo un poco más lentos sus pasos, no había pensado el cómo captar la atención del chico Tomlinson, había sido estúpido el haberse precipitado de esa forma.
Una idea llego a su cabeza mientras sus pensamientos se encontraban en alguna clase de discusión ocuparía usar de Bob, no era nada malo o eso le hacía pensar su mente.

Avanzo de forma más rápida hasta tener a la vista al chico de pelo rubio y como Avril le había dicho, la cabellera castaña de Louis a su lado.

— ¡Bobby! —Exclamo lo suficiente como para ser escuchado por el rubio y pocas personas cerca del lugar.

— ¿Ni en sábado dejas de joder? —Preguntó él rubio con cierta Gracia. Bob se encontraba balanceando su silla de adelante hacia atrás, parecía aburrido y estar esperando algo Claro, no esperaba lo que he castaño iba a soltar.

Con el éxtasis apoderándose de su cuerpo, dio saltitos hacia el escritorio del chico, donde tiro su paleta en el cesto de basura y volteo a ver al rubio.

— ¡Muéstrame tu pene! — Volvió a decir un poco fuerte.

En ese momento el mayor casi parecía caer de espaldas con todo y silla, el rojo empezaba a formar parte de su rostro y no pudo evitar ver algo exaltado al chico.
A pesar del estado de su amigo, había conseguido lo que deseaba Louis lo había volteado a ver algo extrañado y ahora trataba de mantenerse al tanto de su plática de forma disimulada.

—Es para una tarea debo dibujar los órganos sexuales de un hombre y una mujer nunca he visto un pene— Explicó mientras que con sus manos hacia figuritas imaginarias en el aire.

— ¿Y una vagina si? —Cuestionó el rubio sin creer lo que escuchaba.

—No, pero dudo que tú tengas vagina y salí de una eso debe contar. —Respondió restándole importancia.

—No, no cuenta no estabas consciente. —Contrataco el mayor.

En ese momento el castaño se levantó de su lugar sin decir nada y se marchó a lo que parecía ser la copiadora. En su mirar se notaba algo desconcertado ante lo que la pareja de amigos platicaba y a la vez parecía reír ante como se había dado la situación.

Al volver se paró junto a los dos chicos y empezó a rascar su nuca mientras buscaba las palabras para iniciar a hablar con ellos.

—Yo, bueno, escuche lo que decías, puedo ayudarte con lo que quieres—Dijo apenado.

— ¿De verdad? — Preguntó emocionado el menor.

—Sí, pero no mostrándote mi pene, sé dibujar. — Respondió con el sonrojo sobre todo su rostro. Bob empezó a carcajear de forma estruendosa al ver lo que su pequeño amigo había estado planeado y como siempre que se lo proponía, lo había conseguido acosta suya, pero lo había hecho.

Por algo su padre lo mantenía al margen de todos, su hijo era un pequeño diablo.

—Cuidado, dicen que Lucifer era hermoso. — Le dijo a Louis mientras lo miraba de forma divertida.

Harry le saco la lengua de forma infantil, no le molestaba lo que decía, pero no podía arruinarle el plan antes de iniciar con el siquiera.
Louis río con cierta ternura ante lo que Bob decía al no comprender porque y su pequeño amigo no dar señal alguna de explicar

—Me alegra ver que se diviertan. —El ambiente se volvió algo tenso y el rostro los chicos irradiaba cierto temor hacia quien había hablado.

El padre de Harry había aparecido tras de ellos y lo que menos demostraba era alegría Louis rápidamente se encamino de regreso a su cubículo y Bob volvió su vista hacia su monitor.

—Mañana domingo, como es costumbre se hará una comida en mi casa. Bob, estas invitado como siempre y Louis, igual, puedes llevar a tus familiares. — Y como había llegado se fue en completo en silencio.

El menor lo siguió con la vista hasta verlo entrar en la oficina de la jefa de piso, oficina en la que se encontraba Meredith. En su rostro se mostró cierta expresión de asco ante lo que ya sabía que sucedía solo se cerraba esa puerta.

Cambiando de semblante volteo a ver nuevamente a los dos chicos con quien hace momentos hablaba y les sonrió como un niño pequeño

—Ahí estaré. —Dijo en un leve susurro hacia ellos sacándoles leves sonrisas.

Daddy- Larry Stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora