Capítulo 14.

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Desde que el menor había hecho acto de presencia en la habitación no había alejado su vista del televisor. Bob había decidido ponerle el canal de Disney al chico.
Sabía que el rizado no planeaba hacerle frente por miedo a que le cuestionaran que había pasado y porque había ido a dar en la casa del mayor.

El rubio se paró de su lugar y se encaminó fuera de la sala de estar, con dirección a la cocina. Aunque no sintiera hambre, los ruidos que la pansa de su compañero así no eran nada leves y disimulados a su oído.
Suponía que por el refrigerador debía contar con comida que algunos días pasados había pedido para él y no se habia terminado.

Al entrar en la cocina se topó con el gran desastres de platos que en su mesa había. Avanzó directo al refrigerador, ignorando por completo el cochinero del lugar, creyendo que de esta forma este desaparecería o se solucionaría solo.
Abrió la puerta del electrodoméstico el cual se encontraba más ordenado que todo el lugar de afuera. Con la mirada recorrió cada rincón de arriba hacía abajo, hasta dar con unas pequeñas cajas donde su madre le había guardado comida.

Tomó entre sus manos las que más grandes se veían y las saco del frío lugar. Cerrando con una patada la puerta, se acercó al microondas que tenía al lado.

—Ocupas quién te venga a limpiar.— Escuchó a sus espaldas.

—A quienes me llevo a la cama dicen lo mismo.— Respondió haciendo reír al rizado.

—Eres un cerdo en todos los sentidos.

El menor se acercó a la mesa y de esta empezó a a acomodar los platos conforme tamaño y demás, siempre penso que acomodado todo se veía menos grande y tenía razón, eran pocos platos ahora los que se visualizaban.
Con cuidado tomo unos pocos y los llevo hacia el fregadero, para empezar con el trabajo de limpiarlos.

En cambio, Bob se encontraba concentrado viendo cómo el plato daba vueltas en el pequeño aparato que los calentaba. Faltaba poco para que el reloj llegará a 00 y empezará a soltar un molesto pitido, razón por la que se alejó unos centímetros, justo a tiempo en el momento que el sonido hizo acto de presencia.

Ignorando al aparato se encaminó a uno de los gabinetes cerca del suelo y de este saco un plato. Se aseguró que este estuviera limpio y volvió cerca del micro.
Dejó el plato sobre la barra aledaña y comenzó a sacar los dos envases que contenían la comida.

—¿También le hacías la limpieza a tu amado?—Preguntó haciendo referencia a Louis.

Una pequeña mueca apareció en su rostro ante la mención del castaño, pero cambio su semblante a uno neutral, para que Bob no se diera cuenta de esto.

—No, a él le pagan por cuidarme, así que viene todo incluído, el ser mi sirviente y eso.

El rubio rió de manera fuerte ante lo mencionado por el chico y terminó de servir lo que sería la comida del mismo.

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—¿¡Cómo que lo haz perdido!?

Exclamó un exaltado Louis, haciendo que la vista de la gente a su alrededor se centrará en los dos hermanos.
El mayor se mostraba nervioso, viendo todo el panorama que el tumulto de gente le permitía, mientras el rubio trataba de pensar a donde demonios se pudo ir el menor.

—Había demasiada gente en el lugar, se escabulló entre todos.

Explicó de forma calmada el rubio. Aunque admitía que le preocupaba Harry, él no era su responsabilidad, era la de su hermano y la descuidó por no soportar los simples gritos de la histérica que tenía por mujer.

se sentó en una pequeña banca que tenían por de lado y sacó su celular para tener en que distraerse mientras su hermano perdía la cabeza ahó mismo. Empezó a vagar entre los mensajes que tenía sin responder y el que más resaltaba era el de Bob.

Se habían pasado su contacto la tarde en la que fue la comida en casa de los Styles y desde que se despidieron, empezaron a platicar todos los días y a las horas que pudieran.

—Bob.— Dijo por lo bajo, captando la atención del castaño.

—¿Qué?

—Que quizás esté con Bob, son muy buenos amigos, ¿no?— Le explicó mientras una sonrisa se plantaba en el rostro de su hermano mayor.

Tomó levemente del hombro a su hermano y lo hizo levantarse de donde se encontraba, los dos empezaron a andar, William detrás de Louis y Louis con camino a la salida del centro comercial.
Louis iba esquivando a la gente que se les metía en medio y avanzando lo más rápido que sus piernas le permitieran.

En cortos 5 minutos ya se encontraban en la entrada principal del lugar y entre la fila de coches de la banqueta, se encontraba el de su hermano mayor. Avanzaron hacía este y con el control de las llaves le quitaron el seguro a las puertas.
Al subir sobre este, Louis no tardó en poner las llaves y encenderlo, para arrancar lejos de ahí.

Durante el camino, William fue sacándole disimuladamente la dirección de su casa a Bob mientras iba recitandole cada indicación que el rubio le escribiera en el celular. Sin saber este, que estaba guiándolos hacía Harry.

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—Entonces, ¿Me dices que William te ofendió? — Cuestionó algo dudoso.

—Si, sé que lo ves imposible, pero ah, es que me enoje y le reclamé lo que debía reclamarle a Louis.

—Sabes enano, a veces eres muy inteligente y a veces esa inteligencia parece que te la roban los tipos con quiénes sales.— Respondió mientras lo miraba ocultar su cabeza entre sus brazos.

Estuvieron en silencio un corto tiempo, hasta que por lo bajo escuchó como el menor comenzaba a llorar y entonces no supo que hacer, jamás lo habia escuchado llorar, hasta pensaba que el chico estaba seco y libre de esa clase de sentimientos. Dudoso de si iba a responder bien, se acercó de forma lenta y le dio unas pequeñas palmadas en la espalda haciéndole saber que estaba ahí y podía contar con él, causando que las lágrimas salieran más y sus llantos fueran más notorios.

Daddy- Larry Stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora