•Capítulo veintiuno.

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21.
El acontecimiento más esperado.

Los invitados se arremolinaron en torno a la bandeja de canapés que la cocinera del Instituto dejó sobre la enorme mesa del comedor. Todos los muebles del Instituto eran grandes y tenían ese aspecto de antigüedad que le recordaba a Marcos los siglos que deberían tener. No había estado en el Instituto de París nunca, pero había pasado algunas noches en el de Lyon como para saber a qué atenerse; pisos de mármol, mobiliario antiguo y techos altos. Sin embargo, ahí donde el de Lyon había sido todo sombras extrañas y chirridos agudos, el Instituto de París era totalmente distinto.  Las cortinas estaban corridas sobre los ventanales,  dejando entrar toda la luz natural que les proveía aquel especialmente cálido verano europeo, y aunque los muebles tuvieran pinta de otro siglo,  decoraban finamente la sala de estar.  Era amplio y muy bonito, aunque el empapelado de flores se estuviera descorchando en algunos lugares. 

Anda, coge uno, están deliciosos. Le dijo una voz suave. 

Marcos evaluó a la chica pelirroja de arriba abajo. Llevaba un vestido plateado ligero, sin mangas, ideal para el verano, y zapatos bajos sencillos. Él era más alto que ella, incluso siendo unos cuatro o cinco años menor que ella, pues no sabía exactamente su edad. Tenía un par de expresivos ojos color verde oscuro y aunque no era exactamente guapa, resultaba muy bonita, como una de esas bonitas muñecas de colección. 

Es Marcos, ¿cierto? Yo soy Clary,  realmente me alegro de conocerte. Le sonrió,  y él le devolvió la sonrisa, pues era una chica bastante agradable. 

Mia y él llevaban viajando ya casi un año,  y era verdaderamente difícil encontrar personas amables simplemente por el hecho de serlo.  Siempre había alguien que quería algo de ellos, y usualmente no podían darse el lujo de confiar en nadie. Pero, a pesar de la confusión inicial, ninguno de los habitantes del Instituto parecía querer algo de ellos, y hasta el momento no les habían pedido que se fueran. Lo cual era muy bueno, pensó Marcos, pues no tenían adónde ir y estaban algo escasos de suministros. 

No me gusta mucho el salmón.Le respondió él, haciendo una mueca hacia los bocadillos. 

La verdad es que habían un montón de variedades, y por lo que se oía, aún faltaba bastante para que comenzara la boda. Clary le habló sobre la cocinera del Instituto (Marie, era su nombre, y aunque un tanto amargada, tenía muy buenas dotes culinarias) y le señaló la variedad de bocadillos de carne y pollo, teniendo en cuenta su aversión por los pescados. 

Marcos tomó una especie de tortilla mini con carne de cerdo por encima y un toque de salsa verde y dejó salir un sonido de placer. Estaba absolutamente delicioso, y dado el repentino acontecimiento, ninguno había sido capaz de desayunar. Los aperitivos puestos en la sala durante esa media hora estaban destinados a evitar que los cazadores de sombras estuvieran famélicos antes de la recepción de la boda. Marcos se preguntó qué tan distintas serían las bodas de los cazadores de sombras de las mundanas. Jamás había asistido a una boda nefilim, y menos una del mismo sexo; si era honesto, para Marcos sonaba de lo más interesante. 

Terminó de masticar el quinto bocado del pequeño aperitivo y le señaló a Clary la región de su abdomen.

¿De cuánto estás?Había escuchado que a las mujeres embarazadas les preguntaban eso continuamente, era una forma correcta de preguntarle por su embarazo. No es que Marcos supiera mucho al respecto.

Los ojos verdes de Clary se iluminaron, ella acarició su prominente vientre con cariño y prosiguió inspeccionando la bandeja de bocadillos. 

Estoy entrando en la semana treinta y cinco.Contestó ella, y al ver su cara de perplejidad, soltó una risotada mientras tomaba otro bocadillo. Significa que en más o menos un mes y medio tendré al bebé. O bueno, menos tiempo si le creemos al Hermano Enoch, dice que le parece que tendré al bebé en menos tiempo de lo previsto.

Segunda oportunidad. {Jonalec}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora