•Capítulo dieciséis.

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16.

Sorpresa, sorpresa.

Alec miró por la ventana de la cocina, la lluvia golpeaba el cristal tallado con fuerza, produciendo un sonido de repiqueteo; era lo único que se escuchaba en el apartamento. La muchacha pelirroja se hallaba de pie, con las mejillas muy rojas y los ojos brillantes, esperando a que alguien dijera algo. Los tres chicos, sin embargo, permanecieron en silencio, registrando lo que ella acaba de decir en voz alta.

«Estoy embarazada»

Todos habían estado cenando la deliciosa lasaña que Jace había preparado, charlando de una forma amistosa y bastante amena, antes de que Clary hubiese soltado la bomba. El chico de los ojos azules miró a su derecha, Jonathan tenía el entrecejo fruncido y una actitud preocupada; Jace, a su izquierda, lucía muy pálido, parpadeaba rápidamente como si no se lo terminara de creer. Y frente a él estaba Clary, que tenía los ojos verdes muy abiertos y una expresión de desolación en el rostro. Sintió como Jonathan le acariciaba la mano bajo la mesa,
chasqueó la lengua e inmediatamente se puso en pie y se acercó a ella.

"Felicitaciones, Clary. Me alegro mucho por ti." Le dijo, con una sonrisa amable.

Ella soltó el aire que estaba reteniendo y se aferró a él como si fuera el único bote en medio de un océano desconocido.

"Oh, Alec, ¿qué he hecho?" Susurró, con tanto dolor en la voz que partió el corazón del más alto.

Él llevó sus manos hacia el rostro de ella, alzándolo para que pudiera mirarlo a los ojos. Clary era una chica bajita y menuda, todo lo contrario a Alec y su hermana Isabelle. Era raro abrazarla, pues solamente le llegaba a la altura de los hombros. Con los ojos vidriosos y la cara desprovista de todo color, se veía pequeña y especialmente frágil.

"¿Estás segura de que estás esperando?"Le preguntó, con una sutileza que lo sorprendió.

Normalmente él era concreto, seco y, si bien no tan hiriente como su parabatai, bastante hostil; quizá había algo en Clary que le recordara a la Isabelle que había sostenido entre sus brazos cuando Simon había sido despojado de sus recuerdos en Edom. Alexander sacudió la cabeza, notando como se le oprimía el pecho, nada bueno salía nunca de recordar el breve tiempo en aquél mundo infernal. Casi por inercia le echó una mirada de reojo a Jonathan; éste, aunque descolocado, no se veía como si fuera a juzgar a su hermana.

La joven se separó de su cuerpo, reacia, y asintió levemente con la cabeza. Tenía la mirada algo perdida.

"Sí, llevo... Hace casi cuatro meses fue mi último período." Susurró.

Alec abrió los ojos de par en par.

"¡¿Cuatro meses?! ¡Clary, eso es demasiado tiempo!" Exclamó, intentando no alterarse demasiado.

Ella se encogió de hombros distraídamente, con una mano presionando su plano vientre.
Aunque, ahora que Alec lo miraba con detalle, sí que parecía más abultado.

"Isabelle me ha dicho que, algunas veces, las cazadoras de sombras tienen retrasos bastante largos." Explicó, gesticulando con las manos. "Pensé que había sido todo ese estrés acumulado, pero comencé a preocuparme realmente cuando tuve esos antojos raros y luego las náuseas. Resulta increíblemente obvio ahora."

Alec asintió, pasándose las manos por el sedoso cabello negro en un intento de calmarse.

"Vale, está bien. Está bien. Todo está bien, no te preocupes, lo resolveremos. Eso es lo que hacemos siempre, ¿o no? Resistimos dos guerras brutales en menos de seis meses, un embarazo no va a matar a nadie."

Segunda oportunidad. {Jonalec}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora