•Capítulo veinticuatro.

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24

Emmica Herondale.

Alec suspiró en cuanto la bebé finalmente cayó rendida. La había alimentado y cambiado y ella había comenzado a llorar nuevamente sin razón alguna, por lo que Alec tuvo que acunarla contra su pecho para acallarla. Le colocó en su cuna de mimbre improvisada y se sentó en el borde de su cama, exahusto. Apenas si había tenido un par de horas para él en todo el día. Marie había querido hacerse cargo de la bebé para que Alec pudiera darse un largo baño, tomar una buena comida y tener algo de tiempo para él en general, pero la pequeña Emmica tenía otras ideas en mente. Había llorado durante horas, alarmando a los habitantes del Instituto, que la habían alimentado, revisado el pañal e incluso llevado a dar un paseo al jardín, pero nada había dado resultado; la pequeña solo había callado en el momento en el que Alec la sostuvo en brazos otra vez.

La pequeña Emmica parecía encaprichada con su pobre tío Alec.

"Deberías dormir un poco."

Alec se giró hacia la puerta de su habitación, Jonathan entró y cerró con mucha delicadeza, cuidándose de no hacer nada de ruido para no despertar a la bebé. Con suerte, dormiría hasta que su padre terminara con sus asuntos y pudiera ocuparse de ella. Jonathan avanzó hacia la cama y tomó asiento junto a su esposo, le abrazó con cariño, enterrando la nariz en su cabello.

Alec se había duchado con rapidez pero no había lavado su cabello, que seguía atado en una trenza despeinada, cayendo por su espalda. Jonathan llevó sus manos hasta el listón azul que sostenía los cabellos azabaches y lo soltó, luego comenzó a deshacerle la trenza suavemente. Cuando terminó, Alec lo estaba mirando fijamente y tenía el cabello suelto cayéndole en suaves ondas alrededor de su cara. Se veía precioso, angelical, como algo salido de otro mundo. Sin poder resistirse, Jonathan se inclinó hacia él y comenzó a besarle mientras se deshacía de su ropa con suavidad. Alec gemía quedamente, aferrándose a las solapas del elegante traje de su esposo, absteniéndose de hacer mucho ruido cuando este lo empujó sobre la cama. Alec estaba tendido sobre el colchón, en bóxers largos y calcetines, y Jonathan se cernía sobre él con una mirada hambrienta. Aún seguía totalmente vestido. La puerta se abrió con mucha lentitud y cuidado, pero aún así crujió, provocando que la bebé sollozara un poco. Alec le envió una mirada asesina a su parabatai, y este solo rodó los ojos, tomando a su hija con todo y cuna y saliendo de la habitación tan silenciosamente como había entrado.

Alec dejó salir un bufido, pero retornó su completa atención a Jonathan, que seguía a cuatro patas en la cama, con los brazos apoyados a cada lado de la cabeza de Alec.

"Bueno, no tenemos que ser silenciosos ahora." Musitó en voz baja, delineando el afilado pómulo de su esposo con su dedo índice.

Jonathan sonrió, tomándolo de la barbilla para iniciar un beso dulce que terminó calentándolos aún más. Alec suspiró mientras se ocupaba de desvestir a su marido, acariciando la suave tela del traje antes de tirarlo sin cuidado alguno al suelo. Se detuvo al desabrocharle el pantalón de vestir, pues al intentar bajarlo se topó con la tersura caliente de los glúteos de Jonathan. Le dio una mirada acalorada que Jonathan respondió mordiéndole el cuello con fuerza suficiente para dejar una marca.

"Anda, anda. Quiero sentirte." Le murmuró al oído con la voz ronca.

Dos segundos después de haberlo dicho, Jonathan tenía los dedos enganchados en los bóxers oscuros de Alec y con un solo tirón, estos desaparecieron, dejando su cuerpo al descubierto y arremolinándose en sus tobillos. Alec gimió al sentir la carne dura de su esposo clavándosele en la cadera, y movió los pies, sacudiéndose la ropa interior y los calcetines, que cayeron al suelo junto a la demás ropa. Alec tomó el rostro de Jon entre las manos y se detuvo un segundo para admirar su belleza, los pómulos afilados, los oscurecidos ojos verdes y las largas pestañas platinas; aquél hombre era hermoso, y también era suyo, completamente suyo.

Segunda oportunidad. {Jonalec}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora