Terrible Things ·Ashton Irwin·

2. Podemos perderlo todo

Después de aquella maravillosa noche mantuvimos el contacto a través de mensajes, nuestras vidas estaban demasiado ocupadas como para poder volver a quedar, solo disponíamos del fin de semana y por desgracia mi madre me impidió poder volver a verle.

Sufrió uno de sus ataques de pánico, uno de los peores hasta el momento. Comenzó a tirarlo todo por todas partes y no paraba de repetir que estaba ahogándose. Todo fue un autentico caos, pase el fin de semana completo en el hospital.

Irene estuvo gran parte del tiempo conmigo y Ashton me mandaba mensajes que no recibían respuesta.

-El próximo sábado Ashton va a hacer una barbacoa con sus amigos y me ha invitado, a mí y a quien yo quiera llevar, ¿vendrás?

-¿Sus amigos están solteros?- en momentos así mi amiga me demostraba lo afortunada que era por tenerla, a pesar de que yo estaba abatida ella no borraba la sonrisa de su cara e intentaba dibujar una en la mía.

-Pues no lo sé, no se me ha ocurrido preguntar.- conteste riendo.

-Bueno yo no me lo pierdo, así lo descubro por mí misma.

Por suerte, el día de la barbacoa, mamá parecía estar lo suficientemente bien como para quedarse sola un par de horas y así yo podría desconectar un rato, tenía tantas ganas de ver a Ashton que me sorprendía mi misma y también tenía ganas de conocer a sus amigos, pero cuando salí por la puerta de casa no podía parar de sentirme mal, dejando sola a mamá. Ni siquiera cuando conocí a Michael, Luke y Calum me sentí mejor, eran muy extrovertidos, actuaban como si nos conocieran a Irene y a mi desde siempre, con total confianza. No pude evitar fijarme con que ojos miraba Irene a Luke, si no me equivocaba eran los ojos de “quiero a este chico” y la verdad es que, físicamente, quedaban muy bien juntos.

-¿Te lo estas pasando bien?- preguntó Ashton sentándose junto a mí, sirviéndome una bebida.

-Claro.- intentaba creerme mis palabras al máximo.- Es genial tener tiempo libre al fin.- esas palabras las sentía de verdad, pero no podía evitar la preocupación.

-¿Esperas alguna llamada?- se había fijado que no soltaba mi móvil para nada.

-¡Tírale el móvil contra la pared!-gritó Irene haciéndonos reír.

-Tu casa es preciosa.- cambié de tema rápidamente.- y tus hermanos son lo más adorable que he conocido hasta ahora, Harry me ha enseñado su colección de cromos.- reí al recordar las sonrojadas mejillas del pequeño.

-Bueno, ya sabes, ser adorable va en los genes.- respondió echándose flores a sí mismo.

-Siento mucho esto, pero… ¿podrías por favor llevarme a casa?-no aguantaba más la presión de mi pecho, necesitaba ver que todo estaba bien.

Le cambió por completo la expresión.

-Claro, vamos.- parecía preocupado y lo comprendía por completo, había pasado en dos segundos de estar riendo con él a pedirle que me sacara de allí.

Irene parecía estar pasándoselo de maravilla con los chicos, así que insistí en que ella se quedara allí, que después la avisaría con cualquier novedad y aunque no parecía muy contenta con mi decisión no insistió más y permaneció en casa de Ashton con el resto.

El camino a casa fue silencioso, pero no prestaba atención a eso, solo contaba las calles hasta llegar a la mía.

--Por cierto… sí que eres igual de adorable que tus hermanos.- dije directamente mirándole a los ojos antes de bajar del coche., no quería que se quedara con tan mal sabor de boca con respecto a mí.

-¡Alice!- me giré en un acto impulsivo y vi como Ashton venía detrás de mi.- ¿Por qué no me cuentas que te pasa? Sé que no somos los mejores amigos del mundo, solo nos conocemos de hace un par de semanas, pero te prometo que puedes confiar en mi.- en mi interior sentía que podía confiar en él, no estaba muy segura si era por todas esas conversaciones nocturnas a lo largo de la semana anterior o porque realmente sus palabras parecían tan sinceras cada vez que hablaba, pero quería realmente confiar en él, que fuéramos grandes amigos, contarle mis problemas y que él me contara los suyos, pero siempre hay una pequeña parte que me pregunta, “¿y si solo esta fingiendo?” y me dejaba el resto a mí, dejaba la elección de arriesgarlo todo por confiar o seguir escondida al mundo. Solo yo puedo decidir.