Terrible Things ·Ashton Irwin·

17. Estoy contigo

Estoy parada en un puente, ¿de dónde? No tengo ni idea, llevo ya un día conduciendo sin rumbo. Espero en la oscuridad, no sé muy bien a que o a quien, no sé que esperaba encontrar en un sitio desconocido. No hay nada más que lluvia. No hay pasos en el suelo. Estoy escuchando pero no hay ningún sonido. ¿Habrá alguien intentando encontrarme? ¿Vendrá alguien a llevarme a casa? La verdad es que me quede sin batería y ya no sé si Ashton habrá decidido dejarlo y seguir adelante. Es una maldita noche fría y yo sigo intentando entender esta vida.

-¡Eh! ¿Qué haces ahí? Te vas a congelar.-dijo la voz de un chico interrumpiendo mis pensamientos.

Solo era capaz de ver una sombra en la oscuridad. Me sentía tan sola, pero a la vez sentía que era lo que me merecía, así que en el fondo estaba bien. Sin contestar al chico dirigí mi mirada de nuevo al rio sobre el que se encontraba el puente.

-¿Vas a tirarte o algo?-dijo intentando sonar gracioso.

-¿Me tomarías de la mano?- dije extendiendo mi brazo hacia él, ¿la compañía de un extraño? Por qué no, él no sufriría por perderme si no sabía quién era.- Llévame un lugar nuevo. No sé quién eres, pero estoy contigo.- añadí mirándole fijamente, a nadie le gusta pasar los últimos momentos de su vida solo.

-Creo que ya tienes fiebre por tu forma de hablar, pero vale, mejor eso que dejarte aquí para que mueras de una hipotermia.- me cogió la mano y en silencio comenzó a llevarme a algún lugar.

Después de un rato caminando por calles que para mi parecían todas iguales llegamos a una casa en la que desde fuera se podía ver el acogedor fuego desprendiendo calor. Aquel chico me dio ropa y me dejo cambiarme, fue de lo más reconfortante ponerse algo seco y sentarse junto al fuego.

-Bueno, ¿y qué hacías en medio de la lluvia a la una de la madrugada?-preguntó sentándose frente a mí.

-No es de tu incumbencia, pero… qué demonios, da igual.- desde que me había recogido de la calle no le había visto ni una sola vez la cara con claridad, ahora fue cuando lo mire y le vi.- Me voy a morir y por eso me he escapado de casa.

-¿Eres una especie de chica mala que intenta demostrarle algo a sus padres?- me hablaba como si intentara darme una lección de algo.

-No tengo padres a los que demostrarle nada, ¿Cuántos años crees que tengo? Para tu información ya tengo un hijo.-conteste cerrándole esa bocaza que no tenía ni idea de nada.

-¿Un hijo? ¿También estas casada? ¿Qué manera es esa de desperdiciar una vida?

-¡Cállate! Tú no tienes idea de cómo es mi vida, así que cierra esa estúpida boca.

-Era broma.- dijo echándose a reír, ¿este tío de que va?

-Pues no tiene gracia.

-Mejor duerme, quizá mañana te despiertes con más sentido del humor, por cierto me llamo Alex.

No me moleste en decirle mi nombre, le di la espalda y me acomode para dormir, era mi segunda noche fuera de casa y estaba siendo incluso peor que la primera.

A la mañana siguiente el sol me golpeó con fuerza en la cara y me despertó, serian las siete de la mañana y me vino bien, podría irme de aquí sin que el chico se diera cuenta. Cogí mis cosas y fui hacia la puerta, pero al intentar abrir estaba cerrada, tampoco pasaba nada, la puerta de atrás era otra opción, pero también estaba cerrada y lo peor es que intentarlo por las ventanas también era inútil, todo estaba cerrado, ¿Qué estaba pasando aquí? Empezaba a asustarme.

-Vaya, que madrugadora.- la voz de Alex me hizo girarme de golpe hacia las escaleras.

-¿Por qué esta todo cerrado?

-¿Tan pronto te querías ir?- a cada paso que daba hacia mi yo daba uno hacia atrás, estaba empezando a tener miedo de verdad.

-Déjame salir.- ordené.

-Lo siento, anoche dijiste que estabas conmigo, he cumplido tus órdenes iniciales.

¿Por qué había sido tan estúpida? Ahora debería estar en casa, durmiendo junto a Ashton y teniendo una vida normal, pero soy tan imbécil que lo he complicado todo y ahora estoy encerrada en la casa de un loco que no tengo ni idea de que pretende hacer conmigo.