8. Rarita

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-¿Qué podrías hacer tu para que te odiara?

-Veras… no siempre he sido como soy hoy en día, me ha costado mucho cambiar y la verdad es que tu eres la que me ha dados las fuerzas que me faltaban, porque cuando nos conocimos aun estaba sumergido en todo aquello.

-Explícate ya por favor.- dije de los nervios.

-¿Qué piensas de mi?

-Creo que eres… protector, divertido… dulce.- realmente me daba vergüenza decirle eso, no me gusta expresa lo que siento por alguien en voz alta, así que mientras se lo decía evitaba mirar sus ojos.- No sé Ashton, todo es bueno, eres genial.

-Pues ahora piensa todo lo contrario a eso y tendrás el resultado de cómo era yo antes.

-Pero… ¿Por qué? ¿Qué hiciste?- era incapaz de imaginarme a Ashton siendo una mala persona.

-Me puse en ese plan cuando mi padre se marchó, comencé a salir sin control, deje el instituto, me juntaba con malas compañías, con malas… chicas.- pensó que eso me disgustaría, pero no me molestaba en absoluto que me hablara de otras chicas, yo solo quería que la única importante fuera yo, el pasado se quedaba atrás.

-Pero… eso no son razones por las que te tenga que odia, todos tenemos un pasado, el mío tampoco es que sea una maravilla.

-Espera, no he acabado.-dijo poniendo un dedo sobre mis labios.- Cuando te conocí no era tan grave, pero aun seguía un poco metido en ello, los chicos habían conseguido que me alejara de todo el tema relacionado a las drogas y lo único malo eran las compañías que no querían dejarme ir, les decía que me dejaran en paz que no quería saber nada de ellos, no quería empezar nada contigo que te pusiera en peligro, pero no era tan sencillo. Esa gente es de la que no les gusta que les des plantón y me amenazaron, me dijeron que iban a ir a por ti y no sabes lo mal que lo paso cuando tengo que irme de la ciudad.- podía ver la angustia en su mirada.

-Pero estoy genial y ya ha pasado tiempo desde aquello, no creo que lo dijeran en serio.- conteste colocando mis manos alrededor de su cuello y acariciándole esa zona con delicadeza para que se relajara.

-El chico de la discoteca aquella noche, era uno de ellos, saben quién eres y yo… tengo miedo, por eso te llamaba cada noche, necesitaba oír tu voz y saber que estabas bien.

-Ash, cálmate… estoy bien y jamás te odiaría por algo así, por querer ser mejor persona, no te agobies, estoy contigo.- sonreí para que se sintiera mejor.

-¿No te vas a enfadar ni a montar un drama?- que le pareciera extraño mi reacción me hacia preguntarme qué clase de relaciones había tenido.

-¿Por qué debería enfadarme? ¿Por cambiar y ser feliz? Si tú eres feliz yo soy más que feliz.

-Seguiré cambiando hasta llegar a ser lo suficientemente bueno para ti.

-Tú ya eras bueno para mí desde el minuto cero.- dije besándole varias veces, hasta que logre ver su sonrisa.

Vale no mentiré, si me daba un poco de miedo lo que me acababa de contar, que me buscaban en venganza, pero no se lo iba a decir, no le iba a hacer sentir mal y que se agobiara por nada, si estoy bien no hay de qué preocuparse.

-Entramoooos.- aviso Anne, seguramente por si nos estábamos besando que no fuera una situación incómoda. Lo mejor era la enorme bandeja que llevaban, repleta de cosas de chocolate, pizza, helado, podíamos elegir de donde quisiéramos.

Una semana penosa era la descripción perfecta para lo que llevaba vivido esos días, me habían cambiado el turno en el trabajo, una biblioteca, ¿Quién va a una biblioteca a partir de las diez de la noche? Nadie, y a mí me tocaba aguantar hasta las doce para poderme ir a casa, era más duro ahora sabiendo que Ashton me esperaba al llegar, que ya no estaba sola.

Terrible Things  ·Ashton Irwin·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora