Capítulo 8

30 4 2
                                    

Me desperté en el parque, era mediodía, el brazo me había dejado de doler, pero aún seguía triste, había tratado mal a la persona que más quería, me levanté, al fin y al cabo no podría quedarme ahí todo el día, aunque si lo hiciera a nadie le importaría. Salí del parque, caminé calle por calle en dirección a mi casa... no me quedaba de otra, no tenía a nadie más que a Daisuke y ahora mismo estaría enfadado. Llegué pronto a mi casa ya que no me había alejado demasiado dado que Daisuke es mi vecino, entré y no quise hablar con mis abuelos, estaba triste...muy triste, nada más entrar subí por las escaleras en dirección a mi cuarto y cerré la puerta, le puse seguro, cerré las cortinas de la ventana y me senté en la cama. Sabía que mi abuelo subiría a gritarme por ello pero me da igual, no tenía ganas de hablar con nadie y mucho menos de contarles lo que me pasaba. Me sumí en mis pensamientos, ¿por qué trataba así a Daisuke?, él es el que más se preocupa por mí, día tras día, es él que consigue sacarme una sonrisa sin importar cuánto haya llorado.... es él que hace que mi corázon se acelere sólo con un simple hola, con un sencillo abrazo. <<¿Tú me quieres Ken?>> ... ¿por qué me hace preguntas tan raras...?, ¿por qué se comportó hoy así conmigo...?, ¿por qué me sentí tan bien al estar así con él hoy?, eran demasiadas preguntas y yo no entendía lo que sentía, no entendía lo que me pasaba, era extraño, podría pensar que... quizás estoy enamorado pero es imposible... ya estuve enamorado una vez y no me sentí así...Una voz interrumpió mis pensamientos.

-Ken, abre la puerta.- Era mi abuelo, la verdad no tenía ganas de abrirle solo quería que se fuera, aunque me había hablado de manera amable sabiendo como era él.

-No tengo ganas de hablar vete por favor.- No estaba seguro de que se fuera a ir de verdad, nunca me hacía caso, y estaba seguro de que esta vez no ocurriría ningún milagro.

-No sé que te habrá pasado hoy, tampoco me interesa, solo quiero decirte que vengas conmigo a la comisaría.- me lo dijo en tono muy serio, no tenía pinta de estar riéndose de mi como de costumbre, había pasado algo mientras yo no estaba y no sabía si quería saber que era.

-¿A...la comisaría de policía?.- pregunté asustado

-Sí... tu abuela a muerto.- El corazón se me paró, sí, no es que me tratasen muy bien, pero aún así ...les tenía algo de aprecio, mi abuela muerta...era imposible...- Hoy la encontré sin vida en el salón, los médicos no saben determinar aún la causa de su muerte, fue muy extraño... la policía quiere interrogarnos, tu abuela estaba tendida en el piso, llena de sangre y con los ojos abiertos..., por favor ven conmigo.

Nunca había escuchado decir por favor a mi abuelo tantas veces...estaba muy dolido, se le notaba, me levanté, y le abrí la puerta, me quedé impresionado al verle, jamás lo había visto en ese estado, estaba despeinado, con los ojos rojos y le brillaba la cara por la cantidad de lágrimas que habían pasado por ella. No dijimos nada más salimos de casa, y a lomos del pegaso de mi abuelo fuimos hasta la comisaría, el edificio estaba lleno de nekos trabajando y con prisas, al igual que mi abuelo que para ir a su ritmo casi tenía que ir corriendo, estaba muy preocupado, y casi se lleva a un par de duendes por delante que pasaban cargados de cajas y papeleo, llegamos a una sala llena de agentes de policía, yo aún estaba en shock, no me creía lo que había pasado, pensaba que todo esto era una horrible pesadilla....una horrible pesadilla de la que quería despertar, me senté por fuera de la sala en la que entró mi abuelo, tenía que esperar ya que no nos querían interrogar a los dos a la vez, me notaba las manos frías, demasiado frías, me temblaba el cuerpo, me sentía mal, me metí las manos dentró de los bolsillos de la chaqueta para ver si conseguía calentarlas pero seguían igual, no le dí importancia, pensé que se me quitaría en un rato, me quedé mirando las velas de las mesas de la policía, me sentía mareado, tenía ganas de irme de ese sitio...quería volver con Daisuke, quería disculparme con él...pero sabía que se habría enfadado y no querría hablar conmigo. Mi abuelo salió después de una hora, y entré yo, el agente estaba sentado en una silla frente una mesa, no muy bonita, aunque no quiero ni hablar de esa sala, era oscura y sin ventanas, con paredes oscuras, en vez de interrogarte daba la impresión de que morirías en esa sala...

-Siéntate.- me dijo el agente seriamente, obviamente me senté, no sabía que decir o que hacer nunca había estado en un interrogatorio, y para colmo seguía mareado, y con mucho frío.- la víctima, ¿era tu abuela cierto?.- yo asentí con la cabeza.- tu abuelo dijo que vives con ellos, ¿desde hace cuánto?.

-Desde los tres años.- el agente hablaba de manera fría, distante, desconfiada, me daba la impresión de que me estaba acusando sin decírmelo.

-¿y tus padres?.- me molestó esa pregunta, la forma tan insensible en que lo dijo..pero no podía negarme a contestarle.

-Murieron, mi madre murió al darme a luz y mi padre...desapareció cuando yo tenía tres años.- bajé la mirada, me había puesto triste tenía ganas de llorar, estaba temblando de frío y estaba mareado, no quería estar ahí.

-¿cómo era tu relación con tu abuela?.- estaba a punto de llorar, si, soy una persona muy sensible pero se me pasó algo por la cabeza que me puso peor, "¿cómo hubiera sido mi vida si mis padres siguieran conmigo?" , ¿cúanto hubieran cambiado las cosas?...- responde.- le voz severa del agente me sacó de mis pensamientos.

-Era...normal supongo...ella me quería.- no quise decir nada malo de mi abuela, primero porque mi abuelo se hubiera enfadado y segundo porque quizás me acusaban a mí de haberle hecho daño.

-¿y tú? ¿querías a tu abuela?.- no me esperaba esa pregunta, o quizás sí, pero esperaba que no me la dijese, no sabía que responder ¿qué si la quería?... era mi abuela, supongo que la quería, pero no tanto como debería haberlo hecho, ella nunca me demostró que yo fuera algo importante en su vida ni mucho menos, siempre me despreciaba, y mi opinión no valía para ella..., cada vez me sentía más mareado, miré al agente y mi vista se estaba nublando. Él se acercó a mí, me preguntaba si estaba bien, yo intentaba responderle, pero mi cuerpo no me hacía caso, la cabeza se me iba hacía los lados, no sentía ni los brazos ni las piernar y tenía muchos frío...al final todo se volvió oscuro, no veía nada, solo escuchaba un montón de voces de gente alarmada a mi alrededor, pero no escuche la voz que me hubiese gustado escuchar en ese momento...

Me duele quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora