Me duele quererte

Capítulo 3

Toda sonrisa resplandeciente oculta una gran verdad, soy un neko frío, me cuesta confiar en la gente, no me gusta dar cariño, todo eso tiene sus razones, solo confío en una persona y ese es Daisuke, estuvo a mi lado cuando nadie más lo hizo. Todas las noches sueño con lo mismo, siempre la misma pesadilla, el día en que vi como se llevaron a mi padre, si, yo estaba con él, estábamos paseando, íbamos a llegar a Brenguts que era el banco más seguro de todo el país, en el trabajaban los duendes, y algunos fantasmas y espíritus, aunque la mayoría no querían trabajar sino molestar a la gente y pues los echaban, nuestro pegaso estaba enfermo y no quedó de otra, nos recorrimos todo el camino a pie, era de noche, yo tenía tres años, iba cogido de la mano de mi padre, llegamos al banco, después de una larga cola  mi padre hablo con los duendes de algo, no le prestaba mucha atención, yo estaba más centrado en mirar el sitio en el que estábamos, era enorme, con una 15 filas separadas de gente que venía a hablar con esos duendecitos verdes de orejas alargadas y nariz respingona para arreglar problemas de dinero, todo iba bien, mi padre terminó de hablar, salimos y no había nadie, yo estaba feliz, había sido un día tranquilo y agradable, hasta que llegamos a unas dos calles antes de llegar a nuestra casa, un hombre cuyo rostro no conseguía ver ya que estaba todo oscuro, se acercó a nosotros, mi padre me dijo que me quedara detrás suya, el hombre sacó un cuchillo y empezó a amenazar a mi padre, pero mi padre tenía una especie de símbolo en la mano, uno extraño, como un remolino o algo parecido que se empezó a iluminar de un color azul oscuro, yo estaba asustado, no tenía ni idea de lo que estaba pasando, el hombre desconocido dejó al descubierto en su brazo otra marca, parecida a la de mi padre, pero brillaba en otro color, en rojo intenso, y era de distinta forma, era como una llama, una pequeña llama de fuego roja, en ese instante la daga que tenía en el brazo también se tiño se un aura roja, y se lanzó a atacar a mi padre, que se defendió, pero nose como, porque tenía los ojos empañados de lágrimas del miedo, yo solo veía chispas y rayos rojos y azules, temblaba y respiraba con dificultad, no sabía que hacer quería ayudar a mi padre, pero ¿cómo?, antes de que pudiera hallar la respuesta a esa pregunta sentí como alguien me dió un fuerte golpe en la cabeza, caí bruscamente al suelo y poco a poco fui perdiendo la conciencia, mientras todo se iba tiñendo de rojo, por la sangre que perdía mi padre a causa de los golpes que le daban varios desconocidos, y no pude ver nada más, perdí el conocimiento, y cuando desperté estaba en el hospital en urgencias, la policía no pudo averiguar quienes atacaron a mi padre, pasaron los días, las semanas, y me fui a vivir con mis abuelos cuando me recuperé, me despreciaron desde pequeño... en el colegio la cosa no mejoraba, los niños se reían de mi por todo, mi color de pelo, mis respuestas a las preguntas de la profesora, incluso de todo lo que vieran en mi físico, acabé acomplejandome, no me quería, y me preguntaba ¿quién va a quererme sino lo hago ni yo?, pasaba los días solo, en clase me sentaba al final, para que nadie se fijara en mi, en los recreos estaba solo, en una esquina, me aficioné al dibujo era algo que me llenaba, era una manera de sacar mis sentimientos sin lastimar a nadie...sin necesitar a nadie, pocas veces fueron las que confié en alquien, y al final, todos me traicionaban, todos menos Daisuke, el estuvo ahí, siempre, les conocí dos años después de que desapareciera mi padre, yo tenía 5 años, él tenía 6, me enseñó que el mundo no era tan negro como yo lo veía, me defendió cada vez que alguien se metía conmigo, le utilicé de pañuelo de lágrimas cuando estuve triste, y siempre estaba conmigo, nunca me dejaba estar solo y me enseñó a quererme a mí mismo y a no dejar que la gente me hundiera, le debo mucho, pero nunca confié en nadie que no fuese él, no me vi capaz de hacerlo, no podía.