Ya no podía con esto. Cada vez me voy dando por vencida.
Caminaba por las largas veredas de nuestra pequeña ciudad. La gente me veía raro, no sé si por cómo estaba vestida, o la cara con la que iba.
Me puse la capucha y seguí caminando. Respiré el frío aire y sentí como mis pulmones temblaron por la baja temperatura que entró a mi cuerpo.Mis dedos estaban entumecidos, por lo que metí mis manos a los bolsillos de la chaqueta. Poco a poco perdí la sensibilidad de mis pies, a pesar de que las botas eran bastante abrigadas.
Volví a inhalar, y mis sentidos se agudizaron percibiendo un olor a café y dulces. Vainilla y canela. Chocolate y crema de leche.
Después de unos minutos pasé al frente de una cafetería.Sentí un ruido proveniente de un callejón cercano. Sin dudar, me acerqué a ver qué ocurría. Mientras más cerca estaba, mis oídos lograron percibir sollozos y jadeos provenientes de alguien.
Entré al oscuro pasadizo y era nada más que una chica en medio de una transformación. Una chica de tan sólo catorce años.
—Por... favor —Se retorció de dolor, arqueando su espalda y soltando un gemido—, a... yúdame.
No respondí. Me acerqué rápidamente y la tomé de la cintura.
—Solo aguanta un poco —dije con la voz entrecortada mientras cargaba su tenso cuerpo.
La castaña soltó una alarido y se desmayó. Todo su peso cayó sobre mí y tuve que hacer mayores esfuerzos para cargarla. Al ver la casa a la distancia, comencé a gritar:
—¡Ayuda! ¡Tengo a otro!
Pasó alrededor de un minuto cuando Giselle apareció al rescate.
—Llevémosla adentro —ordenó y caminamos a trompicones a la casa.
Al entrar, la recostamos en el sofá de nuestra pequeña sala. La pelirroja llamó a los demás y aparecieron a penas recibieron la noticia.
La cara de Kyle se tornó más oscura de lo normal y pestañeé repetidas veces para confirmar si lo que estaba viendo era real.
—¿Qué sucede? —pregunté preocupada y lo tomé del brazo. No me respondió—. Por dios, Kyle, di algo.
Si algo que no soporto más que alguien esté hablando estupideces, son los silencios de las personas. Bueno, solo en algunos casos. Como este.
Hamilton volvió a mirar a la chica castaña que estaba recostada en el sillón, y habló con un hilo de voz:
—Ella... —Su vista estaba clavada en la morena, y no podía terminar la oración. No faltaba decir que estaba asustada—, ella es mi hermana.
Mi corazón se detuvo. ¿Cómo, entre tanta gente en Liverwood, se contagió alguien tan cercano a uno de nosotros? Ni que fuéramos muchos los que vivimos en esta casa.
—¿Y por qué no se ha transformado aún? —preguntó Alondra bastante confundida, cruzándose de brazos y arqueando una de sus oscuras cejas. De igual forma, su mirada denotaba preocupación.
—Hay personas que se desmayan antes de su primera transformación —expliqué con la vista fija en la joven—. Es como un efecto secundario.
Kyle respiraba a mi lado con dificultad, a punto de perder el control.
Recordé cada momento en el que encontrábamos nuevos licántropos. La desesperación por saber la cura. La tristeza por comenzar a vivir una vida completamente miserable. La agonía de ser dominado por un demonio que se encuentra en tu propio cuerpo. Son cosas que no son fáciles de hablar.
Recuerdo que después de llegar yo, llegó Alondra. No podía —aún no puedo— creer el alivio y felicidad que irradiaba su rostro. Fue el pasaje a una libertad que solo ella quería y conocía.
Pero para mí, fue el pasaje directo al mismísimo infierno.
![](https://img.wattpad.com/cover/130556218-288-k103999.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Licantropía: ¿bendición o enfermedad? (PAUSADA)
Hombres Lobo| LISTA LARGA WATTYS 2018 | TERCER LUGAR FROST GALAXY AWARDS 2019 | Lara Lycan dice estar enferma. Enferma de algo incurable. Esta enfermedad la llevó a abandonar a su familia, y a toda persona que conocía. Porque con esa enfermedad podía lastimar...