N/A: Bueno, jeje. Creo que os debo una disculpilla por haber actualizado a ''trompicones'' esta semana. La verdad es que no sé por qué, pero estoy en casa de mis padres, encima es puente, y no sé...lo siento, pero ya sabéis, que sin capítulo no os dejo, os lo recompensaré de algún modo...jiji. Perdonadme, de verdad.
Disfrutad del diecisiete y que tengáis un feliz miércoles.
Cualquier remix de Hardwell inundaba el local, y yo ya estaba demasiado borracho como para preocuparme por lo que hacía o por lo que dejaba de hacer. Mis amigos se encontraban en el reservado con sus respectivas mientras que yo continuaba alcoholizándome en la barra.
Es lo único que sé hacer bien.
Sin controlar los lapsus de tiempo de repente me encontré con mis amigos en la pista bailando, para luego bailar con las chicas y por último, bailar con Aina, que vino de la nada.
¿Pero dónde está Carlota?
Me dicen al oído que se ha tenido que marchar rápidamente por asuntos.
El alcohol no me dejó asimilar bien la información, así que seguí bailando como si la vida se me fuese en ello.
El dj se estaba luciendo con los temazos que estaba poniendo. En su gran mayoría era reggaeton, con letras que nunca consigo comprender ya que el español es un idioma muy difícil.
Todo aquello terminó en bailar con Aina, mientras yo algo nervioso buscaba a Nicolás por la sala, pero no estaba.
Le di otro sorbo a mi cubata.
Y sin ni siquiera darme cuenta la besé, o ella me besó a mi.
No lo sé.
Nuestras lenguas comenzaron una lucha encarnizada por alcanzar un primer lugar, desesperadamente.
El ambiente cobró un ambiente tenso cuando nuestros amigos nos vieron en aquel meollo. Aunque no me importó demasiado, ya que seguí besándome con aquella rubia de metro ochenta sin parar, a la vez que nuestras caderas se balanceaban al ritmo de la música, haciendo que paulatinamente, nuestras zonas íntimas se rozasen.
Ella sonrió al acabar aquel beso, y sobre todo al notar mis manos en su trasero.
-Suizo...no eres bueno...
-Para nada.-Dije en su oído.
El sol ya se dejaba ver por la costa de Ibiza cuando Aina estaba encima de mi balanceándose.
Lo hacía tan bien...
Nuestros ligeros gemidos se oían por la habitación.
Y una embestida más.
Y otra.
Más cerca.
-Más rápido...-Dije en un jadeo.
Ella apresuró sus movimientos y en esas, cogió mi mano para que estimulase su clítoris. Eso hice, rápidamente, hasta que esa magnífica sensación llegó.
Agarré fuerte sus caderas y ella hizo presión en mi pecho mientras arqueaba la espalda.
Me miró maliciosa y se mordió el labio.
-Joder...ha estado bien.
Me reí.
-Sí.
-Carlota se va a enfadar...-Dijo en tono burlón.
Me reí de nuevo.
-No tenemos nada.
-Ya bueno...-Dijo apartándose el pelo.
-C'est la vie.