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Llevaba unas cuantas copas ya.

Mientras sonaba la música vi venir a las camareras a lo lejos sonrientes, entre ellas a Carlota.

-¡Eeeeeeeeeeh!-Le dije.

-Hola.-Se rio.-Vaya pelotazo, ¿no? ¿o qué?

-Yo voy bien.-Sonreí.

Ella se rio.

Nos saludamos todos de dos besos y las invitamos a copas antes de irnos al reservado. Carlota parecía que conforme iba bebiendo su tímidez iba desapareciendo y eso me gustaba.

A ver quién es en realidad.

-¿Vas a ir al 25 aniversario del Ushuaïa?-Me preguntó.

-Mis amigos si van a ir pero yo me lo estoy pensando, me gusta más el Heart.-Miré a Raquel sonriente.

Ella se rio.

-Así me gusta Suizo, fiel a una discoteca.

Nos reímos.

-Vente, anda, será divertido, la entrada son diez euros y dos consumiciones, más música toda la noche.

-¿Esa noche no trabajáis?-Bebí de mi ron con cocacola.

-El dueño del Ushuaïa y el tío de Raquel hicieron un pacto. Esa noche el tío de Raquel cerraría y el dueño de Ushuaïa cerraría la noche en la que se inaugura el Heart al completo, con piscina y eso.

-Es buen trato.

-Sí.-Sonreí.

-Venga voy, pero salúdame cuando me veas, y ya me puedes invitar a algo.

Ella comenzó a reírse.

-¿Y por qué no me invitas tú?

-Bürki, se te revelan.-Dijo mi amigo Nicolás, que tenía sentada en su regazo a Aina.

-Cuidadito con Carlota, que es la más buena, te veo venir.-Se rio Aina.

Yo alzé mi mano y la despeiné.

-Cállate anda. Tonta.

Nos reímos todos.

De las copas pasamos al baile y las chicas nos siguieron animadas. Yo insistí a Carlota para que no se quedase en la barra, y al final aceptó quedarse conmigo a bailar.

La música era una maravillosa sesión de Hardwell, un DJ holandés que es fantástico.

Carlota se movía bien, pero yo no me quedaba atrás, ya que competíamos por ver quien lo hacía mejor.

Aunque por momentos creía que ganaba ella.

-¡Deja de beber que te pierdo!

Negó con la cabeza y terminó de beberse su ron con cocacola.

-Sin alcohol no se baila.-Sonrió.

-No digas eso.-Me reí.

La agarré de la mano y le di la vuelta. Oímos la risa escandalosa de Aina a lo lejos, que no paraba de reírse con Nicolás y Mario.

-Oigo hasta a tu amiga con la música tan alta.

Ella se rio mientras la miraba.

-Déjala, siempre ha sido así, muy chacharachera.

-Y bueno...-Sonreí.-...¿cómo alguien tan joven tan lejos de su país?

-Tengo que ahorrar dinero para pagarme la carrera.-Sonrió.

-Oh claro...¿y qué estudias?

-Magisterio.-Sonrió.

-Eso es fantástico.-Sonreí.-¿En qué año estás?

-Voy a empezar el cuarto ya.

La miré extrañado.

-No me cuadra...sólo tienes diecinueve, me estás mintiendo...-Me reí.

-Soy de diciembre, por eso no te salen las cuentas.

Me eché a reír.

-Oh claro, qué estúpido.-Me eché la mano a la frente.

Nos reímos.

-¿Y tú? Dice Aina que eres futbolista, y perdona si eres muy famoso o algo, no veo el fútbol...-Se rio tímida.

-Soy portero, del Borussia Dortmund.

Se quedó pensativa.

-¿Vais de amarillo y negro?

Asentí.

-Entonces si sé, lo que pasa es que no te conocía, lo siento.-Sonrió.

-Tranquila.-Me reí.-¿Eres de Dortmund también?

-Somos de Frankfurt todas, no sé como no lo sabías.

-Aina dijo que erais de Dortmund.

-Ella estudia en Dortmund, las demás estamos en Frankfurt, menos Ainhoa, que estudia en Berlín también.

-Pero originariamente sois de Frankfurt todas.

-Exacto.

Nos sonreímos.

Sentí de repente un frío espantoso en mi espina dorsal, y al instante noté que era un hielo, me giré y vi a Aina riéndose.

La despeiné y ella comenzó a gritar riéndose.

-Eso por despeinarme, imbécil, ¡quita!

-Déjame en paz niñata, no ves que estoy hablando con tu amiga.-Me reí.

Ugly love - Roman BürkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora