Todo el día en el yate fueron miradas provocadoras.
Tomando el sol, bebiendo champán tirándonos al agua...
El sol en Ibiza se escondía por los pequeños islotes y yo ya estaba demasiado ebria como para darme cuenta de lo que pasaba, y para acordarme de que en realidad estaba en una tormenta.
Pero me daba igual.
Me di la vuelta en el gran suelo de madera en la proa, para que los últimos rayos de Apolo* penetrasen en mi piel mientras el champán burbujeante aún hacía estragos en mi cabeza.
-¿Qué haces?-Oí su voz a mi lado.
Me giré y le vi ahí de pie mirándome. Su abdomen, sus tatuajes...una perfecta autovía del vicio a la que me había hecho adicta sin ni siquiera verlo venir.
-Tomar el sol.-Dije en un tono burlón.
-¿Puedo echarme contigo?
-Creo que no tengo otra opción...-Le sonreí.
Él sonrió de la misma forma y echó su toalla a mi lado para tomar el sol, o lo poco que daba de él.
Permanecimos en silencio unos instantes, para luego pasar a las miradas, y por último a las conversaciones sin sentido.
-¿Has bebido un poquito tú no?
-Qué va...-Me reí.
Se rio.
-Cuéntame más sobre ti, yo ya te he contado que tengo un hermano, que soy suizo...ya sabes, cosas sobre ti.
-¿Por qué?
-Porque ya nos conocemos bastante en otros sentidos, deberíamos conocernos también en lo esencial, la casa no se empieza por el tejado.
-¿Qué casa?
-Que me hables sobre ti, cojones.
Nos echamos a reír.
-Bueno...me llamo Carlota, Carlota Weber, soy de Frankfurt, y...voy a la universidad estudio Magisterio y Estudios Franceses.
-¿Un doble grado o algo así?
-Sí.-Sonreí.
-Debe ser duro. Yo llegué a la secundaria y luego me centré en el fútbol.
-No es para tanto. Cada uno tira a donde le gusta y donde quiere.
Sonrió.
-¿Y tu familia?
Me tensé.
Parece que mi cuerpo asimiló el alcohol bastante rápido al oír esa pregunta salir de su boca.
-Bueno...no tengo una familia súper grande como tú si eso piensas.
-¿Ah no? Bueno, con tener a mamá y a papá, basta, y hermanos, si tienes.
-No tengo hermanos, ni padre...-Me reí intentando ocultar el dolor que me producía.
Abrió mucho los ojos sorprendido.
-¿Qué le pasó?
-Nos abandonó.
-Oh...lo siento.
-No te preocupes.-Sonreí.-No significa nada para mí.
Se acercó a mi, y sin decir nada, permanecimos unos minutos mirándonos.
-¿Qué miras feo?
-A ti, fea.
Le despeiné, y me puse de pie al ver que se había picado.
-Te vas a enterar.
Corrimos por toda la proa riéndonos, hasta que a mi se me ocurrió la idea de andar por la pasarela.
-¿Vas a venir a pillarme o qué?
Vi que vino corriendo y antes de que estuviese muy cerca de mí me tiré al agua riéndome. Me siguió. Acabó pillándome en el agua turquesa y yo me reía nerviosa al tenerle tan cerca de mi.
-¿Ya no te ríes tanto eh?-Sonrió.
Nos besamos.
N/A: Apolo, dios del sol y de la luz en la mitología griega.