-¿Y si se entera?-Dijo Leila poniéndose la ropa después de nuestra sesión de sexo.
-Me da igual. Lo he hecho para que se calle y deje de hacerse la víctima.
-Se nota que te quiere Roman. No es justo que le estés haciendo eso.
-¿Lo estás diciendo tú?
-Si no te hubieras acostado conmigo, hubiera sido otra, no te hagas el diplomático ahora.
Me estiré en la cama.
-Los acostones que me das tú no me los da ella.
Rio avergonzada.
-Lo poco que sabe follar, lo sabe por ti. No seas cruel.
Reí.
Sonó mi teléfono. Vi que era ella, pero decidí no cogerlo.
-Eres cruel.
-Me da igual.
-Me voy a Berlín mañana. Si quieres venir a despejarte y ya sabes...
-A lo mejor voy con ella y si la pillo desprevenida...podemos vernos.
Puso los ojos en blanco.
-¿Te digo vale?
Asintió.
-¿Te llevo a casa?
-Sí, llévame...
Nos acercamos y nos besamos.