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Me miro en el espejo, alzo la ceja, que asco de hombre, no puedo con el, y recién me doy cuenta que soy yo mismo, me odio, sigo repitiendo eso toda la mañana, como si fuese un mantra de nunca acabar.
Kang, el desayuno esta listo!- Mi madre me grita desde el comedor. No puedo con esta mujer me desespera, pero daría la vida por ella.
Bajo las escalera y hecho un último vistazo al pasillo, ya no lo veré mas, pronto veré otro pasillo y creo que un mejor, la pared azul que tanto quería ya no estara, y ese mueble de mármol donde ponía mis libros, ya no estara para poner cada novela favorita que solía leer. Termino de recorrer y bajar las escaleras, y mi madre ya ha tendido una sabana y unas almohadas en el suelo, nuestras cosas se las ha llevado la mudanza a la Ciudad de México, mientras tanto tendríamos que comer en el suelo, nuestro ultimo desayuno en esta casa vieja de Guanajuato, hogar de mi bisabuela, sin duda mi mama decidió venderla, la razón no la se, pero creo que viviendo en la CDMX sera fantástico.
-¿Listo para el viaje?- Me pregunta mi madre, esa mujer se ve radiante aun en el suelo con su pelo castaño.
-Creo que si, sera fantástico- Sin duda, aun no me cabe la idea de ir a la capital a vivir ahí, nunca había salido de mi estado, me entra una ansiedad, la ignoro y tomo mi plato de sopa de fideo.
-A decirte verdad Kang, creo que te gustara la nueva casa, es mas moderna- Contesta y al poco tiempo absorbe sopa de su cuchara.
-Oh, ¿enserio?- Contestó muy seco, creo que la idea de mudarme no se a tranquilizado.
-Si, la casa tiene red de internet y toda la cosa- Suelta un risita. Wow, red de internet, ¿quien lo diría?. Yo teniendo internet, creo que nuestra clase de vivir cambia, seria la primera vez que uso esas cosas, pues para ser sincero no soy ese tipo de chicos adolescentes que pasa su vida en un teléfono celular, preferiría la lectura cien veces mas, que estar embabucado a un aparato.
-¿Ya has empacado tu ropa?- Mi madre interrumpe mi discusión mental.
-Si, creo que para viajar llevare mi palyera roja y mi pantalón de mezclilla azul- Vaya, creo que es la única prenda que he dejado para ponerme.
-Estupendo, ahora apurate que el vuelo sale pronto- Contesta ella y ambos nos apuramos a comer la sopa.

Entro al cuarto, ya esta frio y se ve triste, los muebles que lo decoraban ya no estan, solo la maleta roja que esta en la entrada, me visto tan rápido como si fuera el mismísimo Flash y salgo a lo que una vez fue la sala.
Espero a mi madre unos minutos, se esta cambiando y mientras la espero veo como llega el taxi que nos dejara en el aeropuerto.
-Hola, muchacho ¿quiere subir sus maletas?-  El taxista me pregunta, desconcertado aceptó y le ayudo a subir las cuatro maletas que llevamos.
Mi madre cierra la vieja casa y se dirige al taxi, hace una seña de que entre primero, entró y el olor me marea, asco de olor, ¿que le habrá echado el señor?, ignoro el olor y la pregunta.
Mi madre me sonríe, a la vez su mirada triste se nota tanto, un nuevo comienzo a esta nueva vida.
La razón la cual este triste, es la muerte de mi padre, Raúl. Fue un gran hombre mi padre, pero le arrebataron la vida hace siete meses, el mundo se le cayo a mi madre, y no la culpo, a mi también se me cayo. Volteo la mirada y veo que ya vamos en camino, pensar me distaré mucho, doy una risita ligera.
-¿Estas emocionado Kang?- Pregunta y me sonríe.
-¿Mas de lo que tu estas?, lo dudo- Le regreso la sonrisa y en pocos minutos llegamos al aeropuerto.

-Toma estas maletas, ve a la entrada ocho y ahí esperame Kang- Me da las indicaciones mi madre y asiento. Camino por un paso de peatones y miro al suelo, el azulejo del aeropuerto son blancos, parecen de hospital, incluso se ven dibujos en ellos, sigo los azulejos con la mirada abajo, y sin importar lo que pase comienzo a dar pasos largos, casi corriendo, pero eso duro poco.
-¡Mierda fíjate!- De la nada una voz de hombre me grita, estoy en el suelo y en frente de mi a un chico, es moreno, de cabello ondulado.
-Lo-lo-lo siento- Mi voz tartamudea.
-¿No podrías poner atención la próxima vez imbécil?- Dice arrogante, a los pocos minutos me cae súper mal, ¿quien se cree para hablarme asi?.
-¡Te dije que lo siento! y creo que es muy mal de tu parte hablarme de esa forma, ¡y-y-y el imbécil eres tu!- Grito, y toda la sala de espera y demás público me mira, los ojos cafés del chico ven mis ojos y con demasiada pena me levanto y tomó mis maletas, el chico hace lo mismo.
-Con permiso, caray ya no se pueden fijar- Se va diciendo eso, que tipo tan mas pesado, aunque me lo merezco, en vez de estar como un niño idiota viendo el suelo, debería de comportarme como un adolescente a sus diez y nueve años.
-¿Estas bien?- Me pregunta mi madre tomandome del hombro.
-Si, tuve un pequeño accidente con una persona, pero estoy bien- La voz me tiembla al recordar los ojos del chico.
-Bueno, es por aqui, vamos- Hace una seña de caminar y nos dirigimos a la entrada ocho.

Subimos al avión, wow que elegante, nunca había estado en un avión, seria mi primera vez en uno de estos, y...¡fantastico! mi asiento esta a lado de una ventana, el vuelo durara por lo menos hora y media, podría recuperar el sueño que no dormí ayer, mi madre se sienta a un lado mio y dice:
-Esta sera una nueva vida- Me besa la frente, le doy una sonrisa y me volteo, cierro mis ojos y quedo profundamente dormido.

Amor Prohibido  1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora