Como mis ojos te ven 2.0

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Bueno, como soy bien pinche cursi y amante de los finales felices, decidí hacerle una continuación y última parte a "Como mis ojos te ven" >.>


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El primer amor nunca se olvida, o eso dicen por ahí. También dicen que enamorarse de otras personas es posible completamente, pero que nunca se sentirá lo que ese primer amor nos hizo sentir. Dicen que en la adolescencia muchas veces el amor puede confundirse con otros sentimientos como el deseo y la admiración, provocando gran confusión y problemas que a la larg-

—Qué cantidad de basura. —Bufó Bakugou, apagando el televisor y silenciando de esa manera a la mujer que con voz chillona hablaba de un tema que para él era algo así como... delicado.

Toda su vida desde que podía recordar, había conocido a un chico llamado Midoriya Izuku quien, a lo largo de su adolescencia, llegó a ser algo así como su primer amor. Y oh, por Dios, esa mierda sonaba tan jodidamente marica, pero esa era la verdad.
Nunca se llegó a imaginar que alguna vez sentiría lo que el peliverde despertó en él y su reacción ante ello no fue la mejor, lo acepta, pero era más fácil y menos comprometedor, seguir actuando como siempre lo había hecho con el más bajo, solamente que por una razón completamente diferente.

Ahora, cuando el día en que por fin consiguió poner sus pelotas en su lugar y se decidió a hablar con Deku, se encontró con que el bastardo se había largado. Y no, no fue a otro barrio, no fue a otra ciudad, no, ¡el muy imbécil se había largado a otro puto país! Según su madre, a estudiar, si claro.

Si le preguntaban a Bakugou, diría sin ninguna duda que ese nerd había huido.

No reaccionó de una forma muy madura al enterarse en ese entonces pero a su favor, diría que tenía 17 años y uno a esa edad es un gilipollas integral. Ahora después de tres años seguía siéndolo un poco, sí, pero era diferente, diablos.

La cuestión ahora era que Deku volvería a pasar año nuevo con su madre y por supuesto, allí estaría él para darle la bienvenida también.

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Deku llegó el 28 de Diciembre, feliz de poder ver cara a cara a su madre otra vez. Necesitaba abrazarla y llenarla de besos, necesitaba contarle todo lo que había vivido mientras estuvo fuera del país, necesitaba preguntarle si sabía algo de... Kacchan.

Y no, no era que estuviera todavía enamorado del hombre, ya habían pasado tres años, por favor. Creía fervientemente que ya no estaba enamorado y que su huida hace años si había servido para algo. Sin embargo, ¿era normal estar tan nervioso y ansioso por la posibilidad de volver a verlo? ¿Era normal que el enjambre que tenía en reposo durante el último tiempo estuviera ahora tan terriblemente alborotado en su vientre?

Llevaba cuatro días ya en la ciudad, era 31 de Diciembre y todavía no lo había visto, ¿estaría mal sentirse decepcionado?

Junto a su madre se encontraban en el templo de la ciudad donde harían sus plegarias para el año venidero. Llevaban un buen rato en el lugar y por un momento se permitió olvidarse de todo lo que asaltaba su mente y se dedicó a disfrutar de la noche y de la cultura de su país.

Se acercaron a hacer sus plegarias y tocar la campana, y allí, allí fue que sus ojos de nuevo le vieron.

Quiso huir de nuevo, sintió esa imperiosa necesidad y se reprendió porque ya no era un niño, ahora era un hombre de veinte años que definitivamente no amaba al hombre magnifico que a ellos se acercaba.

—Oh, claro Bakugou, puedes robártelo. Yo ya estoy cansada y de hecho, estaba pensando en retirarme, pero no quería que Izuku tuviera que irse también. Me has salvado.

—Espera mamá ¿qué? —El pecoso estaba tan absorto en sus pensamientos que no escuchó nada de lo que el rubio y su madre hablaron, mas no pudo no prestar atención a esa última línea de conversación.

—No se preocupe, yo cuidaré de él. Vaya usted con cuidado. —Finalizó Bakugou la conversación y de inmediato tomó la mano de un Midoriya de veinte años que todavía seguía siendo más bajo que él y, empezó a caminar.

—Kacchan, espera, mi madre... —El peliverde balbuceaba y Bakugou no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa de lado porque, Deku tenía las mejillas invadidas en carmín y se veía, hermoso.

—¿Y entonces? ¿Qué pediste para este año que viene, Deku? —El pelicenizo ignoró las palabras ajenas y sin soltar el agarre que mantenía sus manos juntas, se dirigió a una zona donde no hubiera tanta gente, una zona más calmada y privada.

—Yo... Kacchan, ¿qué significa todo esto? ¿Por qué...? —Midoriya no sabía qué decir, se enredaba en preguntar y no ayudaba que su corazón quisiera salírsele del jodido pecho porque por primera vez desde que podía recordar, tenía un contacto físico con el que fue... era todavía, su primer amor.

—Yo ya pedí mis deseos y... —Bakugou dijo, apoyando a Deku contra uno de los árboles del lugar, y posicionándose frente a él en toda su altura, casi como si estuviera ocultándolo de todos los demás; pensando en que necesitaba decirle al otro lo que hace años no le había podido pronunciar y que hoy en día, todavía sentía queriendo hacerle saber—... lo primero que pedí fue que aquel a quien yo quiero no vuelva a huir de mí y se quede, aquí, conmigo. Por mí. —Dijo, y las esmeraldas, esas que siempre lo seguían, brillando con ese sentimiento que muchos llaman amor, se iluminaron en entendimiento ante lo que acababa de declarar.

—Kacchan, yo de verdad no...

—Cállate, Deku. Estoy enojado porque tú huiste de mí hace tres años y ahora debes recompensarme, debes pagar el tiempo que estuve esperándote. —Bakugou exigió, justo antes de unir sus labios con los ajenos en un beso castigador y duro, uno donde derramó toda la frustración de años de verse privado del amor de ese hombre que ahora entre sus brazos se encontraba.

En medio del beso el de ojos carmesí llegó a pensar que Deku ya no lo amaba, que su enamoramiento de años atrás había sido superado y que había perdido la oportunidad. Pero nada en el mundo hizo latir con más fuerza su corazón, que sentir los brazos ajenos aferrarlo por el cuello con fuerza y corresponder el beso con ansia y anhelo de años de separación; acompañado con el sabor característico de las lágrimas que el más bajo estaba dejando salir de sus ojos.

—Kacchan, yo lo siento por haber... Pero yo te amaba hace tres años, te amaba desde los 14 y aún hoy yo... —Midoriya confesó emotivo, después de terminar el beso, sin querer soltar al más alto.

—Yo también te amo, tonto Deku. —Bakugou interrumpió al otro porque no había necesidad de más palabras, no había necesidad de otra cosa porque esos ojos, oh Dios, esos jodidos y hermosos ojos, seguían mirándolo como antes ¡y demonios! Él se encargaría que siguieran mirándolo de esa manera por mucho, mucho tiempo más.

Sin decir alguna otra cosa, ambos buscaron los labios del otro y se fundieron en un beso que solamente era el primero de muchos, en ese nuevo año.


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Me quedó muy mieloso(?) al final, pero bueno, espero les haya gustado <3

DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora