Mío

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Buenas~, siento que hace siglos no publico algo y no es porque no quiera, en verdad.

Aquí este cortico que espero les guste ♥


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Desde que Izuku Midoriya tenía memoria, el constante sentimiento de querer pertenecerle a su vecino de ojos carmesí había sido una constante en su vida.

En la infancia siempre estuvo el pensamiento de quiero ser su mejor amigo, e hizo todo lo que estuvo a su alcance para conseguir esa meta. Algo que no fue tan fácil si se tenía en cuenta que dicho chico no lo quería tener cerca, por lo tanto, el ser siquiera amigos estaba algo fuera de su alcance en esa etapa de su vida.

Lo bueno es que no siempre fueron niños y es en el tiempo de la adolescencia, donde algo cambió entre ellos y sinceramente no podía estar más contento con ese cambio, pues ese quiero ser su mejor amigo que cambió a un quiero que él me quiera, se hizo un poquito más posible después de ese primer verdadero contacto entre ellos que, primero que todo no inició él mismo y que a pesar de que ese contacto se saltó muchos pasos que pensó deberían haber venido primero, él no era nadie para quejarse porque Bakugou Katsuki lo hubiera besado a los quince años en frente de su aula en el instituto.

La amistad que se desarrolló después de ese impulsivo primer y único -por un tiempo- beso, fue algo que se dio con una naturalidad que a ambos sorprendió, pero que fue muy bien recibida. Diferencias entre ambos estaban allí, sobre todo porque Bakugou no era la persona más fácil de tratar en la infancia y eso era algo que no había cambiado aun en su adolescencia.

Por suerte para Izuku Midoriya, tenía bastantes años de conocerlo, a distancia, si, ya que el otro no había permitido un acercamiento antes, pero por eso fue que lidiar con esa personalidad y temperamento ahora de primera mano, de cerca, como amigos, no era algo totalmente desconocido.

Del beso no se habló y para Izuku eso estaba bien, pues entendió algo que el más alto no decía con palabras, pero que sus ojos y cuerpo expresaban con total claridad. La atracción era mutua y no fue extraño para su círculo de amigos que un año y medio después de ese primer beso, una relación sentimental se hiciera oficial entre ellos.

Ahora bien, estaban en último año de instituto y a pocos meses de salir hacia lo que sería una nueva etapa de su vida y eso era no más que problemático y todo, pero, Midoriya se había dado cuenta que en el último medio año su amigo pelirrojo veía a su novio de una manera que no le gustaba, en absoluto.

El anhelo en esos ojos rojos no le gustaba para nada y nunca, nunca pensó que pudiera llegar a ser una persona posesiva y celosa, pero ese pensamiento estaba cambiando. Estaba seguro que su Kacchan estaba perdidamente enamorado de él y no dudaba de ese sentimiento. Confiaba totalmente en su novio de hace ya dos años, no obstante, no confiaba igualmente en quien llamaba su amigo, Kirishima Eijirou, ya no.

Nunca fue celoso ni inseguro, pero esa tarde al salir de cine, el besar tan ardiente y hasta sugestivamente al pelicenizo, fue inevitable. Enredar ambos brazos en el cuello de su pareja, sentir las manos contrarias envolver su cintura y esos labios ya tan bien conocidos devolver el beso con tanto ímpetu y posesividad, simplemente le hicieron perderse un poco.

El beso no duró lo suficiente, a su parecer, y terminó con los labios de ambos rojos e hinchados, y Midoriya adoró como esos ojos carmesí lo miraron al momento de romper el contacto. Ladear su rostro ligeramente y observar de manera dura con sus profundos y brillantes de posesividad ojos esmeralda, a un Kirishima que los veía con aparente tranquilidad, pero una tranquilidad falsa, ya que los labios apretados y puños apretados desmentían aquello; fue lo siguiente en su actuar impulsivo del día.

Midoriya pensó que su demostración y su clara advertencia logró su cometido cuando Kirishima desvió la mirada y comenzó a alejarse alegando que la película estuvo tan aburrida que me dio sueño, así que me largo a mi casa, seguido de Kaminari que intentaba alcanzarlo.

—Eso era realmente innecesario, Deku. —Bakugou lo obligó a devolverle su atención y no sabe por qué, pero se sonrojó un poco al haber sido descubierto.

—No sé de lo que estás hablando. —Midoriya se hizo el desentendido y empezó a caminar sin ningún rumbo fijo, tratando de calmar su corazón y convenciéndose que no había actuado como un bastardo con el que aún consideraba su amigo.

Los celos podían llegar a ser tan problemáticos.

—No sé qué estará pensando esa cabecita tuya, pero lo siento por Kirishima porque a ti es a quien yo amo, Deku. —Bakugou aseguró, envolviendo ambos brazos en la cintura de su novio desde atrás, posando ambas manos en el bajo vientre mientras caminaban lentamente—. Sin embargo, por tu demostración de posesividad te ganaste un premio, uno que te daré cuando lleguemos a casa porque, eso fue jodidamente caliente. —Murmuró en el oído ajeno antes de sonreír y alejarse un par de pasos de un peliverde rojo de indignación o vergüenza, no sabía cuál de las dos.

Midoriya lo alcanzó al final y Bakugou unió sus manos, entrelazando los dedos. Caminaron hacia su casa y le fue imposible no pensar en que era mejor que su amigo pelirrojo se dejara de tonterías con él, y mejor se fijara en lo que había a su alrededor, Kaminari no iba a estar ahí para siempre, después de todo.

Bakugou ya tenía a esa persona especial y eso el capricho que al parecer tenía Kirishima por él, no lo iba a cambiar. Nunca nadie lograría cambiarlo. Izuku Midoriya lo tenía a sus pies, y al parecer iba a tener que recordárselo.



DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora