Capitulo 10: Renata y Giselle

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Que semana de mierda... Se murió James, Renata no hace mas que llorar, Abigaíl se escapó literalmente y Kimey desapareció, solo quiero volver el tiempo atrás y evitar la muerte de James, evitar que Havok viole a Renata, valorar a Kimey como debía y matar a los hijos de puta que se llevaron la vida de James. Siento que esta oscuridad no solo me llenó por dentro, también me rodea y me aleja de toda luz que me pueda rescatar, aunque no quiero soltar esta oscuridad hasta descubrir eso que se y no puedo descifrar. Aún siento como esa sombra sin ojos me persigue, me da mucho miedo pensar en sus intenciones.

Ahora estoy sentado en mi cama, drogado y siento como si el techo se fuera a caer. Tengo los ojos rojos, un ojo hinchado en ácido, la mandíbula se me va hacia los lados y mas mareado que la mierda, pero aún así me duele todo y nada me puede distraer de esta miseria. Sabes lo que es el insomnio? Es un estado en el que no podes dormir, pero tampoco despertar, estas en un limbo entre el sueño y la realidad, no sos mas que un zombie realista o un robot bajo las órdenes de las coincidencias.

Me levanté de mi cama con un mambo como para 3 personas, cojeando, y con una resaca que tenía desde hace 4 días, rumbo al espacio de Renata. Estaba Renata tirada en la cama, no paraba de llorar y de repetirse "Es mi culpa" una y otra vez. Me acerqué despacio a ella y la agarré con ambos brazos, su cuerpo estaba pesado y no hacia esfuerzo ninguno para levantarse. Sus ojos dilatados y rojos de tanto llorar, sus ojeras de no dormir, su pelo desordenado y sin cuidar, su voz ida y afónica, no es el modelo de una persona con la que te gustaría sentirte identificado, pero así me sentía. La agarré y la abracé con todas mis fuerzas, como si así fuera a recuperar mas ánimos, y le dije -Nada de esto fue tu culpa, y se que te va a sonar hipócrita de mi parte, pero deja de torturarte de esa manera. Las drogas solamente te harán sentir bien por ahora, pero cuando el efecto se vaya te vas a sentir peor que antes, y no me quiero imaginar que sería peor que tu situación actual- me miró a los ojos y afirmó con la cabeza, sus ojos tenían un brillo especial, un brillo de esperanza, nunca me había sentido tan cercano a Renata, así que decidí dejar de sufrir al frente de ella, sufrir en silencio y a solas. Le di un beso en la frente y le hice un café, su sonrisa de gratitud al agarrar la taza nunca la voy a olvidar. Me hice una taza de café y charlamos por un largo rato sobre nuestros sueños y metas, sobre nuestras familias, y nunca creí que diría esto, pero tengo mucho en común con Renata y es la persona que mas se aproxima a Sofi o James.

Me acosté en una frazada al costado de su cama e intenté dormir, pero a los 20 minutos Renata me dijo que no podía dormir sola. Me puse unos Shorts deportivos y me acosté con ella, subió una de sus piernas encima mio y apoyó su cabeza en mi pecho -Yo no quiero que pienses nada malo de mi ni de mi hermana, pero necesito esto- me dijo excusándose por si había un mal entendido -No pasa nada, Reno. Yo se que tu hermana estaba desesperada y vio en mi algo de James- Le respondí intentando esquivar el hecho de que esté tan pegada a mi. Me miró confundida y me dijo -Y que pensas de esto? No te molesta que estemos durmiendo juntos?- La miré y me di cuenta que sus intenciones eran buenas y le respondí -Solamente somos dos personas que sufren por un mismo problema, tuvieron experiencias similares y se necesitan entre si- Me miró y me abrazó fuerte, me dijo "Buenas noches, corazón de melón" y le di un beso en la frente.

Al otro día nos levantamos a eso de las 11 Am, no habíamos dormido tan bien en días. Ella estaba preparando unos cafécitos y yo fui a comprar un paquete de galletitas. Cuando volví de comprar ella estaba ahí, vestida con un camisón ligero y un short, sirviendo los cafés. Nos sentamos a hablar mientras tomábamos café, comíamos galletitas "Surtido Diversión" y escuchamos música. Todos se acercaron al ver que había música en el espacio de James, era de esperarse, hace tiempo que no se escucha nada mas que el llanto de Renata. Nos miraron por un hueco y comenzaron a llamarnos y a gritarnos. Salimos afuera y vimos la caras de todos y sus miradas acusadoras llenas de prejuicios, ya estaban malentendiendo todo, y solo quedaba esperar las actitudes excluyentes.

Sam CaulfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora