capítulo 12b: Dios

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Mis oídos estaban ensordecidos por el agua, ni el silencio llegaba a escuchar. Imágenes tan nítidas y brillantes como la vida real vinieron a mi cabeza, recuerdos de mi nublada infancia. Mi cuerpo entró en un estado de relajación máxima, en este estado me hacía sentir a salvo, a pesar de estar bajo los efectos de la heroína en una bañera que cubre todo mi cuerpo de agua. No podía hacer nada mas que dejarme llevar y dejar que los putrefactos y resecos labios de la muerte me besen, se acercan de a poco, sentí su presencia hace años y esos últimos días ya sentía sus manos acariciando las mías como si se tratara de una acosadora lenta que al entrar en contacto íntimo con una persona accidentalmente la muerte le roba el alma. La acosadora muerte ahora tiene confianza y no solo se animó a apresurarse, también se va a llevar mis dos personas, no va a haber nada dentro de mi, sólo un cuerpo vacío e inerte, pálido y podrido. Mis ojos se cierran y las imágenes llegan como relámpagos a mi mente.

Sam 10 años:
Estábamos James y yo sentados en uno de los banquitos de una plaza que estaba cerca de nuestro colegio. James me miró y de su mochila sacó un mp3 -Wow, de donde lo sacaste?- le pregunté abriendo grande los ojos -Se lo robé a mi tío- me dice riéndose con risa quisquillosa. Lo prendió, lo puso en unos auriculares de celular y nos pusimos un audífono cada uno. Tenía muchas canciones, varias de ellas eran de género Punk, pero estaba muy variado, tenía desde Pearl Jam o Radiohead hasta Fun People o Sin ley. Era genial toda esa música, no solo había una canción para cada emoción o situación, todas esas canciones servían para toda emoción o situación. Después de un rato escuchando música nuestros cuerpos emanaban energía, queríamos movernos de forma violenta, pero no queríamos bailar, descubrimos el pogo a través de nuestros instintos.

Comencé a ir todos los días a la casa de James, se estaba volviendo mi mejor amigo y hasta un hermano, podría decir. Un día el tío le dijo a James que ya sabía que le había robado el mp3 con todas las canciones, así que copió todas las canciones a su computadora y se lo regaló a James. James se emocionó y fue al auto de su tío a poner música en su Estéreo, era un estéreo muy completo con parlantes en la parte de atrás. Empezó a sonar una canción de NOFX del álbum "Pump Up the Valuum", siempre fue uno de mis álbumes favoritos, aunque a James no le gustaba tanto, el siempre lo ponía por mi. Varios chicos se juntaron alrededor de ese Peugeot 504 gris y comenzaron a empujarse entre ellos al ritmo de la música. No lo podía creer, eso que James y yo descubrimos de manera primitiva e intuitiva, ellos ya lo habían descubierto de hace tiempo y lo habían perfeccionado. Nos metimos en la eufórica e hiperactiva ola de jóvenes y nos sacaron de inmediato -No son demasiado chicos para unirse a este pogo?- nos dijo un hijo de puta, pero al menos supimos que ese algo tiene nombre. James se veía furioso, el enano maricón se volvió a enojar diría el imbécil de Havok. James fue corriendo al auto de su tío, desenchufó el cable auxiliar y los parlantes comenzaron a producir un chillido que hizo que todos los "pseudo-punkis" se vayan a la mierda de ese lugar. James se cagaba de risa, no le importaba una mierda lo ajeno a el. En cuanto se fueron todos, James puso música otra vez y pogueamos nosotros dos solos.

Entre los montones de agua que tragaba, sonreí y pensé "No necesitábamos de nadie mas que nosotros"

Sam 12 años:
Estaba yo posando de manera desafiante frente al papá de Sofi y explicándole la pesadilla que vivía su hija día a día. Le conté que la acosaban sexualmente, le llamaban gorda y hasta le pegaban, que su hija estaba sufriendo y que necesitaba de su apoyo. Me miró, movió la cabeza y me abrazó, no entendí bien la situación, creo que fue porque nunca antes había conocido a una persona que quisiera cuidar tanto a su hija como el, o al menos alguien que se preocupara por ella.

Habían pasado varios días y ya casi nadie molestaba a Sofi, ni siquiera el chico que se cayó por la ventana, que por cierto, cada vez que piensa en molestar a Sofi, ve su brazo roto y se calma (Como bien dice el refrán "El que se quema con leche, ve la vaca y llora"). A las pocas semanas de haber arreglado las cosas con el papá de Sofi, fuimos todos juntos a un evento cultural en el que vendían muchas cosas. Caminamos por todos lados y comimos cosas súper extrañas de otros países y vimos instrumentos y artesanías de varias culturas latinas, hasta que me crucé una tienda donde vendían armas y ví un cuchillo mariposa de esos que parecen un arco iris cuando lo pones al sol. No me interesaba mucho esos de los cuchillos, pero ví eso y sentí como mi cabeza había hecho un click, una notificación de una nueva obsesión entrante Las Armas. Veía esa variedad de colores tal como lo hacían los pobres en la antigüedad con los ventanales de las iglesias, se me caía la baba de tan solo verlo. De pronto veo un rollo de billete pasando por al lado de mi oreja, el padre de Sofi compró 2 cuchillos de esos y nos dijo a Sofi y a mi -Confío en que sabrán usarlo adecuadamente, no abusen de mi confianza.- No quiero que miren al padre de Sofi como una persona irresponsable que le da armas a un niño que no conoce lo que esta bien y lo que esta mal. El padre de Sofi es una persona que cuidaba de su hija y que demostraba la confianza que le tenía, le dio a Sofi la oportunidad de salvar su vida al menos una vez.
El sentimiento de decepción... Eras muy fuerte, por que bajaste los brazos?

Sam CaulfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora