Sara (Cancelado)

CAPÍTULO 14: GEMELOS (PARTE 3/4) Billy

— ¡Hermano basta ya, deja a Sara en paz! —pidió Billy, poniendo sus manos sobre su cara y tumbándose sobre el sofá, estaba harto de tanto oírlo gritar ¡¡llevaba tres horas así!!

Parada sobre las escaleras, mi postura estaba rígida, parecía soldado y la vista puesta en el suelo, otra vez; mis manos estaban pegados a mis costados y las piernas y pues juntas. Tres horas de estar así mi cuerpo ya se cansó y pide reposo a gritos, pero no parece importar a Anthony, estaba molesto.

En eso, lo dejé de escuchar—hermano, mira a Sara —dijo Bill, tranquilo, mientras posaba una mano sobre el hombro de Anthony para hacerlo callar. Nuestras miradas se encontraron para después separarse, revisó todo mi cuerpo como un escáner y guardó silencio. 

Mi postura no se había relajado, seguía temblando, rogando por un descanso; mis piernas tampoco se separaron, seguía como un soldado, un soldado con la cabeza agachada. Escuché a Anthony suspirar.

Sus dedos pasaron sobre su cabello y se despeinó, guardando silencio— está bien, lo siento no debí excederme —nuestras miradas chocaron nuevamente— ya te puedes mover, ¡pero hoy no saldremos! —Asentí, lo más rápido posible.

Lo admitiré, había olvidado como se sentía esto, los regaños de las hermanas en ocasiones eran peores pero este me sorprendió, escuchar los gritos y quejas de Anthony mientras posaba como soldado !tres horas!, si no fuera por los gemelos, creo que esto hubiera tardado más. Un "bien" se había escapado de los labios de Anthony en un intento de susurro. En cuento su teléfono movil empezó a sonar, chasqueó la lengua y rato después le pidió a Bill que se vaya con él, al parecer algo había pasado en el trabajo de Anthony y ocupaba de su ayuda.

En cuanto el portazo de la puerta desapareció y el reinado del silencio creció, Billy se me acercó— ¿Estás bien, qué sucedió? —suspiré, pero no respondí. De inmediato dejé caer mi cuerpo, mis piernas ya no podían más, terminé sentada sobre las escaleras, agarrando el aire perdido. Billy sólo esperó.

— Anoche... no me fui a dormir —Frunció el ceño, confundido; le eché una miradita rápida— después de que Anthony se despidiera de mí, para irme a dormir y él se fuera con ustedes para ver el maratón de películas, esperé un rato para bajar y mirar la película a ocultas —.

—Wau... si que querías ver las películas con nosotros —Asentí, puesto que en el orfanato no había esos lujos, quería ver una, aunque sea una vez, pues no había dinero para esas cosas, o eso decían las hermanas.

— Lo peor del caso es que tuve tanto miedo que no me pude mover de mi escondite, apenas si dormí —.

— Dios Sara y ¿por qué no nos llamaste? —no respondí, quería pensar.

— Me había asustado tanto por la película que no reaccioné bien, y quedé atrapada en la oscura noche —su rostro mostró preocupación y asombro al mismo tiempo, conocía mi trauma, Anthony les había contado a los gemelos— pasé la noche aquí abajo —abracé mis piernas— Anthony fue a verme en la mañana y no me encontró, así que fue a buscarme por la casa, pero no me encontró y empezó asustarse, hasta... hasta que le llamé —.

— Sara... ¿Donde estabas? —dijo, esta vez asustado. Apunté debajo de las escaleras, había un pedazo de pared que no estaba bien puesta, cabía perfectamente ahí.

— Cuando recobré el conocimiento, estaba allí —Billy se acercó a ver, era como una puerta secreta, si no la hubiera movido nadie se habría dado cuenta. 

— ¿Dices que estabas aquí? —asentí, no quería ver ese lugar, estaba oscuro— ¿Cómo sabías de esto? nosotros jamás nos habíamos dado cuenta de este... —no supo como llamarle a ese lugar. No respondí, la verdad es que no tenía ni idea, sólo... aparecí ahí. Suspiró— bien, dejémoslo así, será mejor que te vayas a dormir aunque sea un rato —puso el pedazo de pared en su lugar, tapando el... ¿escondite? y se levantó, sacudió y me acompañó hasta el cuarto, donde me dejó descansar.