Sara (Cancelado)

CAPÍTULO 7: HUYENDO (parte 1)

Todo iba bien, ¿Quién pensaría que las cosas pueden cambiar drásticamente? Yo no... un cambio drástico no... Todo comenzó con un nuevo día; un día soleado, sin nubes, el viento corriendo fuerte, los pájaros cantando y bla bla bla...

Lo único que lo diferencia, es el secreto de Amanda, o ¿Plan?, uno que descubrí por metiche, por error simplemente... Baje a desayunar como todos los días, a ver que nos había preparado Sebastian; me estaba acostumbrando a ésto, me empezaba a gustar y debo admitir que estaba equivocada sobre Amanda, iniciamos con el pie izquierdo las dos; pensé que quería una rivalidad con alguien... pero me equivoque, sólo quería un acompañante; yo le llamaría sustitución de un hijos, aunque suene cruel, es verdad, su hijo ya no está en casa, debe ser por que ya esté grande y puede cuidarse solo; así que decide adoptar a una niña"Sustituta", como había dicho antes, tomando su lugar. Y como no... suena cruel, lo sé, lo sé perfectamente.

Imagínate despertar, bajar a la cocina y escuchar a tu mamá hablando con otra persona diciendo que te iras con él, ¿Verdad que suena horrible? bueno... eso me pasa a mí actualmente... estoy escuchando la conversación de Amanda con un hombre, no se quien rayos es, pero si es un hombre; hasta acá se escuchan los susurros del teléfono, debe estar en alta voz como para poder escucharlos. Estoy impactada, mi cuerpo no reacciona, mi respiración es lenta, mis ojos están bien abiertos, mi boca en una forma de "o" no muy grande y mis oídos bien atentos. Aunque me quiera marchar no puedo, estoy totalmente clavada al suelo, escuchando, aunque no quiera escuchar... ¿Qué ironía no? Sebastian llegó al pasillo donde estoy yo, escuchando todo desde la puerta de la cocina, que está cerrada.

— Srita. Sara ¿Qué está...? —Se detiene al ver mi postura jorobada— ¡Señorita usted no puede oír eso! —Al parecer Sebastian también escucho un poco de la conversación. 

¿Acaso él sabia sobre esto? Me jaló del brazo atrayéndome hacia él, alejándonos de la puerta hacia la sala, donde ya no podía oír nada; mi aspecto y postura no han cambiado. Quise... por primera vez decir algo, ¡Por primera vez quería decir algo!, pero no salia nada de ella.

— No tiene que decir nada señorita, su rostro lo muestra todo. —No mentía, las lagrimas empezaban a caer sobre mi cara sin mi consentimiento... Jamás he llorado enfrente de alguien... ¡Jamás! ¿Ahora que hago?, ¿Me quedo ahí quieta? Sebastian se pone de rodillas quedando a mi altura, me rodea en sus brazos, dándome un fuerte abrazo.— Está bien, llora, no lo reprima... —Al escuchar eso mis ojos empezaron a llorar más fuerte que antes, como una cascada sin fin y esta vez lo dejé pasar.      

— ¡Fantástico!, entonces te estaré esperando afue... —.

— ¡¡Señorita espere!! —. 

Salí corriendo del lugar sin dudar nada en el momento en el que Amanda había aparecido, sin esperar que irían tras de mí... sólo quería un momento a solas, sólo quería escuchar mis pensamientos, sólo... quería... una explicación. Todo iba tan bien, ¿por qué lo arruinaría? ¿tanto así soy una molestia para ella? ¿desde cuando lo sabía Sebastian? ¿Desde cuando me lo ocultan? Todas esas preguntas se empezaron a formar en mi cabeza en un santiamén, bloqueando mis verdaderos pensamientos.

¿Quién pensaría que terminaría así? en un lugar tan hermoso con gente tan agradable, con sentimientos que ni yo misma sé declarar... ¿o todavía dudo de este lugar? 

Mis lagrimas no me dejan ver el camino que mis pies estaban trazando al correr, ¿será el camino al río? quien sabe y no me importa, con que sea un lugar lejos bastará; de todos modos me quieren lejos ¿no?, les aré el favor. 

Por andar corriendo sin mirar, desesperada y llena de mocos y lagrimas corriendo por toda mi cara tropecé con una piedra del tamaño de mi dedo gordo, haciendo que cayera al suelo lo más rápido y dolorosamente posible.