—Hola.— murmuró ella al ver a su hermano parado con el coche listo en la salida del aeropuerto.
—Sam...— la abrazó con fuerza, él ya sabía lo ocurrido, de hecho Helten había alquilado un piso para ella y había hablado con su jefe para que le buscase trabajo en alguna de sus empresas.—¿Qué tal el viaje?— preguntó Helten con media sonrisa.
—¡No me puedo creer que tenga que salir huyendo por culpa de un maldito psicópata que la ha tomado conmigo!— gritó a la defensiva incapaz de retener aquel torrente de rabia ni un segundo más.
Sam no era ninguna cobarde, pero la amenaza a su familia era lo que la había hecho ceder al chantaje.—¿Mejor?— ella asintió desganada.— Lo estás viendo como algo negativo, es un nuevo comienzo.
—Pero me encantaba mi vida...— dio una patada a la piedra que estaba en su camino, a penas la notó gracias a sus botas militares.— Adoraba mi trabajo.— le costó sangre, sudor y lágrimas hacerse con los mejores índices de audiencia en radio.
—Tienes un nuevo trabajo, pero es algo temporal, hasta que encuentres un puesto en alguna radio de por aquí.— ella se quitó la chaqueta de cuero, hacia un calor mortal en los Ángeles.— Vamos, te puedo llevar allí directamente.
—¿Y mi piso? Tengo que dejar el equipaje.— el tráfico era casi tan agobiante como el clima.
—Yo lo dejaré todo preparado para cuando llegues.— propuso con una sonrisa a la que no se le podía negar nada ni nadie.
—¿Dónde está el estudio?— preguntó Sam, totalmente desquiciada por tanto cambio.
—Aquí mismo, al final de la calle.— señaló un letrero bastante claro por encima de aquella masa tráfico que no avanzaba.
—Estoy harta.— sin previo aviso abrió la puerta y salió del coche para quedar en medio de la carretera.
Una moto pasó frente a ella, tan pegada que casi pudo rozarla, su corazón se paró unos segundos.
—¡Hijo de puta!¡Grandísimo trozo de mierda seca! ¡Maldito cabrón! ¡Gilipollas malparido!— y siguió así hasta que se le acabó el aire en los pulmones.
Se dio la vuelta para encontrar un coche ocupado por cinco chicos boquiabiertos, no le dio más importancia. Tenía prisa así que corrió hasta la acera y entró en el estudio.

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Asesora de Guns'n'Roses
FanfictionGudville es un pequeño pueblo que nadie conoce, un lugar donde aman a Dios y sueñan con quemar brujas. Pero Sam, una de sus habitantes (la oveja negra del rebaño) no está contenta y quiere abrirles los ojos a los demás, para ello no hay mejor medio...