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—Y así termina mi sección de hoy.— concluyó Sam haciendo una seña al realizador para que pusiese la cabecera.

—Has estado genial.— le dijo Jack, el siguiente colaborador, según se cruzaban en la puerta.

—Gracias.— rió como si no supiera que solo era una burda excusa para charlar con ella y poder tirarle los tejos.

—¿Por qué no quedamos esta tarde?— se apoyó en el marco de madera tratando de dar un toque casual.

—Lo siento, pero no estoy disponible.— mintió, porque estaba más sola que la una.—Hasta otra.

—Adiós...— fue alejarse un par de pasos y sonó su teléfono.

—Hola, Helten.— dijo al ver su nombre en la pantalla.

—Hermanita, tengo una sorpresa para ti.— se notaba que estaba sonriendo, además el ruido ambiente era de tráfico y un grupo de personas cerca.

—Sorpréndeme.— contestó en un tono sarcástico.

—Sal a la calle.— dicho esto colgó, dejando el misterio en el aire.

Cuando se abrieron las puertas se encontró a Helten junto a una limusina negra.

—¿Por qué?— rió abrazándole.— ¿Cuándo has llegado?

—Hace unas horas. El vuelo fue muy cómodo, en avión privado.— comentó con una voz exagerada, algo así como fingir que se finge hacer un comentario casual.

—¡¿Cómo?!— su primera idea era que a Helten le había tocado la lotería, pero conociéndole, no seguiría llevando aquella misma ropa.

—Entra y lo entenderás.— no tuvo más remedio que confiar en su hermano.

—Axl...— apenas podía creerlo. Estaba totalmente distinto a como le recordaba, incluso llevaba el pelo diferente, se había hecho unas trenzas que le quedaban horriblemente mal, además los años se habían cebado con su cara.

— Hola, Sam.— sonrió tímidamente.— Estaba de gira por aquí y me he pasado a saludar.

—He escuchado lo del concierto en las Vegas, pero eso queda bastante lejos de aquí.— Sam le miró algo enternecida.

—Yo... necesitaba un descanso.— se quedó en silencio unos segundos.— Entonces sabes que sigo con el grupo, ¿qué te parece? Buckethead, Robin Finck, Paul Huge , Tommy Stinson, Chris Pitman, Brain y Dizzy.

—Al menos Dizzy sigue en la banda.— a penas llegó a conocer al teclista.— Axl, ¿qué te ha pasado?

—Bueno... me divorcié en el 92 y pasé una etapa bastante dura. Luego la banda dejó de apoyarme, y era una de las pocas cosas que me gustaban en mi vida, tenía que hacerlo yo todo.— Sam se acercó para darle la mano.— Después Slash, Duff y Matt se fueron.— su voz se quebró.

—Hey, al menos has seguido.— dijo tratando de animarle.

—Las críticas son una mierda.— Chinise Democracy había sido tachado de metal comercial.

—Tranquilo, solo vuelve a lo que te hacía feliz, los amigos de siempre y la música de verdad.— la limusina frenó de golpe.— Esa es mi casa.— susurró girándose hacia la puerta, pero antes de salir besó rápidamente los labios de Axl por última vez.

—Es un buen consejo.— él se despidió con la mano y el vehículo arrancó.

—Hola, Jack ¿qué haces aquí?— preguntó al ver a su compañero en el jardín.

—Llámame Taus.— respondió con una sonrisa perversa en la cara.

—¿Qué?— antes de que pudiera darse cuenta tenía una bala incrustada en la frente.

Asesora de Guns'n'RosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora