—Vamos a beber algo, ¿vienes con nosotros?— preguntó Slash mientras los otros se iban riendo sin parar, a pesar de que Sam les había echado una auténtica bronca.
—¿Más? ¿Vais a beber más?—él se dejó caer sobre la pared.— No pienso apoyar este comportamiento.
—¿Quieres que te lleve a casa?— dijo en un suave ronroneo que casi derritió la primera capa de hielo en su corazón.
—Si conduces tú, no saldremos vivos del aparcamiento.— dijo ella con un tono malinterpretable. Y después suspiró abrumada.— Ni siquiera sé dónde voy a dormir.
—¿Eso es una insinuación, asesora?—se colocó más cerca de ella, Sam puso los ojos en blanco y trató de estirar su camiseta de Jack Daniel's (irónico que la llevase) antes de empezar a andar.
—Helten vendrá a buscarme, respira tranquilo.— se quedó en la puerta, el clima de allí engañaba, cuando el sol se fue la temperatura había bajado notablemente.
—Helten es... ¿tu novio?— ella asintió sin dudarlo dos veces, solo evitaría problemas.— Ten.— se quitó la chaqueta de cuero y la dejó sobre sus hombros.
—Gracias... Slash.— le hubiese gustado rechazarla pero tenía la piel de gallina.
—Quiero que sepas que me tomo esto en serio.— ella alzó una ceja incrédula.— Me gusta la fiesta, pero sé tocar... espera un segundo.— en menos de un minuto volvió con una guitarra Gibson en la mano.— Te lo demostraré.
Y sí que lo demostró, interpretó Every rose has it's thorne, de Poison sin un solo fallo.
—Increíble.— murmuró incapaz de negar el talento, sin duda era el guitarrista que mejor tocaba borracho que Sam vería en su vida.
—¿Verdad? Y ese cabrón de Bret me rechazó.— rió acercándose a ella.— ¿Ya has entrado en calor?— metió los brazos por debajo de la chaqueta para rodearla, su contacto era gélido.
—Si tienes frío te la devuelvo.— dijo empezando a quitársela.
—No, no.— murmuró subiendo la cremallera hasta arriba.— Las damas primero.
Se separaron abruptamente al oír un claxon.
—Ese debe ser Helten.— dijo antes de besarle como despedida e ir hasta el coche.
—Lo has vuelto a hacer.— rió Helten cuando ella entró al cálido vehículo.— Te has despedido besándole en la boca.— le llevó unos segundos darse cuenta del fallo.
—No...— se tapó la cara avergonzada, se le había quedado aquella costumbre gracias a su abuela Katia (que era rusa). A partir de este momento se produjo un silencio incómodo de unos veinte minutos.
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Asesora de Guns'n'Roses
FanficGudville es un pequeño pueblo que nadie conoce, un lugar donde aman a Dios y sueñan con quemar brujas. Pero Sam, una de sus habitantes (la oveja negra del rebaño) no está contenta y quiere abrirles los ojos a los demás, para ello no hay mejor medio...