Sé que con otras yo me he equivocado

1.1K 138 25
                                    

Esta noche se realiza el musical de nuestro colegio y Simón, Isaza y yo estamos en la zona backstage, donde preparamos todo para la actuación. Isa está ocupado con afinar su guitarra, atento a los sonidos con una expresión concentrada en su cara. El ruido de la acumulación de un motón de voces penetra a través del telón inmenso y de las paredes. Para aumentar el ambiente estresante aún más, parece como si cada segundo un actor corriera por la habitación con tanta prisa que no pudiera esperar ni un momentito más. Simón acaba de ponerse el saco negro de su traje y después de unos segundos nota que lo estoy observando. Me mira con una sonrisa y se me acerca.

"Tu camisa..." susurra cerca de mi cara y señala a mi camisa blanca, que me he puesto rápidamente en un momento en el que no mucha gente haya podido verme.

"¿Qué?" pregunto confundido y observo mi camisa en busca de algunas manchas.

"Villamil, abrocha tu camisa correctamente, porfa, hay muchos espectadores," me pide una compañera de clase que pasa por delante de mí en camino a la agrupación de actores. Ahora noto que he saltado el cuarto ojal desde arriba cuando la abroché.

"Los botones," repite Simón con una risita y sigue la chica con su mirada. "Ella te ha gustado hace tiempo, ¿no?" me pregunta con un tono irónico en su voz.

"Uff..." contesto yo. "Es una chica." Simón sonríe sobre mi respuesta con esta sonrisa que hace que las rosas florezcan en primavera. Quiero besarle a Simón, a esos labios perfectos, pero no me lo atrevo acá, así que tengo que contentarme con sólo admirarle. "Ya no me gustan las chicas," añado riendo.

"A mí tampoco," responde mi novio y se acerca aún más a mí, que me hace echar un vistazo a mi alrededor para asegurar que no haya nadie mirándonos. Simón lo nota, me toma en el hombro como un amigo y me dirige hacia un rincón de la zona backstage, donde estamos bastante escondidos.

"Déjame ayudarte con esto," dice seductoramente y empieza a desabotonar mi camisa desde arriba lentamente, manteniendo una mirada fija en mis ojos. Aunque sólo tenga que desabotonar los cuatro primeros botones, sigue con los demás y con una respiración más rápida cada segundo. Veo esos ojos oscuros, llenos de amor, deseo y una lujuria ardiendo. No puedo contener un suspiro cuando Simón roza mi pecho desnudo suavemente con un dedo cuando desabotona el siguiente botón. Estoy incapaz de reprimirlo. De repente, cojo sus manos y así detengo su movimiento. Siguiendo con admirar sus ojos, lentamente las coloco en mi pecho con las palmas tocando mi piel completamente. Su piel en la mía.

"Te amo," susurra con los ojos cerrados y empieza a acariciar me piel con sus dedos, acercándose a mi boca. Con los labios temblando, exhalo e inhalo el aire caliente entre nosotros antes de capturar los labios de Simón en un beso, mostrándole cuánto le deseo con cada célula de mi cuerpo. Todavía siento una de sus manos en mi pecho con un calor como si me estuviera quemando. La otra Simón coloca en mi cintura, pegando nuestras caderas a sí mismos. Mientras nuestras lenguas juegan, manoseo la pajarita de Simón fuertemente, casi abriéndola, y sigo deslizando mis manos hasta su nuca, jalándole aún más cerca para saborearle completamente. Bajo mis manos hasta sus nalgas, provocando una sonrisa suya en el beso.

"¿Han visto mi púa, chicos?" Súbitamente oigo la voz de Isaza y nos separamos con la velocidad de luz. Él aparece en nuestra vista y se detiene abruptamente cuando nos ve. La mano de Simón todavía colocada en mi pecho desnudo y su corbatín desarreglado son demasiado evidencia de lo que acaba de pasar. "¿En un teatro, perros? ¿En serio?" nos pregunta Isaza con una expresión divertida en su rostro.

Simón retira su mano y yo intento abrochar mi camisa correctamente, mientras Isaza nos observa con una sonrisa pintada en la boca. Siento el calor subiendo hasta mis mejillas. "No... no hemos hecho nada," mienta Simón y se aclara la garganta, arreglando su corbatín.

"Sí, claro," dice Isaza sarcásticamente y la situación se convierte aún más rara porque nos miramos callados en un silencio desagradable. Isa inhala profundamente, bate sus palmas y finalmente rompe el silencio. "Bueno, ¿alguien de ustedes ha visto mi púa?"

"No, lo siento," contesta Simón y yo niego con la cabeza.

"Entonces, no quiero molestarles más," se despide y nos abandona.

"Eso... fue tan raro," resume Simón y da media vuelta para mirarme. Nota mi camisa todavía abierta y golpea mis manos. "Déjame hacerlo," exige y lentamente abrocha mi camisa. Pasa su mano sobre mi pecho cubierto por la camisa para eludir pliegues y me pone la corbata que compramos la semana pasada. Después de un besito en mis labios dice, "Ahora estás listo para el musical, mi amor."

Amor. Soy su amor. Él es el mío. Ningún Isaza en busca por su púa y ninguna chica que me gustaba hace tiempo pueda destruir ese amor que siento por mi Monchi. Cada chica que pensaba que he querido ¿quiénes eran? No me importa, porque tengo a Simón. Sé que él es mi amor.

Y sé que con otras yo me he equivocado.

Si Tú Te VasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora