Sé que he dado contra el mundo había perdido la esperanza... (Parte 1)

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"¡Puto maricón!"

Oigo el grito antes de verle. Me volteo para ver quién es y de repente siento un golpe en mi pecho. Luis me empuja contra el casillero con una fuerza inmensa, casi quitándome la respiración. Mi espalda duele por la cerradura del casillero empujando en mi espinazo.

"¡Defiéndete, maricón! ¡Va, defiéndete!" Casi escupe en mi cara por su rabia. No sé qué he hecho mal o por qué me está golpeando, hasta que me insulta otra vez con esta palabrota insensata. "¡Defiéndete, maricón! ¿O eres demasiado débil?"

"¡No!" grito, atrapando sus muñecas e intentando liberarme de su agarre con toda mi fuerza, pero él es más fuerte. Su risa maliciosa resuena en mi cabeza y siento lágrimas quemando en mis ojos porque estoy incapaz de escaparle.

"Oh, no, ¿estás llorando, marica?" me pregunta malvadamente y me empuja con aún más fuerza contra el casillero. Ya me duele mucho, pero intento contener las lágrimas, que avanzan más y más.

"¡Para!" grito con un agarre tenaz en sus manos, todavía aspirando a liberarme. Desesperadamente le doy puntapiés fuertes, pero no se mueve. "Por favor, Luis, para, para..." le pido con un hilo de voz y un dolor intenso en mi espalda y mi pecho.

"¿Por qué debería parar? ¿Porque te duele? Me duele ver a un maricón como tú," replica y de repente me suelta.

"¡Páralo, hijo de puta!" grita Simón cuando le empuja a Luis lejos de mí y le pega en la cara. "¡No hagas daño a mi novio, cabrón!" Vuelve a pegarle con ambos puños hasta que veo que la nariz de Luis está sangrando. Gotas de su sangre se caen al suelo del pasillo de nuestro colegio. Jadeo con una respiración agotada, sentado en el piso, intentando ignorar el dolor.

"¡Va a la mierda, maricón!" ruge Luis y arroja la cabeza de Simón contra un casillero con mucha fuerza. Oigo un crujido extraño. "¡Ustedes son una deshonra para la gente!" El grito de Luis es lo último que percibo, cuando me arrastro hasta Simón, quien está tumbado en el suelo, inmóvil.

"¿Monchi?" pregunto suavemente. Él no se mueve, ni siquiera sus ojos cerrados se abren. Noto un pequeño corriente de sangre deslizando por su sien. "¿Monchi?" repito su nombre. No recibo una reacción. "¿Simón?" Nada. "¿¡Simón!?" grito desesperadamente. Tomo su pulso, pero no siento nada. "¡Simón! ¡Contéstame!" Él no contesta. Ya no puedo contener mis lágrimas que ahora deslizan sin parar sobre mis mejillas. "¡Simón!" Le beso una y otra vez, pero no responde. "¡SIMÓN!" Sacudo su cuerpo fuertemente, esperando que se despierte.

Pero no se despierta.

De repente oigo pasos detrás de mi espalda y doy media vuelta. "No me lo arrepiento," dice Luis antes de levantar el brazo y pegarme en la cabeza con toda su fuerza.

Mi vista se vuelve negra.

Si Tú Te VasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora