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   Al salir del instituto me encontré a los chicos esperándome al lado de las bicis

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   Al salir del instituto me encontré a los chicos esperándome al lado de las bicis.

   —¿Dónde te habías metido esta vez, no te habrás vuelto a abrir la cabeza? —reí por el regaño de Stan, pero él iba muy en serio.

   —Estoy bien, no seas gruñón —apreté sus mejillas cómo si fuese una abuelita. Suspiró rendido y yo agarré su mano entre las mías. —Ya, Stan. No te preocupes tanto por mí, no soy una muñequita frágil, sé cuidarme. Además, soy mayor que tú.

   —Y yo más alto —alzó la barbilla altivo y yo levanté una ceja divertida.

   —Y yo más sexy —todos miramos a Richie. —¿Qué? No es mi problema que todos seáis unos vírgenes —se encogió de hombros.

   —Eres más virgen que todos nosotros juntos —se burló Eddie.

   —Tu madre no decía lo mismo ayer —reímos por la estúpida broma de Tozier y nos montamos en las bicis para volver a casa.

   —¿Haremos algo esta tarde? —preguntó Richie.

   —Y-yo tengo de-deberes q-que ha-hacer —dijo Bill, Eddie y Stan asintieron, asumiendo que harían lo mismo.

   —¿Morgan? —dijo el de gafas con algo de esperanza.

   —Uhm, lo siento, tenía pensado hacer algo esta tarde... —me dio pena decirle que no, pero quería solucionar algo antes. —Pero te prometo que mañana iremos a donde quieras, ¿verdad, chicos? —todos contestaron afirmativamente cómo si de un grupo militar se tratase.

   En la siguiente calle cada uno se fue por su lado, yo me mantuve unas cuantas calles más pedaleando al lado de Bill, ya que nuestras casas quedan relativamente cerca. Nos despedimos en el siguiente cruce y dos minutos después ya me encontraba en mi casa.

   —¡Ya estoy aquí! —grité al entrar y tiré mi mochila a un lado.

   —Hola, cielo. Estoy en la cocina —dijo mi madre de vuelta. —¿Cómo te ha ido? —preguntó cuando ya me encontraba delante de ella.

   —Bien... —me ajusté la gorra inconscientemente. —Oye, mamá...Quería preguntarte algo.

   —Dime, cariño. ¿Pasa algo? —dejó los papeles que estaba revisando sobre la mesa y se quitó las gafas prestándome atención.

   —Quería saber... —dudé un poco. —Quería saber si conoces a la familia Hockstetter.

   —Hockstetter... —lo pensó durante un momento. —Si no recuerdo mal, la dueña de la peluquería del pueblo se llama así. ¿Por qué lo preguntas, quieres cortarte el pelo?

   —Uhm, no ahora mismo. Hoy en la escuela su hijo ha... tenido un "accidente" y quería saber si estaba bien —me rasqué la nuca. —Aish, no importa —intenté escabullirme escaleras arriba, pero mamá no me lo permitió.

Happy Summer, Morgan! | 𝐏𝐚𝐭𝐫𝐢𝐜𝐤 𝐇𝐨𝐜𝐤𝐬𝐭𝐞𝐭𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora