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pausada
Morgan Baker regresa a Derry después de muchos años, tras la repentina desaparición de su prima. Ella solo esperaba pasar el verano más aburrido de su vida, pero no podía estar más equivocada, ya que todo se volvería un nudo de problem...
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Una de las mayores olas de calor que jamás había golpeado el pueblo de Derry se mantuvo durante toda la semana, haciendo insoportable el siquiera poner un pie fuera de casa. La sensación de cansancio que el sol producía era horrible, sin mencionar lo rápido que comenzábamos a sudar, nada más pasar unos minutos fuera de la sombra.
El timbre de la casa sonó y solté un bufido al levantarme sin ganas del sofá, donde estaba sentada frente al ventilador. Al abrir la puerta todo rastro de fastidio se desvaneció de mis facciones al encontrarme con el oficial Bowers y otros dos agentes frente a mí. No es que hubiese hecho nada malo, pero la mera presencia de la policía siempre me había producido un nudo de inseguridad en el estómago. Irónico si piensas que son los que nos deben proteger.
—¿Están tus padres en casa? —preguntó en tono suave el que parecía más joven de los tres.
—¡Mamá! —llamé girándome levemente hacia mis espaldas, hacia la cocina más concretamente, todavía sin abrir la puerta del todo.
—¿Qué pasa, cielo? —preguntó acercándose hacia la entrada de la casa, mientras se sacaba sus gafas de lectura. Su semblante cambió en cuanto vio a los hombres uniformados y aceleró su paso—. ¿Ocurre algo?
Miré una última vez a Óscar Bowers, quien parecía demasiado concentrado en las vigas del porche como para si quiera hacer su trabajo. Le dirigí una mueca de asco en cuanto olí la peste a alcohol que desprendía, ni siquiera eran las tres de la tarde.
—Queríamos hablarle sobre el caso de Jessica Moore —respondió de manera amable el chico, mientras se quitaba la gorra—. Conocemos la situación de su hermana, así que pensamos que sería mejor hablarlo con usted. ¿Podemos pasar?
—Sí, claro... Adelante —mi madre titubeó un poco, pero finalmente se apartó hacia un lateral, dejando la puerta libre para que los tres agentes se adentrasen en la casa—. Disculpen todo esto, estaba arreglando papeleo del trabajo —se excusó con una sonrisa educada mientras apilaba un montón de folios y carpetas beige y las retiraba de la mesa del comedor.
Los cuatro adultos se sentaron a la mesa, mientras yo me quedé en la barra de la cocina, sentada en uno de los taburetes, escuchando con algo de distancia.
—¿Está ella aquí? —preguntó Bowers en referencia a mi tía, mientras observaba la estancia recostado en una silla, pasando su mano derecha por su barba de tres días.
—No, mi marido se la ha llevado a comprar—respondió con suvidad mi madre, llevándose ambas manos sobre su regazo, entrelazándolas—. Dice que ir al supermercado la relaja, ella sigue comprando las cosas que le gustaban a Jessica...
—Mejor —la interrumpió con desdén.
Tras un carraspeo por parte del policía que aún no había dicho palabra el mismo añadió—: Queríamos comunicarle que el departamento de policía de Derry ha decidido archivar su caso-