Capítulo Seis.

6.9K 457 86
                                    

(4x18)

Los hombres de Aelle no duraron ni cinco minutos. Fue una batalla divertida, no sé, me reí más de lo que grité.

Y pronto ya traíamos al Rey arrastrando con el carro de Ivar. Yo lo picoteaba con la espada de vez en cuanto, divertida.

En cuanto llegamos, Ivar detuvo el carruaje, Bjorn desató al hombre y le ordenó que le dijese dónde falleció Ragnar y al no contestar, Bjorn lo golpeó y ahora sí Aelle aceptó.

Y ahí vamos todos, atrás de él y Floki, quien lo mantiene cautivo.

Nos guió a unas trampillas de madera en el suelo, y que al abrirse, mostraban un gran agujero.

—Aquí es donde mataron a nuestro padre.—dijo Ivar, no sé si triste o enojado.

—Como gruñirán los cerditos, cuando se enteren cómo sufrió el viejo jabalí.—repitió Bjorn, supongo una de las últimas palabras de Ragnar.

—¿Cuánto oro y plata quieren para perdonarme la vida?—preguntó Aelle totalmente asustado, casi haciéndose en los pantalones, ya de percató de que no tiene escapatoria, y de que aquí acaba su vida. No vivirá una batalla más.—Digan su precio. Lo que sea, ¡lo que sea!

—Te equivocas.—dijo Ivar aún sin mirar a Aelle.—Mi padre valía mucho más que el oro y plata.—dijo y lo miró, y puedo ver en su mirada, cómo está realmente enfurecido.—Ese no es el precio que debes pagar.

Floki tomó a Aelle de la camisa, y lo hizo hincarse en el suelo, mientras que no dejaba de temblar.

—Me han dicho que tu dios era un carpintero.—dijo Floki, enojado también.—¿Adivina qué? Yo también lo soy.

(+16)

Floki clavó las manos de Aelle a un tronco, con clavos. Bjorn rompió la camisa del hombre por la espalda, y se acercó al cuchillo que había estado en el fuego hasta ahora, y se lo encajó en la espada, haciéndolo gritar por estar al rojo vivo. Comenzó a deslizarlo en él y después separó su piel con las manos, vi que Ubbe tomaba su hacha y no estaba segura de querer ver esto.

Ivar veía con gusto la cara de sufrimiento de Aelle incluso se arrastró a él para verlo de más cerca, pero no estoy segura de poder soportar ver lo que le hacen, así que simplemente miraba el suelo. Los gritos de Aelle me daban escalofríos, y su sangre empapaba mi rostro como lluvia de verano. Sufre y me alegro un poco por ello, pero no se merece menos. Mató a un gran hombre, debe sufrir un gran castigo.

(...)

Al amanecer, levantaron el tronco en el que Aelle estaba clavado, haciéndolo ver, como un águila con sus alas desplegadas, en este caso, su piel.

El rostro de todos estaba cubierto de abundante sangre, y hasta ahora cuando el sol se asoma, puedo notarlo. Como también puedo notar, que nadie será el mismo después de este momento.

Llegamos más rápido de lo que creí al lugar donde descansaríamos un poco, Mercia.

—Me da la impresión de que los sajones son tan tímidos como mujeres asustadas.—comentó Ivar sobre las experiencias recién vividas.—Con corazones débiles. No creo que nos causen problemas.

—No sabes suficiente, Ivar.—dijo Bjorn, como siempre, jodiendo a Ivar, tratando de mostrar lo superior que es.—No has visto lo suficiente, son hombres valientes. He peleado contra ellos, tú no.

—Solo veo lo que mis ojos me muestran, Bjorn. Y lo que veo es gente temerosa corriendo. Veo su débil Dios huyendo de nuestros dioses.

—Solo por esta vez, ¿por qué no escuchas a tu sabio hermano mayor?—le cuestionó Ubbe entregándole un vaso con bebida, que a su vez, Ivar me dio a mí.—Estos que corren no son guerreros. No son los que se quedarán a pelear para defender a su reino.

¿Por qué con él?| Ivar Ragnarsson y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora