Capítulo Doce.

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Por la mañana, supimos que Hvitserk y Ubbe se habían ido a intentar hacer un arreglo con los sajones, pero al juzgar por lo demacrados que quedaron sus rostros, supongo que no les fue bien.

—Bienvenidos de vuelta, hermanos.—les dijo Ivar.—Se ven sedientos. ¿Tienen sed?

—Sé que no se debe decir "Se los dije".—comenté, sintiendo un poquitito de lástima por ellos.—Pero se los dije.—varios rieron por mí.

—Chicos, fuimos a...

—No, deja que adivinemos.—Ivar interrumpió a Ubbe y su explicación.—Trataron de llegar a un acuerdo con los sajones. Y ellos les dijeron con dulces palabras.—Ivar rió divertido.—Pero claro que fueron valientes. Se defendieron. Se defendieron. No les dejaron salirse con la suya.

—Yo solo trataba...—comenzaba a decir Ubbe, pero de nuevo, Ivar lo interrumpió.

—¡Te equivocaste! Se mostraron débiles. Los dos tienen suerte de estar vivos. Y ahora, por fin llegó el momento de que me reconozcan como legítimo líder, y a _____ como mi segunda al mando del Gran Ejército.

Ubbe se paró de la silla, para caminar a nosotros.

—Como tu hermano mayor...

—No eres mi hermano mayor Ubbe.—le recordé.

—Como una persona más grande que tú_____  y como tu hermano mayor, Ivar. No aceptaré eso.—dijo Ubbe, y Ivar sonrió molesto.—En todo caso sería un incumplimiento del deber. Después de todo, ¿no tiene que ser alguien responsable del cuidado de nuestro pueblo?

—No me parece que lo hayan cuidado bien.

—No pueden...—nos iba a reclamar Ubbe, pero Ivar y yo estábamos más ocupados dándole órdenes a uno de nuestros hombres más fieles.—Ivar, _____. Ivaaar. ¡_____!

—¡Qué!—le grité en respuesta, mientras que el hombre seguía nuestras órdenes.

—No pueden seguir luchando en Inglaterra sin Hvitserk y yo.—nos prohibió.

—Yo creo que encontrarán que más de nuestros guerreros y escuderas quieren pelear con nosotros.—comenté tranquila.—que ir a cultivar con ustedes dos

—¿Verdad?—preguntó Ivar a los guerreros,  y asintieron.

—Entonces Hvitserk y yo volveremos mañana a Kattegat con nuestras fuerzas.

—Si esa es tu decisión...—dijo Ivar, importándole un comino.

Ubbe se dio la vuelta con la mirada triste, para comenzar a caminar a la salida, con Hvitserk siguiéndolo, pero a medio camino paró y giró a vernos.—Nuestro padre hubiera estado muy decepcionado de ustedes, por desgarrar y separar la familia.

—No lo creo.—dijo Ivar, y realmente no le importa que sus hermanos se marchen.

(...)

Ya estaban montados en sus barcos, varios hombres decidieron irse con ellos, pero la gran mayoría se quedó con nosotros.

—Mírense. Tratando de huir para evitar su vergüenza. Deben sentir vergüenza de que nadie los acompañe. ¿Y eso por qué? Yo no lo entiendo, ¿y ustedes? ¡Ubbe! ¡Nadie está contigo! Todos están con nosotros.—gritó Ivar, y todos los guerreros tras de nosotros gritaron a favor.

Hvitserk volteó a vernos, especialmente a Ivar, Karl y a mí. Miró de nuevo a Ubbe, suspiró y caminó a la orilla del barco, y se bajó a nuestra tierra, decidiendose por estar aquí finalmente.

Se paró a nuestro lado y le revolvió el cabello a Karl. Hvitserk se queda con nosotros, eligió sabiamente. No estoy diciendo que Ubbe sea mal guerrero o mal partido, pero no hay mejor lugar que en nuestro ejército.

¿Por qué con él?| Ivar Ragnarsson y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora