Andrew
Las sombras de los arboles pasan a mi lado a gran velocidad. Corro, cada vez más y más profundo dentro del bosque. Mi destino es el lugar de donde se emitió la alerta del ataque de los novicios.
La tierra se cuela entre mis cuatro patas y la suave brisa choca contra mi pelaje. Es increíble que estar en mi forma de lobo pueda llegar a darme una sensación tan grande de libertad. Solo somos yo y la naturaleza; nadie para rendirle cuentas.
Pero este no es el caso. Toda mi atención está puesta en el altercado que sucedió hace poco. El problema con esos intrusos no me deja disfrutar correr por el bosque como lo hago siempre.
Olfateo el aire -claro que uso mis sentido más desarrollados de lo usual-, me concentro en en percibir el olor a sangre y muerte que desprenden esas miserables criaturas, para poder llegar al lugar exacto en donde se encuentran. El beta que nos llamo para avisarnos sobre la emergencia dijo que los novicios atacaron cerca de la frontera norte, pero no el lugar exacto. Además los intrusos siguen avanzando, así que ya deben estar alejados de allí.
Su desagradable y característico olor llega rápido a mis fosas nasales, no por nada soy un gran rastreador. Ya teniendo una idea más precisa de a dónde debemos ir, aumento mi velocidad para llegar allí pronto.
Pero, sin darme cuenta, termino por dejar atrás a Evans. Él corre con más fuerza hasta quedar a mi lado otra vez.
-«Hombre, sé que es una emergencia, pero no deberías tratar de hacer esto solo. Puede ser peligroso». -Me recuerda el beta a mi lado.
Evans utiliza la conexión mental que los lobos compartimos con los miembros de nuestra manada, pero solo es cuando estamos en nuestra forma animal.
-«Ya tuvimos importantes perdidas. No permitiré que el resto de la manada sea afectada» -respondo entre gruñidos-. «Se perdió una vida; nada la podrá devolverla su familia».
Cuando comenzamos a corre a la frontera norte, luego de salir de casa, Robert -un beta de menor rango y el hombre que llamó a Evans-, nos informó que los novicios asesinaron a una joven mujer y que ahora están en dirección al poblado donde viven las personas de la manada.
-«Está bien, pero no hagas una locura. Y recuerda que yo te cuido la espalda, cabeza hueca». -Me asegura. Como siempre, tengo el apoyo de Evans.
Nos aproximamos al lugar del ataque; ahora también puedo sentir el olor de mis hombres. Parece ser que tienen rodeados a los novicios; el olor a lobo cubre un poco el de nuestros intrusos, pero no lo suficiente como para opacarlo por completo. No los han matado porque esperan que yo llegue y dé mi veredicto sobre qué hacer con los vampiros intrusos.
Acabarlos. Hay que matarlos antes de que vuelvan a atacar.
El que haya asesinado a esa pobre mujer será el primero en morir. ¿Acaso esos monstruos jamás se cansan? Este es el quinto ataque en lo que va de mes, y junto con la víctima del día de hoy, ya murieron cuatro personas. No puedo permitir que esto ocurra de nuevo. No en mi maldito territorio.
Los vampiros atacan y matan todo lo que le les cruza por delante, no les importa el daño que hacen ni a quién se lo causan. Pero los idiotas que se atrevieron a meterse con nosotros hoy, van a aprender que si cazas a un lobo, la manada entera te cazará a ti.
Detengo mis pasos al darme cuenta de que ya hemos llegado al origen de ese repugnante olor. Y tenia razón al pensar que los novicios se habían desplazado del lugar de donde se emitió la alarma; estamos a unos dos quilómetros de la frontera norte. Mis hombres lograron contenerlos los suficiente como para evitar que llegaran a la manada, por desgracia fue luego de que cobraran una vida inocente.
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Mi Pequeño Vampiro
LobisomemAndrew es el alfa de una de la manadas más poderosas del mundo. Es despiadado, frío, serio y no siente remordimiento a la hora de matar. El siente odio y cierto rencor hacia los vampiros, y no solo por su naturaleza, sino que también por una traged...