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Para mayores de 18. Daddy kink. (Ya dije porque lo pongo jaja).

El castaño abrió lentamente las cortinas, haciendo que la luz del exterior entrase, alumbrando toda la habitación de Jung Kook. Sonrió al ver el cuerpo del menor recostado delicadamente sobre el colchón, enredado en las suaves sábanas blancas. Se veía realmente como un pequeño e indefenso niño. Él sabía que el azabache no había dormido por todo un día, así que estaba feliz de que pudiera descansar un poco. Se encargó, también, de decirle a Ji Min que Jung Kook se tomaría el día para descansar, a lo cual dijo que no había problema, que le diría al manager que estaba enfermo.

Caminó hacia la cama, solo para ver más de cerca el cuerpo del menor. La camisa turquesa de Tae Hyung estaba tirada en el piso de la habitación, por lo que simplemente estaba con su ropa interior. De verdad no podía creer que un chico tan lindo como lo era Jung Kook sea su novio.

Se mordió el labio inferior y caminó hacia el baño, planeando tomar una ducha rápida, la cual no tomo más de cinco minutos. Se cambió con unos pantalones cortos hasta la rodilla negros y una remera holgada; ropa de entre casa. No planeaba salir de la casa hoy, ya que consentiría a su bebé todo lo que pudiese.

Sabía que no estuvo comiendo muy bien estás ultimas semanas, y, según lo que Ji Min le dijo, era porque su comeback estaba a la vuelta de la esquina. Eso explica el porqué se desmayó en el baño del restaurante, pero no el porqué había vomitado aquel día. Suspiró al llegar a la cocina.

No sabía cocinar muy bien, solo lo básico y lo que su madre le había enseñado. Ya le había hecho una vez el desayuno al menor, y habían sido un par de tostadas con mermelada y un jugo de naranja, nada especial. Por lo que ahora, planeaba hacer algo mejor para el menor. Tal vez unos huevos revueltos con bacon y tostadas funcionaría. También le prepararía un café cortado, para así despertar un poco a Jung Kook.

Se acercó a la heladera, sacando los huevos y el bacon, apoyándolos sobre la isla de mármol en el centro. Rebuscó por los muebles de la cocina el pan, encontrando una bolsa cerrada de pan integral. Agarró una sartén y le puse aceite, esperando a que se calentara un poco, para luego poner el bacon. Los mezcló un poco para que estuvieran cocinados y, cuando ya estuvieran listos, los puso en un par de platos blancos de porcelana. Sin apagar las llamas, rompió los huevos y tiro su contenido dentro, haciendo los huevos revueltos. También los puso en los platos.

Antes de eso, había encendido la cafetera para ya tener las bebidas listas. Les agregó un poco de leche y lo puso en unas tazas también blancas. Llevó todo a la mesa del comedor y lo acomodó, esperando a la llegada del menor. Mientras tanto, empezó a comer lo suyo, sabiendo que Jung Kook, tal vez, no despierte aún.

Ayer no puedo hacerlo con Jung Kook ya que este se había dormido. Y no lo culpaba. Debía estar realmente cansado como para dormirse cuando a penas estaban empezando. Pero hoy, cuando terminaran de desayunar y, si el menor quería, de hablar, lo haría con él. Quería probar uno de sus fetiches. Quería saber cómo se sentía golpearle las nalgas a alguien.

Por otro lado, en la habitación, Jung Kook ya estaba abriendo sus rasgados ojos, intentando acostumbrarse a la intrusa luz. Parpadeó un par de veces y se sentó, mirando a su costado, donde tendría que estar Tae Hyung, pero no estaba ahí acostado a su lado. Se estiró, elevando sus brazos y dejando que un bostezo se escape de sus labios. Se sentía bien haber dormido.

Acarició su pecho y se dio cuenta que la camisa de Tae no estaba en su cuerpo, así que la buscó con la mirada, encontrándola en el piso, justo a su lado. La agarró y se la puso, dejándola abierta. Planeaba tomar una ducha, pero el olor a comida lo detuvo. Su estómago crujió por el hambre que tenía. No había comida nada en horas, y no estuvo comiendo para nada bien últimamente. Así que salió de la habitación a paso rápido, yendo hacia la cocina.

¿Quién eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora