Seis.

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Aquella mañana el joven Katsuki estaba algo nervioso, pues solo faltaban horas para que tenga su primer "clase ayuda" de cara a rendir un examen. Claro que los nervios no eran por el estudio, o no del todo, sino que eran porque la mencionada clase sería nada mas ni nada menos que en la casa de Victor.


De solo pensar que estaría con el ruso a solas, le hacía dudar de su concentración para con el estudio. Si bien Yuri no podía decir que Victor le gustaba, sí le parecía guapo, amable, simpático, guapo, divertido, inteligente y guapo... Ok, tal vez si le gustaba un poco. Pero, vamos ¿Cómo podría gustarle alguien que apenas conoce?


Tener que hacerse esa pregunta lo ponía incómodo. El japones no era de las personas que le prestaba atención a eso de "si te gusta alguien". Claro que había estado en alguna relación casual, incluso tuvo una confusión de amor amistad con su amigo pero nunca había perdido la cabeza por nadie. Pero Nikiforov lo inquietaba incluso desde antes de hablarle, de cuando sus miradas se cruzaban en el bus. 


Por esa razón aquella mañana llamó a Phichit para invitarlo a almorzar, ya que su hermana Mari iría a casa de su novio por ser fin de semana y Yuri debía hablar con alguien para distraerse.


Japones y Tailandes estaban desplomados en el sillón de la sala, con las piernas estiradas sobre una mesa ratona. Ambos con celular en mano, buscando el numero de alguna casa de comida para no tener que cocinar. Aunque a decir verdad, Yuri tenía muy poco apetito desde que reprobó aquel parcial.


—¿A qué hora debes estar en la casa? ¿O te pasa a buscar?— Pregunta el moreno sin despegar la vista de su teléfono. 


—Tengo que ir a las cuatro de la tarde.— Contestó de un suspiro el pelinegro.


—O sea que ya sabes donde vive.— Afirmó el amigo con un tono cantadito.


—Me mandó anoche la ubicación por WhatsApp.— Contó Yuri, quien había encontrado el número de una pizzeria cercana. Por ser fin de semana, se daba el día libre para comer algo no tan sano como acostumbraba. Sí, Yuri era alguien que cuidaba su alimentación.


—Espera ¿¡Se mensajean!?— Ahora mas entusiasmado el tailandes mira a su amigo con grandes ojos. 


—Solo desde anoche. Hablamos hasta la medianoche.— Al decir eso, una sonrisa se dibujó en el rostro del nipon. —Hablamos de la universidad, me recomendó cursar algunas materias con ciertos profesores. ¡Tiene un perro! Se llama Makachin, mira...—


Phichit notó el cambio en su amigo al hablar de aquel ruso, iba a acotar algo pero Yuri bajó las piernas de la mesa ratona y buscó algo en su celular. Se le acercó un poco mas y le mostró una foto que Victor le había mandado.

 Se le acercó un poco mas y le mostró una foto que Victor le había mandado

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El chico del bus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora