—¿Qué es lo que pretendes, Potter? —espetó Draco.
—Lo único que quiero es la verdad. ¿Que tan díficil puede ser decirme si sientes algo o no?
—Lo que yo siento por ti no te importa. No va a cambiar en nada, nosotros seguiremos siendo lo que somos hasta ahora.
—Pero es que no me sale fingir que no pasó nada.
—Joder, Potter. ¿Por qué no puedes, simplemente, olvidarlo?
—¡Porque me gustas, Draco! Me gustas hace tiempo, y esto es importante para mí. Todo este tiempo he creído que no pasaría nada entre nosotros.
—Nada va a pasar entre nosotros —declaró entre dientes.
—No seas tan cobarde. Sé que también sientes algo por mí.
—¿Cómo podría sentir algo por ti si tú eres... tan...
Potter no le dio tiempo a seguir hablando, porque lo interrumpió con un beso. A los segundos, Draco reaccionó y lo empujó.
—¡No me obligues a lastimarte, Potter! Por Merlín, alguien podría habernos visto.
Harry sonrió.
Él sí siente cosas por mí, pero no quiere que nadie lo descubra.
—Podemos ir a algún lado donde nadie nos vea, si quieres.
—Cállate, eres insoportable. Me iré —Malfoy se encaminó hacia el castillo.
—¡Que no se entere tu padre, por favor! —Dijo Harry riendo. Rápidamente Draco se dio vuelta con la varita en mano.
—¡Expulso!
Al ver como Harry se caía hacia atrás, fue Draco quien rió.
—Lo siento, Potter.
Draco no se quedó esperando que el chico se levantara, siguió su camino extrañamente feliz.
—Mierda —murmuró Harry, intentando levantarse. Vio la silueta de Malfoy, alejándose, y sonrió.
Harry creía que Draco le correspondía, así que, se prometió así mismo, que no se iba a dar por vencido. No iba a dejar perder la oportunidad de tener a Draco Malfoy en su vida.
Sin embargo, sintió algo de miedo al pensar en sus amigos, Ron no aceptaría aquella relación. Hermione quizás sí, aunque primero lo taladraría con preguntas y sermones, pero después lo aceptaría y lo ayudaría con frases filosóficas para que Ron también acepte a Draco.
De camino a la sala común de Gryffindor, Harry no dejaba de imaginar la futuro relación.
—¿Qué te ha dicho? —preguntó Ron, quien estaba esperando en la puerta, junto al cuadro de la Dama Gorda.
—Hemos estado hablando...
—¿Sobre qué? —entraron a la sala común y se dirigieron al cuarto.
—Oye, Ron, ¿tú has hablado con Hermione? —preguntó para evadir el tema. Ron se puso colorado.
—He intentado... pero bueno, tú sabes como es ella.
—¿Te has disculpado?
—¿Disculparme, Harry? Es ella la que siempre comienza las peleas. Ella debería disculparse por entrometida.
—Vamos, Ron. ¿Por qué eres así? Hermione te gust...
—¡Harry! —Ron se puso aún más colorado. Harry rió.
—Ella también gusta de ti. Es raro... pero hacen linda pareja.
—¿Y qué hay de ti con Cho?
—Ah, sí. Pues... ¿sabes? Creo que ya no me gusta.
Ron puso los ojos en blanco y gruñó.
—Harry, no puede ser que todos los meses te guste alguien diferente.
—Es que... —se puso incómodo, y buscó en su bolsillo, una bolsita de grageas de todos los sabores —aún no encuentro a la persona indicada.
—¿A la persona indicada? Harry, por Merlín, creo que las grageas te están haciendo mal —dijo tomando el paquete de Harry —. Yo me encargo de ellas.
[...]
Durante la clase de Encantamientos, Harry notó que Draco no dejaba de mirarlo, pero que apenas cruzaban las miradas, Draco la corría rápidamente, como si no estuviera mirándolo a él.
En una de esas tantas miradas escurridizas, Harry alzó sus cejas. Y Draco, está vez, le mantuvo la mirada, y Harry detectó que no había oscuridad, lo que lo puso muy contento, porque Draco solía mirarlo con una mirada frívola.
Aunque Harry quería acercarse a Draco, él siempre estaba con Crabbe y Goyle. Las únicas veces que lo encontraba solo era en la Biblioteca, pero últimamente Hermione merodeaba por allí mucho más tiempo de lo normal. Se le ocurrió que lo mejor sería que se lo "cruzara de casualidad", durante el camino que tomaba Draco para ir a la Biblioteca.
—Hola, Draco.
Draco frenó y se lo quedó mirando un par de segundos.
—Bueno, veo que ya conoces mis horarios.
—¿Qué dices? —preguntó Harry asombrado.
—Me has estado siguiendo. Me he dado cuenta y no te he dicho nada porque bueno, te entiendo, soy Draco Malfoy —sonrió con arrogancia —. Quieres verme a toda hora, necesitas saber que estoy haciendo.
Draco retomó su camino, y Harry carcajeando quizás de una forma exagerada, se puso a su lado.
—No eres tan especial.
—¿Y por qué sigues al lado mío? Ve para donde ibas, Potter. ¿O es que venías hacia mí?
—Eres un idiota.
—Sin embargo, sigues a mi lado. Y te recuerdo que la semana pasada me has dicho que te gusto, y eso nunca lo olvidaré. Ya no puedes negar que viniste a verme.
—Ya quisieras que esté tan pendiente de ti.
—En fin... vete, porque no quiero que me vean con un ser tan repugnante como tú.
—Já, eso en realidad es lo que te gustaría sentir —Harry tomó la mano de Draco, que éste, rápidamente apartó.
—Deja de acosarme, que seas Harry Potter no te garantiza que quiera estar contigo —aseguró Draco, molesto.
—Pero soy el elegido —dijo Harry bromeando. Draco paró en seco y lo miró negando con la cabeza.
—No juegues con eso, no es divertido.
—¡Qué tierno, Draco! —exclamó llevándose las manos a su pecho. Draco gruñó.
—No se puede hablar contigo.
—¡Harry! —llamó Ron, quien se apareció desde uno de los pasillos llegando a la Biblioteca —¿Está molestándote?
Al instante, como por inercia, Draco arrugó la nariz.
—Weasley —dijo Draco —, mejor controla a tu amigo, que es él quien no me deja tranquilo.
Ron lo miró con fastidio.
—Vete al diablo, Malfoy —espetó Harry.
Harry y Ron tomaron otro camino, y mientras caminaban, Harry se volteó para mirarlo. Draco le sonrió.
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El arte de mentir || Drarry
FanfictionPara Draco Malfoy es difícil aceptar que una persona completamente ajena a su mundo, pueda hacerlo tan feliz. Y que esa persona sea, nada más ni nada menos, que Harry Potter. || Historia corta. || Todos los personajes y la ambientación pertenecen...