Capítulo 10

5.2K 665 76
                                    

 Draco, entiendo que hemos tomado caminos diferentes. Me cuesta un poco entenderte a ti, sobre todo porque tú nunca me dices realmente las cosas como son. Aunque parecías bastante sincero cuando me dijiste que lo mejor iba a ser que no nos viéramos más. Este año no nos vamos a volver a ver, porque yo no volveré a Hogwarts ya que tengo algo que cumplir. Para serte sincero, Draco, tengo miedo. 

No estoy seguro de lo que me espera, menos lo que te espera a ti. Pero espero que al volver, todo esto haya terminado. 

Realmente deseo estar de vuelta contigo, porque sé que una parte de ti, no quiere esto que estás haciendo. Te quiero, Draco, aunque hayas tomado el camino hacia mi muerte. Y sé, aunque ahora no vayas a admitirlo, que también me quieres. 

Seré siempre tuyo. 

Harry Potter.


Sea lo que sea que vas a hacer, ten mucho cuidado. 

 Harry dobló el mensaje de Draco y lo guardó junto a las anteriores cartas. Le hubiera gustado que Draco se expresara un poco más, aunque se conformaba con que no haya negado que sí lo quería. 

[...]

Fragmento sacado de Las Reliquias de la Muerte, capítulo 36.

—Mi señor, permítame...

—No necesito ayuda —le espetó Voldemort con frialdad. Aunque no podía verla, Harry imaginó a Bellatrix retirando una solícita mano —. El chico... ¿ha muerto? 

  Se hizo un silencio absoluto en el claro. Nadie se acercó a Harry, pero él percibía sus miradas, que parecían aplastarlo aún más contra el suelo. Temió que se le moviera un dedo o un párpado. 

—Tú —indicó Voldemort, y hubo un estallido y un ligero grito de dolor —, examínalo y dime si está muerto. 

 Harry ignoraba a quién había dado esa orden. No tenía más remedio que quedarse allí tendido, con el corazón palpitándole y amenazando con traicionarlo, y dejar que lo examinaran. No obstante, lo consoló (aunque fuera un pobre consuelo) saber que Voldemort no se atrevía a acercarse a él, porque sospechaba que no todo había salido según sus previsiones...

 Unas manos más suaves de lo que suponía le tocaron la cara, le levantaron un párpado, se deslizaron bajo su camisa hasta el pecho y le buscaron el pulso. Oyó la rápida respiración de la mujer, y su largo cabello le hizo cosquillas en la cara. Harry sabía que ella le detectaba los fuertes latidos de la vida en el pecho. 

—¿Está Draco vivo? ¿Está en el castillo? —le susurró muy quedamente la mujer, rozándole la oreja con los labios, al tiempo que su larga melena ocultaba la cara de Harry a los curiosos. 

—Sí —musitó el muchacho. 

 Notó cómo la mano que ella le había posado en el pecho se contraía, clavándole las uñas. Entonces retiró la mano y se incorporó. 

—¡Está muerto! —anunció Narcissa Malfoy a los demás. 

  Todos soltaron gritos y exclamaciones de triunfo y dieron contundentes patadas en el suelo. Aunque mantenía los ojos cerrados, Harry vislumbró destellos rojos y plateados de celebración. Y mientras seguía así, fingiendo estar muerto, lo entendió: Narcissa sabía que la única manera de que le permitieran entrar en Hogwarts y buscar a su hijo era formando parte del ejército conquistador. Ya no le importaba que Voldemort ganara o no. 

*

—¡Nooooo! 

—¡Harry! ¡Harry! —gritaban Ron, Hermione y Ginny. 

Draco se asomó entre el gentío para ver lo que sucedía, aunque con los gritos desgarradores podía adivinarlo. 

Hagrid llevaba un bulto en sus brazos, y se podía ver el sufrimiento del guardabosques. 

—¡¡Silencio!! —bramó Voldemort. Hubo un estallido y destello de brillante luz, y todos obedecieron a la fuerza —. ¡Todo ha terminado! ¡Ponlo en el suelo, Hagrid, a mis pies, que es donde le corresponde estar!

El corazón de Draco se encogió; todo su mundo se había terminado de desvanecer. Volvió a meterse dentro del castillo, y algunos lo miraban asustados, otros confundidos. 

Ahora todo acabó. 

Comenzó a correr hacia el cuarto de Harry, quería estar a solas imaginando qué hubiera pasado si Harry hubiera sobrevivido, ¿cómo sería la vida junto a él sin ser un mortífago? 

 A los diez minutos, afuera del castillo se escucharon gritos, destellos, golpes. Seguramente Voldemort estaba matando a aquellos que se interponían ante él. 

Por favor, no hagan ninguna locura. Deseó pensando en Hermione y Ron. 

Más tarde, escuchó pasos de personas que corrían entrando a la sala común de Gryffindor, pero no le importó. No se intentó ocultar, le daba igual si era alguien que podría matarlo. 

—¡Draco, hijo! 

 Eran sus padres. Narcissa corrió hacia él y lo abrazó fuertemente. Lucius respiró aliviado llevándose una mano al pecho, y cuando abrazó a su hijo, Draco sintió una leve pizca de resentimiento. 

—Estoy bien, mamá. 

—Nos hemos llevado un susto de muerte, hijo —dijo Lucius, que comenzó a llorar —. Lo siento tanto, no debí darte esta vida. 

 Draco sintió que todos los pedazos rotos que tenía como corazón, se empezaron a romper aún más y se derrumbó en lágrimas. 

—No saldremos a luchar, Draco, nos quedaremos aquí. 

—¿Aún no termina la batalla? —preguntó confundido, su padre sacudió la cabeza, y su madre estaba secándose las lágrimas con un paño que siempre llevaba con ella, respiró hondo y habló. 

—Harry no murió, hijo. 

 Draco creyó ver una pequeña sonrisa en el rostro de su madre. 

—¿Cómo que no? Yo lo he visto en los brazos de Hagrid. 

—Todos lo hemos visto —dijo Lucius —, pero él no murió. El Señor Tenebroso no lo mató. Y ahora se está desatando una gue...

 —¿¡Harry está ahí afuera!? ¿¡Peleando con él!? ¡Mamá no puedo quedarme acá! 

 Draco comenzó a correr pero su padre lo tomó fuerte del brazo. 

—¡Draco! ¡Te quedarás acá! Harry sabe defenderse solo, tú no arriesgarás tu vida. 

—¡No quiero dejarlo solo! —chilló, y se sintió tan estúpido intentando luchar contra el agarre de su padre, que terminó desistiendo y llorando en sus brazos, mientras Narcissa acariciaba su cabeza. 

—Perdóname, Draco, siempre quise lo mejor para ti. 

[...]

 Voldemort estaba muerto; lo mató su propio maleficio. Y ahora que todo había acabado, Draco sintió un miedo terrible, ¿iría a Azkaban? 

 Pero Harry Potter dijo que los Malfoy debían quedar libres, porque aun mortífagos, no lucharon con Voldemort, sino que decidieron darle la espalda, y además, Narcissa no lo había delatado cuando fingió estar muerto. 

 Al enterarse de eso, Draco sintió una felicidad máxima; su madre había ayudado a Harry.

 Así que estaban los tres juntos, de vuelta en la Mansión Malfoy. Ésta ya no era la misma, sus padres decidieron hacerle unos retoques, para olvidar aquellas reuniones con los mortífagos y con Voldemort. 




El arte de mentir || DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora