Capítulo 4

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—Sangre sucia —espetó Draco, cuando Hermione estaba intentando defender a Ron. 

—¡Malfoy! —gritó Harry —¿Por qué no empiezas por tratar bien a mis amigos?

Draco lo miró con su mirada sombría.

—No me amenaces, Potter. No eres nadie para hacerlo.

Crabbe y Goyle no dejaban de reírse.

—Si no soy nadie deja de molestarnos.

Malfoy miró por encima del hombro de Harry, y su cara se transformó. Parecía realmente asustado.

—Dem... dem —intentó decir —¡Dementores! —gritó señalando hacia el cielo.

Harry se volteó horrorizado, con la varita en mano, pero al percatarse que era broma de Draco, se sintió dolido. Draco solía molestarlo con los dementores cuando aún no había nada entre ellos, porque él sabía el miedo que Harry les había tomado a esas criaturas.

Draco aún se reía cuando notó que Hermione se le estaba acercando realmente furiosa.

—No... —apuntó con su varita en la barbilla de Draco —vuelvas a molestar a ninguno de nosotros. Sé muchas cosas sobre ti.

Draco asustado, miró a Harry.

¿Qué le has dicho? 

 Hermione apretó la varita en la barbilla de Draco. 

—¿Escuchaste, Malfoy? —acotó Ron detrás de Hermione. Draco asintió, asustado. 

[...]

 Semanas más tarde

 Harry estaba acostado sobre el pecho de Draco, se habían metido en la Sala Multipropósitos, con la intención de tener una habitación dónde nadie los moleste y tengan privacidad por más de veinte minutos. 

—No pretendo apurarte —comentó Harry —pero, ¿cuándo me dejarás que se lo cuente a Ron y Hermione? Ellos son mis mejores amigos, necesito que lo sepan. 

—¿Para qué? Las cosas funcionan mejor cuando no le dices a nadie. 

—Draco... me gustaría que ellos lo sepan. 

—Aún no, espera un poco más. 

—¿Y mientras tanto te seguirás peleando con ellos? 

—Es que es complicado no hacerlo —sonrió —. A veces extraño las peleas contigo. 

 Harry lo miró con el ceño fruncido. 

—Yo sin duda prefiero esto. Me gusta este Draco Malfoy. 

—Por Merlín...

—¿De esto se enterará tu padre? 

 Draco gruñó. 

—Ya deja de burlarme con eso. Y no, desde luego, no se enterará. Hay cosas que mejor no decirle.

—¿Por qué? ¿Qué pasaría se le dijeras al señor Malfoy que sales conmigo? 

 Draco se puso serio. 

—Harry, ¿por qué quieres contárselo a todo el mundo? Entiendo que soy Draco, el chico más guapo de todo el mundo, tanto mágico como muggle, y me quieres presumir pero...

 Harry soltó una carcajada y le dejó un suave beso en el cuello. 

—Eres increíble. 

—Enserio, aún no es momento de contárselo a nadie. Si quieres... puedes decírselo a Granger. Pero no confío en Weasley. 

—No, tú no quieres, no se lo diré hasta que te sientas preparado.

 Draco sonrió y acarició el rostro de su novio. 

Quizás nunca llegue ese momento, Harry. 

—Me gusta estar contigo —confesó Harry. 

—Lo sé. 

—Eres el peor.

 Draco soltó una sonora carcajada, y besó a Harry en los labios, y el beso, lentamente, iba subiendo de nivel. Iba cambiando el ambiente. 

Harry se puso a horcajadas de Draco, y besó su cuello, mientras el rubio le acariciaba la espalda e iba bajando hacia el trasero. 

 Pero ninguno de los dos fue más allá. Aunque a Harry le hubiera gustado, Draco terminó cortando el suceso, parándose y comentando algunos tontos detalles que tenía la habitación. Aquello puso algo incómodo a Harry, pero a fin de cuentas, su novio solía ser así. 

—Tendremos que irnos —comentó Harry, observando un viejo reloj que había sobre la mesa de luz. 

—Sí. Pero podremos volver aquí, ¿cierto? Es genial este lugar, nadie nos puede molestar. 

—Claro, aunque quizás los tontos de Crabbe y Goyle no te preguntarán dónde has estado, o es fácil engañarlos. Pero créeme, no es tan fácil engañar a Ron, me llenará de preguntas.

—¿No es fácil engañarlo? —preguntó riendo —¿A Weasley?

—Oye, no te metas con Ron. Mejor mira a tus amigos. 

—Oh, descuida, creo que Crabbe y Goyle son más estúpidos que Weasley. 

 Harry sonrió. Se colocó la túnica y guardó su varita (que la tenía guardada bajo la almohada) en su bolsillo. 

—Incluso con ese estúpido uniforme te ves lindo —dijo Draco. 

—Ni hablar tú con el de Slytherin... Te miras como el típico chico malo, con ese cabello rubio y esa sonrisa burlona. 

 Draco rió, y se acercó a Harry para tomarlo de la cintura. 

—Te quiero, Harry Potter. 

 Harry sintió el cosquilleo en su estómago. 

—Te quiero. 

—No me gusta ser así, tú serás el único que me conocerá así de estúpido. Ya parezco un muggle, por Dios —dijo bromeando.






El arte de mentir || DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora