Alex y yo nos acercamos lentamente a la ventana, afinando nuestros oídos para intentar captar algo del interior. Pero nada. A pesar de que había luz dentro nada más nos indicaba que hubiese alguien más aparte de nosotras.
_ ¿Y si es alguien que se ha dejado la linterna encendida? _ Intenté dar respuesta a todo aquello.
_ Que yo sepa nadie más conoce la existencia de esta cabaña.
_ Pues si nadie más la conoce, está claro que el que está dentro debe ser alguien que conozcamos.
Alex me indicó con el dedo que guardara silencio y se acercó a una de las ventanas. Las cortinas cubrían prácticamente todo y solo se podía ver el interior desde una pequeña rendija.
Las dos nos asomamos con sumo cuidado, y la luz cálida de la linterna alumbraba prácticamente toda la pequeña y vetusta estancia. No se oía nada, no se veía nada, no había humo saliendo de la chimenea.
_ No creo que haya nadie dentro.
_ Yo creo que sí_ Dijo Alex señalándome con el dedo una parte de la cocina_ ¿Ves aquella sombra? Se acaba de mover.
Yo me quedé mirándola por un segundo y tenía razón. No se podía ver con mucha claridad, porque prácticamente todo era sombra allá dentro, pero sí, sin lugar a duda, algo se ha movido.
_ ¿Un animal?
_ No lo creo_ Dijo Alex levantando el palo y acercándose a la puerta_ Pero ahora vamos a descubrirlo.
Con la otra mano agarró la mía, y el frio de ésta me trajo de golpe a la realidad.
_ Espera_ Susurré_ ¿Qué pasa si es el asesino?
Alex no me miró y continuó hacía la puerta.
_ También puede ser Rafa_ Me devolvió al mismo volumen.
_ ¿Y si no lo es? _ Me frené.
Alex al fin se detuvo y se dirigió a mí. Parecía que al fin me había escuchado o que al menos estaba dispuesta a hacerlo.
_ Tal vez tengas razón, es demasiado riesgo después de lo que ha pasado.
Una voz llamó nuestra atención después de tanto silencio. Venía de dentro de la casa y nos era conocida.
_ ¿Por qué haces esto? _ Preguntó.
Pero nadie le devolvía la respuesta.
_ ¡Es mi hermano!_ Dijo Alex
Y olvidando toda nuestra charla anterior abrió la puerta quedando expuesto todo el interior a nuestra vista.
_ ¿Qué está pasando aquí? _ Preguntó Alex mirando toda la escena.
En una de las sillas se encontraba Rafa, estaba atado y su mirada era directa hacía nosotras. Ya no nos miraba con rabia, ni con asco, ni con rencor, había sentimientos que en aquel momento sobraban, o al menos apuntaban hacía otra dirección. Y al fondo de la pequeña casa, casi cubierta por las sombras había otra persona, que envuelta en la oscuridad aun no podía ver quien era.
Alex y yo empuñamos fuerte los palos en dirección a esa persona.
_ ¿Quién eres? _ Intenté preguntar con la mayor tranquilidad posible, aunque la voz me temblaba fruto del miedo y del frío que hacía en aquella cabaña.
La persona del fondo no dijo nada, pero dando unos leves pasos hacía la luz se descubrió ante nosotras.
_ ¿Manu?
Seguía sin decir nada. Su aspecto era desaliñado, tenía el pelo sucio y despeinado, su rostro estaba teñido de cenizas negras así como su ropa, o los andrajosos trapos que llevaba puesto. No se veía nada bien.
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Un maldito saco de huesos
Teen FictionNunca pensó que un centro de rehabilitación de enfermedades psicológicas perdido en las afueras de un recóndito pueblucho pudiera llenarla de sensaciones nuevas y hacerla sentir viva de nuevo. Dos opciones, una decisión correcta ¿Será su cabeza la q...