-Stephen justamente el hombre que estaba buscando. Dijo Robert ni bien lo vio entrar al despacho. Le entregó una copa y lo invitó a sentarse.
-Pasa algo malo? Preguntó
- Malo es que algunos sean tan idiotas que piensen que daré la mano de mi hermana a cualquiera que venga a pedirla. Espetó furioso.
Stephen se tenso ante el comentario, no era una buena forma de iniciar la conversación que tenía en mente.
-Te puedes creer que han venido hoy dos segundos hijos de condes y un barón? Estoy cansado de repetir mi negativa. La única propuesta mínimamente aceptable que hubo hasta hoy fue la de un marqués pero igual la rechacé porque este era demasiado viejo. Además le prometí a Rose que tendría en cuenta sus sentimientos, aunque a la luz de los últimos acontecimientos respecto al francés no sé si confiar mucho en ella.
- Exactamente cuál son tus expectativas respecto al futuro marido de Rose. Preguntó Stephen aparentando poco interés.
- Debe ser por lo menos un conde, no debe necesitar la dote, sus finanzas deben estar en orden, y su reputación debe darme un indicio de que respetará a mi hermana.
Robert lo tenía todo pensado se dijo, de las condiciones dichas el cumplía con la mayoría. Era un duque, no necesitaba la dote y sus finanzas eran prósperas, el problema radicaba en su reputación. Respiró profundo para darse valor y expresar sus intenciones.
- Sé que te debo estar aburriendo viejo amigo pero si no es contigo con quién, James está descartado no se desprende de Lady Enma desde que le dio la noticia de la inminente llegada de un heredero. Continuó Robert.
- No sabía eso. Todo está bien?
- A mí me lo dijo hace unos días en el club donde nos encontramos por unos minutos. Todo está bien sólo es James siendo empalagoso con su esposa, ya los viste la última ves. Dónde has estado? pensé que ahora que llegaste a Londres nos reuniríamos más.
Stephen se dijo que debía conversar con James quizá le pediría unos consejos después de todo se había casado con Lady Enma una mujer que antes lo odiaba.
- Stephen estás escuchándome?
- Lo siento me distraje pensando en James y Lady Enma, aun no me hago a la idea —haciendo una pausa para tomar de su bebida continuó —Estuve ocupándome de unos asuntos que no podía eludir, pero tengo intención de participar de la temporada así que me verás más seguido.
- A que te refieres con que participarás de la temporada? Preguntó extrañado Robert.
Stephen vio su oportunidad.
- Exactamente por eso vine a verte, tengo intención de cortejar...
- Alto. Cómo cortejar? Pero si cuando regresaste y me encontraste a mí a punto de casarme y a James ya casado nos sermoneaste y te encargaste de enumerar las razones por las que es mala idea el matrimonio. Te recuerdo que me felicitaste cuando me dejaron plantado.
Stephen se había quedado con todas las palabras que quería decir y supo que su pedido no iba a ser bien recibido.
- Robert como te iba diciendo, yo...
Justo en ese momento la puerta del despacho se abrió dando paso a un James muy feliz.
- Vaya no pensaba encontrar a ambos, pero así mejor. Hace cuánto no nos reunimos?
- Y desde cuando tienes tiempo para los amigos James? Le increpó Robert
- Enma me ha pedido, más bien me ha exigido que la deje en paz y que iría sola a uno de sus reuniones de té, justamente en casa de tu madre Stephen, así que vine a visitar a un amigo.
-Gracias por tu deferencia para con nosotros. Respondió irónico Robert.
- Cómo estás Stephen? Están tú y Robert ultimando detalles para una nueva juerga?
- Nueva juerga? Nuestro buen amigo Stephen me estaba contando de su intención de cortejar a alguien. Respondió Robert.
La mirada sorprendida de James era impagable. Si las circunstancias fueran otras se habría reído.
- Quién es la afortunada? La conocemos? Preguntó James
- Aún no me lo ha dicho, estábamos en eso cuando llegaste.
Stephen pensó que su suerte no podía ser peor. Intentaba tener una conversación tranquila y todos lo interrumpían.
Robert y James esperaban sus respuestas y ante el silencio de Stephen las miradas se tornaron serias.
- Robert es de ese tema que deseo hablar pero debo hacerlo en privado contigo. Dijo muy serio
Ante su respuesta lo miraron extrañados pero pudo ver el momento exacto en que Robert intuyó el nombre de la dama a quien quería cortejar.
-Me retiro entonces. James dio una mirada intencionada a Stephen.
-No te muevas James — Robert rodeó su escritorio y enfrentó a Stephen — quién es la dama Stephen?
Dejando su bebida en la mesa cercana miró a los ojos de Robert con la clara intención de mostrarle que no se dejaría intimidar.
- La razón por la que estoy aquí es para solicitar tu consentimiento a un cortejo formal a Lady Rose, tu hermana.
El golpe que recibió no lo vió venir y lo dejó tambaleándose, estaba seguro tendría el pómulo morado para el día siguiente.
James había tomado a Robert reteniéndolo a duras penas.
- Elije tu padrino Rickford, dije que retaría a duelo a cualquier sinvergüenza que se atreviera a intentar seducir a mi hermana.
-Robert tranquilízate, estás hablando de Stephen, no creo que sus intenciones sean ...
La defensa de James quedó interrumpida por la mirada furiosa que Robert le dedicó.
- Mis intenciones son casarme con ella aquí no hay seducción. Afirmó tajante.
- Para que cuando te canses de ella la dejes en el campo y la conviertas en el hazmerreír de todas las chismosas de la sociedad? Nunca.
- Entiendo tu negativa pues conoces mi pasado de primera mano, pero por eso mismo te doy mi palabra eso nunca sucederá. Mis intensiones son serias, mi respeto y cuidado hacia Lady Rose están asegurados.
- No vas a embaucarme con palabras, el duelo sigue en pie. James serás mi padrino?
- Acepta James, yo tengo quien sea mi padrino, perdona por ponerte en esta disyuntiva.
- A primera sangre, el duelo será con espadas y lo ganará el que hiera primero a su oponente.Dijo James.
En ese momento fueron interrumpidos por Lady Violet y Lady Rose, iban vestidas para salir. Todos voltearon a verlas e hicieron los saludos respectivos.
-Íbamos camino a casa de la duquesa viuda, su madre Su Excelencia, y escuché unos gritos que provenían de aquí. Pasa algo malo? Preguntó Lady Violet.
Stephen vio como Rose miraba todo intrigada; esperaba que Robert no dijera nada, no quería mostrarle sus intenciones tan rápido. Además estaba la opción que ella lo rechazara de plano, había sido clara su búsqueda de amor y era claro que no estaba enamorada de él.
- No pasa nada mamá, hace mucho que no nos reuníamos y nos enfrascados en una discusión sobre una carrera de caballos. No interrumpan sus actividades por nosotros.
- Se quedarán a cenar? Volvió a preguntar Lady Violet
-No—se apresuró a decir Robert— Stephen tiene asuntos que atender. Y James debe volver con su querida esposa. Agregó.
- Sería un honor para mí acompañarlas hasta su carruaje. Dijo Stephen ganándose una mirada de reproche de Robert y por primera vez no le importó lo que pensara. A quien tenía que convencer del matrimonio sería a Rose, lo haría poco a poco y al final lograría su objetivo. Al ver la sonrisa complacida de Lady Violet pudo darse cuenta que ahí podía tener un aliado. No era el sueño de toda madre cazar un duque para su hija?
- Caballeros, me despido. Espero una nota con los pormenores de nuestro próximo encuentro.
Se acercó ofreciendo un brazo a cada dama, quienes aceptaron gustosas y salió con ellas del despacho. Se sentía liberado, había aclarado sus intenciones a Robert, él había reaccionado como se esperaba retándolo, ahora nada se interpondría entre él y Rose.
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Casi perfecta
Historical FictionLord Stephen Rickford duque de Sunderland ha regresado a Londres después de dos años viajando en el continente, al llegar se da con la sorpresa que de sus dos grandes amigos uno esta felizmente casado y el otro a punto de hacerlo,aunque este último...