Capítulo 19

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Stephen al llegar al baile había buscado inmediatamente a su dama de ojos verdes y al encontrarla rodeada de los pretendientes habituales se dijo que hoy sería el día para declarar sus intenciones. Sin embargo al acercarse se dio cuenta de la mirada perdida y falta de atención de su Rose a todo lo que pasaba a su alrededor.
- ¿ Se encuentra usted bien Lady Rose?
- Yo... Su excelencia, discúlpeme no estaba prestando atención. ¿Acaba de llegar?
- Acabo de llegar no tiene que disculparce ¿Me permitiría su compañía? Podríamos pasear por el salón. Me parece que no está disfrutando el baile.

Rose lo observó y asintió para luego tomar el brazo que le ofrecía. Con unas educadas palabras se despidieron de sus acompañantes y empezaron una caminata por el amplio salón. Stephen localizó a Lady Violet quien conversaba con otras damas pero los seguía con la mirada desde donde se encontraba. La saludó con un movimiento de cabeza desde esa distancia y llevó a Rose a una zona donde pudieran conversar.

- Puedo notar su mejoría su excelencia, no pude enterarme de su estado más allá de las pocas palabras que Robert dedicó al tema. ¿Está totalmente recuperado?
- Me encuentro mejor, pasé unos días en casa sin apenas mover mi brazo con la vigilancia estricta de mi ayuda de cámara. No era nada de cuidado le aseguro. ¿Desea un refresco? Podemos sentarnos en esas sillas junto a la mesa así podría comentarme qué le pasa.

- Me encantaría un refresco — le dijo Rose con una pequeña sonrisa.

Pronto estuvieron sentados con vasos de refrescos y unos pastelillos. Sería una escena graciosa si la viera como espectador. Un consumado libertino intentando pasar por honorable caballero junto a una perfecta dama de la sociedad y en edad casadera, estaba seguro mañana aparecerían en alguna columna de chismes.

- Entonces ¿qué es lo que la perturba Lady Rose? No estaba prestando atención a nada a su alrededor.

Stephen sabía que Rose podía pedirle que se ocupara de sus propios asuntos, de una manera educada por supuesto, pero el quería saber qué le pasaba y ayudarla de cualquier forma para poder ver su sonrisa y sus ojos llenos de ilusión. Estaba perdido comenzaba a pensar como poeta.

- No estaba prestando atención es cierto, mis pensamientos estaban en una vorágine — tomando una respiración profunda Rose lo miró directo a los ojos dejándolo estupefacto con la determinación que vio en ella — Hoy fui a la casa de acogida que tiene como patrocinadoras a su madre la duquesa viuda, Lady Enma y Lady Grace condesa de Desmond, debo decir que fue un golpe estar ahí, mi vida ha estado demasiado protegida me temo. Ver a todos esos niños y niñas me ha hecho darme cuenta de lo afortunada que soy pero también me he dado cuenta que debo hacer algo. Aún no sé qué exactamente. Eso es lo que me tenía tan distraída. Me siento además como si les estuviera fallando a aquellas niñas que hoy miraron mi vestido con adoración cuando no se le podría comparar con el que tengo ahora puesto. Yo estoy aquí en una fiesta disfrutando de manjares, bailes y compañía agradable ¿ y ellas ? Están en sus camas pensando en si tendrán ese techo que hoy las cobija en el futuro. Me siento tan superficial, lo que anhelaba más que nada de esta temporada era encontrar a alguien que me amara y vivir feliz para siempre formando mi propia familia. Eso es lo primero que voy a cambiar me concentraré en estos niños, siento que es mi deber y me olvidaré de estos sueños locos de buscar amor. La temporada está por terminar y yo ya tuve mi lección en ese aspecto. Usted mismo fue testigo de eso.

Rose tomó un sorbo de su limonada y él se sentía caer en un agujero. Su rostro debió mostrar algún indicio de su malestar porque Rose cambió su expresión y aclarándose la garganta comenzó a disculparse.

- Lo estoy aburriendo con mi parloteo, lo siento excelencia.
- No, no de ninguna manera. Estoy asombrado con su decisión de no buscar esposo. Eso es todo. Yo... ¿Está segura? Sé que la casa de acogida es importante para mí madre y sus amigas no sabía que usted estuviera tan involucrada en esa empresa. Es realmente encomiable su preocupación, sin embargo, no debería dejar de lado su futuro por ello.
- Lo mismo dijo su madre.
- ¿En serio?
- Si ella también piensa que debo casarme primero, inclusive a sugerido que tiene algunos pretendientes adecuados para mí. Imagínese.
Stephen no se podía creer que su madre estuviera ejerciendo de casamentera con Rose. Tendría que hablar con ella pronto.
- ¿Y usted le ha dicho que no está de acuerdo?
-Tenía que decírselo, no me casaré apresuradamente quiero enamorarme pero este no es el momento. Tampoco estoy tan vieja. Y Robert estará encantado cuando se lo diga aunque mi madre no tanto.
Stephen sentía que seguía callendo en el agujero. Aquí estaba él intentando cortejar a una dama a la que parecía no afectarle en lo más mínimo y para colmo de males había tomado la decisión de no casarse. Esto sólo podía ser un castigo por tantos años de libertinaje. No importaba él iba a salir victorioso iba a cortejar, enamorar y finalmente casar con su dama de ojos verdes costara lo que costara.

- ¿Y exactamente qué papel juega usted en la asociación de mi madre?

- Yo aún estoy pensando la forma en que puedo ayudar, tengo muchas ideas, pero no quiero estorbar en la labor de cada una de las patrocinadoras. Como usted debe saber su madre es la cabeza visible pero no sólo eso, es la encargada de formar los planes de cada año para lograr el financiamiento de la casa. Enma es la soñadora siempre ideando formas para ayudar a los niños y niñas, fue ella quien lo inició todo y se preocupa de cada nuevo ingreso en la casa. Y Lady Grace es la encargada de la administración general de la casa. Todas tienen un papel y yo quiero ser de ayuda. Hoy me han explicado a grandes rasgos el funcionamiento y los planes a futuro de la casa y quiero ser parte de ello.

Stephen miraba encandilado a Rose mientras ella hablaba emocionada obviamente enamorada de la casa de acogida. Al contrario de lo que Rose creía no estaba enterado de lo que hacía su madre, lo único que sabía él era que parte de la asignación de su madre se destinaba a esa casa.
- ¿Usted conoce a alguien en el parlamento que se ocupe de éstas causas?
Ahora sintió que luego de tanto caer por un agujero el impacto del golpe lo fulminaba. ¿Cómo decirle que en su vida había visitado dos veces el parlamento y en ninguna de ellas había hecho algo de provecho? Mucho menos conocía a alguien avocado a causas como esas.

- Yo... Lo siento no conozco a nadie con esas características. Yo no voy mucho por el parlamento. — Dijo avergonzado y ver la miraba decepcionada de Rose lo quebró.

- Claro acaba de volver de su viaje y de seguro no ha tenido mucho tiempo.

- Pero puedo buscar que me presenten con la persona adecuada.

- No, no se preocupe. Debería hablar con Robert él está implicándose en el parlamento tomando el lugar de nuestro padre.

- ¿Por qué desea conocer a alguien dedicado a estas causas?

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Stephen ¿y si Rose buscaba a un esposo que le ayudara desde el parlamento con la casa de acogida? No, ella acababa de decir que no pensaba casarse.

- No lo sé exactamente pero no estaría demás conocer a alguien que promueva desde el parlamento un cambio en las vidas de esas pobres personas. En los planes que me explicaron hoy no había nada a propósito de conexiones con políticos. Pero son necesarias, no hay casas suficientes para tantas personas las cosas deben cambiar mediante las leyes.

En ese momento vio la grandeza de espíritu y la inteligencia de Rose. Para algunos una mujer debía ser lo suficiente bonita para llevarla colgada del brazo y ser una correcta anfitriona para sus fiestas. Para algunos la inteligencia en una mujer estaba sobrevalorada. Él no era uno de ellos. Ahora tenía que ser lo suficiente bueno para ella. Él se convertiría en el hombre que necesitaba y merecía.

- Permítame ayudarla. Mañana mismo iré a hablar con Robert y me lo llevaré a rastras si es necesario para presentarme a la persona adecuada.

- ¿Está seguro? No quisiera alejarlo de sus responsabilidades excelencia.

- Estoy seguro, mis responsabilidades ahora mismo no son muchas. Pero debo pedirle que deje de llamarme excelencia. Yo mismo estoy llamándola Lady Rose usando su nombre hace tiempo.

- Yo no me había dado cuenta. —El sonrojo de Rose era tierno y seductor al mismo tiempo — pero no podría llamarlo por su nombre de pila.

- Por favor, hemos pasado los momentos necesarios para llamarnos por nuestros nombres. Intenta... Stephen.

- Yo no estoy segura de que eso sea correcto.

- Rose, la he ayudado en un momento realmente inconveniente para usted y hoy me está confesando sus sueños y metas. Y soy un amigo de la familia, no olvide eso.

- De acuerdo... Stephen.

Las sensaciones que se arremolinaron en el interior de Stephen eran indescriptibles. Hace un momento estaba devastado y ahora se le presentaba un rayo de esperanza. Poniéndose de pie hizo una reverencia, estaba seguro de poder cumplir con una parte de su plan para esa noche.

- ¿Me concederías el siguiente baile Rose?

Casi perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora