Rose iba de camino al comedor pensando en los preparativos para su temporada en Londres, su presentación en sociedad y en su búsqueda del amor cuando escuchó las risas en el pasillo, al parecer su hermano había madrugado y la boda fallida había pasado al olvido.
- James no seas aguafiestas tenemos que celebrar la soltería de Robert no siempre uno tiene la suerte de que le roben a la novia. Escucho decir.
- Conmigo no cuenten les conozco bien y esa celebración seguro incluye mujeres yo estoy feliz con la mía así que paso.
-Eso es lo que le hace el matrimonio a los hombres los encadena a una mujer y los amigos se olvidan, te has salvado por poco Robert.Quién sería el tercero en esa conversación? No cabía duda que las amistades de Robert no eran las más adecuadas.
Su madre y Enma ya se encontraban desayunando, se alegraba de haber encontrado una amiga en Lady Enma a pesar de su diferencia en edades habían congeniado muy bien y estaba muy emocionada pues le había prometido ayudarle a su llegada a Londres donde era muy respetada, no conocía la historia pero sabía que se había casado enamorada y gracias a ello Lord Worth había recuperado gran parte de la influencia en la sociedad que había perdido por sus juergas y escándalos de los que intuía había formado parte también su hermano. Sonriendo las saludó y se dispuso a tomar asiento junto a Enma, en ese momento claro llegó su hermano junto a Lord Worth y otro caballero que no reconoció pero que debía ser el hombre más guapo que había conocido en su vida aunque tampoco es que conociera a muchos quizá por eso le pareció tan atractivo, pero no se podía negar que aquellos ojos azules y ese cabello rubio le hacía parecer un ángel, pero uno malvado, a leguas se le notaba que no era un santo, era de esperarse que fuera un sinvergüenza total. Con la mirada buscó a su madre y ésta le sonrió al notar su desconcierto.
- Veo que ese paseo a caballo les ha hecho bien, sus semblantes se parecen a los de unos caballeros decentes. Dijo Lady Violet
- Madre hasta tus regaños me parecen encantadores. Robert dio un beso a su madre.
-Lady Violet perdone nuestra tardanza terminamos en una carrera y luego no podíamos presentarnos en tales condiciones. Explicó Lord Worth, besando la mano de su madre se adelantó a saludar a su esposa. Enma parecía que no había visto a su marido en años.
- Buenos días Lady Violet, dijo el guapo desconocido, permitame decirle, está usted más guapa cada vez que la veo. He hizo una perfecta reverencia.
-Rickford no coquetees con mi madre, es que acaso quieres ser retado a duelo? Robert se estaba burlando eso estaba claro y a Rose no le pasó desapercibido que su madre se había ruborizado, no cabía duda ese hombre era un peligro para las buenas damas de la sociedad y su apellido le pareció conocido pero no recordaba de donde.
A continuación saludó a Enma pero no con tanta efusividad más bien un simple "Lady Worth" fue dicho. Pero quién se creía para hacerle ese desaire a su amiga. Y luego se quedó mirándola o mas bien evaluándola debía ser obvio para todos en la sala y por qué Robert no hacía las presentaciones para acabar con este incómodo momento. El tal Rickford tuvo que aclararse la garganta
- Rose te presento a un gran amigo mío Lord Rickford duque de Sunderland, Rickford te presento a mi hermana Lady Rose Hamilton.
Bueno ya sabía Rose donde había escuchado aquel nombre demasiadas columnas de chismes en torno a el y eso que había estado fuera del país.
Hizo una perfecta reverencia de acuerdo al título que con tanta ceremonia su hermano había pronunciado. Y con la más fría de sus sonrisas dijo "Encantada"
Al parecer no era la respuesta que esperaba el duque Rose pudo ver su asombro antes de que le contestara "El placer es mío"
No importaba podría ser amigo de su hermano pero ella tenía una reputación que mantener y no entablaría ninguna relación con un sirvenguenza por muy guapo que fuera.Tomaron asiento y pronto se encontraron desayunando no había duda que la relación entre Lord Rickford y Enma no era buena pero también se dio cuenta que a Lord Worth le divertía las riñas entre ellos las cuales se centraban en el comportamiento escandaloso del duque. Al parecer no era una compañía adecuada para una dama que apreciara su reputación, se enfrascaba en carreras de caballos, apostaba, y otras cosas que Enma no quiso decir pues no eran aptas para una señorita.
- Madre viajaré al sur hacia las tierras de Rickford el acaba de regresar y debe ocuparse de unos asuntos que requieren de su presencia y me ha invitado a acompañarlo han de ser unas pocas semanas. La voz de Robert la sacó de entre sus pensamientos. Rose sabía muy bien que poco tenían que ver las tierras en ese viaje. Pero debía darle crédito a su hermano por dar esa excusa a su madre para guardar las apariencias él no tenía obligación de hacerlo desde la muerte de su padre y al convertirse en conde era también el jefe de familia.
- Y vas a dejarnos solas para hacernos cargo de las amistades que preocupadas vendrán a interesarse por tu situación? Preguntó Rose. Madre aún no hemos previsto cual será nuestra respuesta oficial cuando nos interroguen por lo acontecido. Yo he pensado que podemos decir la verdad, que la pobre Harriet no hizo mas que hacerle caso a su corazón y huir con quien amaba. Reprochamos el no actuar sinceramente desde el principio claro pero cómo podríamos no comprender su corazón enamorado? Qué le parece? A mi me parece suficiente para acallar chismes malintencionados.
- Y en que parte de tu defensa aparezco yo? Tal parece que olvidas que el afectado aquí fui yo.
- Pues no lo pareces ya estás haciendo planes para irte con tu amigo el duque. Simplemente diré que saliste de viaje para... recuperarte de la decepción, tampoco queremos que parezca que eres un insensible.
Lord Worth ya no pudo más y rompió a reír. Robert parecía querer matarla con su mirada. Lady Violet tuvo que intervenir como siempre
- Rose deja en paz a tu hermano, Robert agradece a tu hermana el que se tome el tiempo de pensar en una historia tan buena.
Enma la miraba con admiración
-Querida Rose arrasarás en Londres con tu ingenio. Dime que seré de las primeras que visitarás para tomar el té, quiero tener el placer de presentarte a mis conocidos. Es tan difícil encontrar señoritas con quien entablar una conversación adecuada.
- Gracias Enma claro que la visitaré sólo espero ser del agrado de sus amistades. Respondió Rose con alegría.
- Sus amistades incluyen las mujeres más chismosas y cucufatas de Londres. Interrumpió Lord Rickford, quien había estado en silencio todo este tiempo.
- Más respeto hacia mis amistades, Lord Rickford. Contraatacó Enma.
- No estoy diciendo ninguna mentira. Y con eso Rickford se excusó y se marchó con una gran sonrisa del comedor.
- No hagas caso, aunque algunas de mis amistades si son unas chismosas, admitió Enma haciendo una mueca, pero la mayoría son buenas y muy respetadas damas.
Y continuaron haciendo planes.Stephen se encontraba en la biblioteca tomando una copa de wiski sumido en sus pensamientos, conocer a la hermana de su amigo lo había trastocado quizá fuera porque no le había sonreído como una tonta o revoloteando las pestañas cuando lo conoció, o la informalidad con la que se comportó con Robert tomándole el pelo con un duque presente en la mesa, parecía que no tenía intención de causarle una buena impresión y eso era una novedad para él. Pero Stephen sabía que lo primero que le impresionó fue su belleza porque eso es lo que era, tenia una preciosa cabellera rubia, sus ojos eran de un verde claro que lo atraparon desde un primer momento y sería uno de sus mayor atractivos en Londres estaba seguro, sus labios llenos y rosados parecían llamarlo para besarlos, definitivamente se estaba volviendo loco si Robert tan siquiera intuyera sus pensamientos le pegaría un tiro. Una sonrisa se dibujó en sus labios no cabía duda que había pasado demasiado tiempo siendo amigo de Robert, la nariz Hamilton era un razgo imposible de pasar por alto, y Lady Rose la había heredado sería obvio para cualquiera que la viera, pero no le pareció que le restara atractivo simplemente era parte de quien era. En ese momento momento vio a Lady Enma y Lady Rose salir parecía que saldrían a montar a caballo, Rose era la elegancia personificada, lo había notado desde la reverencia que le brindó como saludo, en sus modales en la mesa y ahora caminaba como una reina dirigiéndose a su montura, sonriendo al lacayo tomó las riendas y ... Esa mujer era una caja de sorpresas estaba sentada a horcajadas en su caballo! Y Lady Enma sonreía extasiada ante su osadía, ella claro estaba sentada en la silla de montar especial para las damas. No era buena idea seguir en esa casa pero ya habían acordado con Robert que partirían a la mañana siguiente sólo esperaba que el día pasara rápidamente.

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Casi perfecta
Narrativa StoricaLord Stephen Rickford duque de Sunderland ha regresado a Londres después de dos años viajando en el continente, al llegar se da con la sorpresa que de sus dos grandes amigos uno esta felizmente casado y el otro a punto de hacerlo,aunque este último...