Capítulo dos: Con el corazón partido.

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Luego de recibir a mi madre, conversar un poco y cenar, ya me encuentro acostada en mi cama. Me he duchado y avanzado un poco con mis trabajos, la tenue luz de la mesita de noche me ilumina mientras leo "Besar a un ángel" aquella novela me dejo absorta desde el primer capítulo y es ley que siga con mi breve lectura todas las noches.

Observo sorprendida mi teléfono cuando suena, la verdad es que no me suelen llegar mensajes a menudo y menos a estas horas de la noche, mientras bostezo lo desbloqueo y mi corazón da un vuelvo cuando leo que es un mensaje de Nicolás, trago saliva mientras me animo a leerlo.

"No puedo creer esto, casi lo has terminado ¿Cómo se te ha ocurrido hacer eso?"

Rasco parte de mi cuello, un tipo de angustia me ha comenzado a invadir.

"¿Hacer qué?" -Respondo acongojada.

Rápidamente se hace escuchar el tintineo de mi teléfono.

"¡Dos trabajos en un día! Has hecho demasiado, no queda casi nada por hacer... no sé qué decir a eso"

Marco la pagina en la que me he detenido del libro antes de devolverlo a mi mesa de noche, mi semblante se vuelve más oscuro, la verdad es que lo menos que he querido era hacerlo enfadar, sino todo lo contrario, sé lo que le cuesta la materia además de lo cansado que termina de sus entrenamientos.

"¿Estas enfadado?"

Dudo si enviar aquel mensaje, pero necesito saber que siente.

"¡No, claro que no! Pero has hecho demasiado... Anto, la verdad es que lo agradezco muchísimo porque me habría sido imposible hacer todo eso, pero no sé qué decir"

Sonrió ante aquella confesión, es simple lo que tiene que hacer ¿O no?

"Tengo la solución a aquello, ya que Spencer te ha dejado botado ¿Por qué el no se encarga del resto del trabajo y tu te vas a dormir?" Yo ya me encuentro acostada.

Suspiro expectante a su respuesta, la verdad es que me siento enternecida por su cierta preocupación, pero en realidad para mí no es nada.

"De aquí te puedo ver"

¡Qué! Inmediatamente mis ojos se dirigen a mi ventana, mi corazón se saldrá de la garganta si sigue latiendo de esa manera, ¿Será que me levante? Como una niña pequeña sonrió y me levanto de la cama, camino cautelosa hasta mi ventanal, puedo ver la silueta de su cuerpo que se aproxima de la misma manera hacia la suya, abrimos las cortinas y nos encontramos, ya se encuentra con sus pantalones holgados a cuadro y su camiseta de algodón color azul marino, no puedo evitar que mi boca mantenga aquella sonrisa emocionada.

Se acerca a las barandillas y yo imito su actuar, siento que mi cuerpo tiembla, pero no necesariamente es por el frio.

- ¿Cómo sigue tu mejilla? -Su boca forma un mohín.

- ¿Ah? -Mi mano inconsciente se dirige hacia el lugar golpeado -Ah, eso, la verdad es que no fue nada, ya no me duele.

-Antonia -Suspira- No sé que hacer por el favor que me has hecho.

-No me molesta ayudarte, tonto, sé lo cansado que llegas de tus practicas y de lo difícil que son para ti las clases del señor Damson, y bueno... Spencer no ayuda mucho ¿Le has dicho que lo termine?

-Algo que haga el maldito ¿No crees?

No puedo evitar reírme y el sentimiento de felicidad aumenta en cuanto oigo su risa.

-Nico, voy a ayudarte en lo que pueda, incluso, me he levantado de mi cama reparadora solamente para hablar cara a cara contigo... pensé que estarías enojado.

¿Sólo una amistad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora